No habían pasado el fin de
año, cuando se volvieron a reactivar unos incendios en el Parque Nacional
Natural el Tuparro, en el departamento del Vichada, limítrofe con Venezuela. Aún
siguen siendo desconocidas las causas de estos lamentables hechos, sobre todo
si se tiene en cuenta que esta zona es muy apetecida para pastizales de
ganadería y cultivos de amplia extensión como la palma africana, muy apetecida
por sectores afines al gobierno (desgobierno) Duque; no se debe olvidar los
cultivos de hoja de coca que existen en la región. Pero lo más sorprendente es
que aún no hay videos de funcionarios del gobierno nacional, tan asiduos de las
redes sociales, diciendo que se van a investigar las causas y sancionar a los
responsables (un decir), no se sabe si es que no les interesa o que es lo que
pasa o se oculta. Aparentemente los fuegos ya habrían sido controlados por las
autoridades locales (en esta época es verano en los Llanos Orientales); pero no
se puede descartar que, por causas naturales o mala fe de alguien por ahí, se
regresen a este tipo de catástrofes naturales, y más, frente a un gobierno
(desgobierno) nacional que no parece tener mucho interés en el tema.
En declaraciones a Caracol
Radio, la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo, confirmó la reactivación de
estos incendios en diciembre pasado: “Atendiendo las alertas de nuevos focos de
incendios en el Parque Nacional Natural El Tuparro en Vichada,
aeronaves de su Fuerza Aérea Colombiana, fueron desplegadas para sobrevolar la
zona y establecer la magnitud de la conflagración”. Lo cierto
es que las autoridades locales son quienes han estado trabajando
permanentemente frente a la problemática, mientras que la Economía Naranja
sigue tan callada en la materia, como si estuviesen temiendo la reacción de
algunos gremios agrícolas y ganaderos, a quienes les convendría la minimización
de la superficie de la Reserva Natural, para tener más tierras para acceder y
monopolizar. De pronto, basta recordar que por allá los cultivos de palma
africana fueron muy favorecidos con el nefasto Agro Ingreso Seguro, del
corrupto Andrés Felipe Arias, uno de los pupilos de Álvaro Uribe Vélez, quien
hoy en día funge como consejero (manejador) de Iván Duque Márquez, quien
afortunadamente, se va de la Casa de Nariño, el siete de agosto venidero, de
ahí la importancia de votar bien, tanto para congreso como para presidencia de
la república, para que el fuego no arrase con lo poco que queda de
Colombia.
Solo vino a aparecer un tiempo
después, cuando la situación ya estaba calmada, y como a manera de asumir como
héroe absurda, el Ministro del Medio Ambiente, Carlos Correa con las siguientes
palabras (Infobae): “Ya salieron hacia el área 44 unidades de la Policía
y el Ejército Nacional de Colombia a trabajar día y noche para apagar el
incendio. Estamos en una temporada seca del año, por eso hacemos un llamado
a la comunidad para estar muy alerta y reportar esos puntos de calor”. Si
miran detenidamente, casi que es la frase calcada de la Unidad de Nacional de
Gestión de Riesgos, y no se podría esperar un trabajo coordinado, sino un
alejamiento de estos temas, pues ya sacaron a sombrerazos a Julia Miranda de la
Dirección de PNN, y pusieron a otra persona que no es que sea muy experta en la
materia; demostrando así una indiferencia gubernamental frente a esta materia,
que se asemeja a la que tienen frente a la implementación del Acuerdo de Paz,
como si no se supiese que estos temas, les gustarían volverlos trizas, para
satisfacer las ansias de Carnitas y Huesitos.
En total ya se han consumido
46 mil hectáreas de la maravilla natural; unas 41 mil en un primer incendio y 5
mil en otro después. Pero como no se trata de darle la exclusiva a la pasividad
estatal frente al tema, también se debe hablar de la presencia de grupos
ilegales cuyo negocio es el narcotráfico. Durante muchos años, la guerrilla
tuvo su principal salida de cocaína a través del Vichada (que lo diga alias
“Negro Acacio”), incluso, alias “Gentil Duarte” trata de recuperar en la
ilegalidad varios terrenos abandonados por allá. Ni hablar de la presencia de
grupos paramilitares, también muy interesados en esta clase de ilegalidades, en
zonas donde al Estado le da pereza hacer presencia efectiva (inversión social y
oportunidades para todos los habitantes). Mientras tanto, no se sabe si habrá
efectos irreversibles por los incendios, no se sabe una respuesta contundente
de las autoridades (admitiendo el buen trabajo de las locales), ya que al
gobierno (desgobierno) nacional no es que le llamen estos temas, ya que, en
sus círculos más cercanos, han hecho saber que estos asuntos serían de centro y
de una izquierda moderada, que molestaría a ciertos benefactores poderosos y
que es mejor callar, para no embarrarla en campañas electorales.
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