La Atenas Suramericana, otrora centro de cultura y tertulia, de grandes decisiones políticas, donde el tamal y el chocolate mandaban la parada, el civismo y la urbanidad eran los imperantes, la zanahoria era la guía de la vida; con grandes alcaldes de la talla de Fernando Mazuera Villegas, Augusto Ramirez Ocampo, Jaime Castro Castro, Antanas Mockus Sivickas y Enrique Peñalosa Londoño, 2600 metros más cerca de las estrellas, los astros, el mundo (con un espectacular Festival Iberoamericano de Teatro, gracias al tezón de Fanny Mickey y Anamarta de Pizarro), cuando el futbol era digno de mostrarse, donde Santafé y Millonarios eran respetados; su Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible fuese motivo de envidia en muchas partes, con grandes humedales (sometidos hoy a las aberraciones politiqueras), era un honor ser rolo o bogotano (así fuese por adopción). Hoy en día, cuando se ven los tristes desplazados llegando las afueras como carne para líderes inescrupulosos, donde su sistema de transporte padece el cáncer de la inefectividad, las barras bravas hacen de las suyas, su gobierno de turno en un afán egocentrista no escucha (al contrario, censura para calmar el ego de Don Gustavo y Don Hollman, director del canal capital de televisión y potencial candidato a la alcaldía (una especie de Pachito Santos de izquierda), no hay derecho), se ha visto sacudida por dos acontecimientos de gran importancia; uno bueno y otro muy molesto.
Empezando
por el bueno, la ciudad fue seleccionada como sede de los Diálogos
Preparatorios de la Cumbre de Río + 20, es
la primera vez en muchos años (no se veía algo así desde que Cartagena acogió
el Congreso Mundial del Habitat, hace 25 años aproximadamente), un evento
de grandes magnitudes y virtudes a nivel ambiental y sostenible. Vendrán
expertos en la materia, para mencionar a Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York (EEUU);
Kadir Topbas, actual alcalde de Estambul (Turquía) y Presidente de la Red
Mundial de Ciudades, Gobiernos Locales y Regionales – CGLU y Nikhil Seth,
Director de la División de Desarrollo Sostenible (UNDESA) (Bogota Bureau),
mejor dicho, no es cualquier recocha, es algo que puede cambiar la vida de los
habitantes del distrito, si son acogidas con total respeto (algo que parece
estar embolatado en la Bogotá Humana), del diez al doce del mes próximo se
hablará de un modo de vida amable en el mundo; que podría darle un giro a
Colombia en materia de energías alternativas (algo que hace mucha falta gracias
a la ultradependencia de torres de energía, víctimas de las aficiones
inadmisibles de grupos al margen de la ley); donde se podría despetrolizar el
panorama económico e industrial de la república del sagrado corazón; es la
primera vez que se hablaría de la necesidad de Conciencia Ambiental.
¿Cómo se
define este acontecimiento? En la página web de Ecodes se puede leer lo
siguiente: “Es un encuentro de Alto Nivel
que reunirá Jefes de Estado y de gobierno u otros representantes y focalizada
en un documento político, que actualmente está en fase de negociación bajo el
título “El futuro que queremos”. El objetivo de la Conferencia es lograr un
compromiso político renovado para el desarrollo sostenible, evaluar el progreso
hasta la fecha y las lagunas existentes en la aplicación de los resultados de
las principales cumbres sobre desarrollo sostenible, y abordar los desafíos
nuevos y emergentes. La Conferencia está centrada en dos temas: Economía
verde en el
contexto del desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza; y el marco
institucional necesario
para el desarrollo sostenible”. En Bogotá se darán las pautas para que
los Jefes de Estado del mundo, reflexionen sobre la situación ambiental y
sostenible, y propongan (así sea en el papel) soluciones para un mejor
bienestar. Unos dirán que solo es un preparatorio, pero miren la magnitud del
evento; puede cambiar la visión de la ciudad, si es que su gobierno asimila
bien lo que le digan.
Pasando
a la parte molesta, la Administración Distrital, en una de sus habituales
medidas sin planear y según como amanezca el ego del nuevo mejor amiguis de
Bacatá y Juampa (de esta alianza aún no ha salido nada bueno para la Villa
Cachaca, ¿qué pasa?), tal vez por ganar adeptos con miras a las elecciones
regionales del año entrante, decretó extender la rumba hasta las seis de la
mañana de los días sábados y domingos (arrancando los viernes). Los
propietarios de bares y demás están brincando de la dicha sobre la medida, por
el momento, los ingresos aumentan a corto plazo; pero no saben que a mediano y largo podrían venirse el aumento de
egresos con las trepadas de servicios públicos, impuestos comerciales y
prediales, cargas laborales correspondientes, así como el aumento de la
inseguridad, que afecta a todos por igual. Ni que decir de los daños
ambientales que se han generado por esta alcaldada, donde se podrían mencionar
la reducción de calidad de vida de los habitantes de las zonas autorizadas para
estas fiesticas, la extinción de pequeñas aves que aún subsisten en la urbe,
destrucción de árboles y parques gracias a las genialidades de borrachitos y
drogadictos, el aumento del ruido y el humo de la contaminación, así como la
desvalorización de las propiedades horizontales. Pero como no se puede decir
nada, porque la censura humana llega y echa mordaza al estilo Procurador, ay
Dios.
Es más; con lo que está pasando, hay
suficientes motivos para solicitar medidas cautelares ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (muy recordada por Petro), puesto que está
en riesgo el bienestar y la sostenibilidad.
PD1:
Sigue el eco de las voces de los muertos por tragedias de minería ilegal.
PD2:
No hay razón para seguir siendo aliados de Israel.
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