En
este País del Sagrado Corazón, aunque su Constitución es Laica y así debería
respetarse, existen unas maldiciones
donde se podría indagar unas coincidencias entre Dios y el Demonio. Los
problemas caen diariamente como lluvia de maná, mientras que sus habitantes
quedan expuestos a toda clase de desgracias, y sus dirigentes políticos, entre
la mediocridad y la codicia, presentan sus falacias como argumentos políticos.
Las promesas incumplidas reinan a lo largo y ancho del país de los tiempos en
que Bolivar y Santander se escribían enigmáticas cartas para que solo ellos las
entendiesen, han pasado varias constituciones donde han querido imponer al
Poderoso como Fuente Suprema de Toda Autoridad (vaya que han habido varios que
han asumido este papel) hasta darle un carácter federalista, centralista y
democrático en el papel a esta Colombia Tierra Querida, a pesar de todo. Basta
con mirar el ejemplo de la presente columna para notar que este es un Estado de
Absurdos y más Absurdos, donde se podría aplicar perfectamente el guión del
célebre film “El Mundo está Loco, Loco,
Loco”, donde se puede reír y llorar a la vez, pese a que deja una gran
moraleja pero se sigue cayendo en el todo vale.
El
caso de hoy se llama Gramalote, donde no hay ni grama ni lote. El pueblo noble
y trabajador ubicado en Norte de Santander, se ha caracterizado por ser amable
y pacífico, en medio del convulsionado
órden público presente, gracias a las locuras de los grupos ilegales al margen
de la ley, el narcotráfico y las ínfulas baratas del país vecino (¿cierto
Nicolás y Diosdado? Que no se queden atrás Leopoldo y Henrique). Una zona
rica en variedad ambiental y sostenible, con una tierra rica para desarrollar
industria agrícola alternativa, con una gente maravillosa, alegre y optimista,
que labra su futuro pese a todos los problemas habidos y por haber, donde a
pesar de todo, se puede ir a recrear la vista con su verde, a degustar el
paladar con su comida, a dialogar de lo divino y humano con las conciencias
blancas que hay, donde se podría sentir aún la nobleza colombiana. Esa es la
Colombia que se necesita, apegada a su flora y fauna, y no la aparente que
exhibe oropeles de la minería y la industria petrolera, cuyo lema es arrasar,
arrasar y arrasar.
El
17 de diciembre de 2010 (180 años después de la muerte del libertador y 170
luego del deceso del hombre de las leyes), durante el inclemente invierno,
producto del Fenómeno de la Niña (que muchacha tan brava), se produjo uno de los peores acontecimientos que combinó la
climatología y la geología. Producto de la caída excesiva de aguas, de las
malas construcciones y de la inestabilidad del terreno (relacionado con el
constante acomodamiento de la tierra), la infraestructura del municipio
colapsó, dejando en la senda a sus habitantes, sin saber a quién acudir, a
donde dirigir ni que hacer. La cabecera urbana se resquebrajó como la honradez
de cualquier político, su aparato productivo se vino abajo, la conciencia
ambiental entró en cuidados paliativos y el Estado jamás apareció, es más,
hasta los grupos ilegales abandonaron la zona debido a que las vacunas ya no
eran rentables. Gramalote parece haber padecido el calvario de Macondo; dejarse
llevar por una borrasca de falta de previsión y solidaridad, para tener que
mendigar una segunda oportunidad sobre la tierra, la cual ha tenido muchas
trabas, tanto en los Gobiernos nacionales y locales, actuales como pasados.
¿Qué
hizo el Gobierno? En unos actos más populistas y demagógicos, la Prosperidad de
Juán Manuel Santos Calderón, antiguo amigo de Álvaro Uribe Vélez (su enemigo y
fuente de posibles golpes de estado), otrora nuevo mejor amiguis de Hugo Chavez
Frías y fuente de derramamiento de lágrimas de Nicolás Maduro (que todo
parecería indicar que su lugar de nacimiento estaría más cerca de Gramalote que
de San Cristobal (Táchira)), se subieron a las tarimas, crearon entidades para
recuperar a Gramalote y ha puesto plazo a Superministros para ver si hay algo,
so pena de su destitución (algo casi imposible). No es sino mirar el Teletón del
año siguiente, donde Juampa y Tutina se robaban la pantalla; cantaban, bailaban, saltaban y gritaban por
el Nuevo Gramalote. Fue nombrado Bruce Mac Master (hoy gran cacique de la Andi)
en el Departamento de la Prosperidad, todo eran promesas de megaobras y mega
soluciones. ¿Qué pasó? 54 meses luego de la tragedia, la tal mano del
gobierno no existe, es un chorro de babas, persisten los problemas sobre la nueva
ubicación, por líos de tierra o por condiciones de inestabilidad. Pero aquí
viene algo positivo; el trabajo de sus habitantes han impedido la muerte del
municipio; en los sitios posibles, construyen con sus manos y en medio de todas
las limitación, nuevos asentamientos para unirlos y refundar este bello pueblo,
dejándole un mensaje claro a la torpe e inoperante clase política nacional y
regional:
“Hay
razones suficientes para investigar presidente, expresidentes, ministros,
exministros, así como funcionarios públicos y exfuncionarios”. No
se quedan atrás el sector privado y las organizaciones no gubernamentales. En
teoría no habrían cárceles suficientes, pero con la justicia de hoy, nada bueno
se puede esperar.
PD1:
Otra vez el Paro Camionero, con un gobierno
dormido y un gremio dominado por la politiquería y el vandalismo.
PD2:
Hay que salvar el Humedal La Conejera de una posible alianza antiambiental
entre sectores petristas y santistas. Aún es tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario