Después de la actitud cobarde
del Concejo de Bogotá, donde primaron los intereses particulares y politiqueros
sobre los comunitarios, y se hizo evidente que el populismo aún reina en el
cabildo distrital, como en los tiempos de Wilson Duarte, Jorge Durán Silva,
Carlos e Isaac Moreno de Caro; el trámite del proyecto del Plan de Ordenamiento
Territorial (POT) se frustró, sin que tuviese una respuesta positiva o
negativa, se quedó en el limbo. Y el pasado 29 de diciembre del año anterior,
la Administración Distrital de Claudia López decidió expedirlo mediante decreto
555, algo que generó mucha polémica, por cuanto a unos les gusta a otros no, o
se creen muy moralistas en esta materia cuando hicieron también el ridículo en
sus administraciones distritales (¿cierto Gustavo Petro y Enrique Peñalosa?);
incluso ya va para instancias judiciales, sin saberse que camino habrá para
este plan, pero lo que si es cierto, es que este POT estará latente como tema
de análisis en el presente año, incluso en la contienda electoral. Ya se
anunciaron acciones de tutelas y demandas para que desaparezca de la faz de la
tierra, como en una especie de falso positivo de la tramitomanía que reina en
este país del sagrado corazón de Jesús.
En
la columna EL POT DE CLAUDIA (13/07/2021), se hacía la siguiente observación: “Se
verán muchos intereses económicos e industriales tratando de poner arandelas en
el asunto (tienen derecho a defender su fuente de trabajo), pero el Distrito
deberá ser enérgico a la hora de implantar estos planes para cumplir los
objetivos de desarrollo sostenible, sino que la Bogotá Cuidadora sea amable con
el Medio ambiente y el Desarrollo Sostenible”. La primera entidad en
chillar fue Camacol por el famoso mínimo de 42 metros cuadrados para las
Viviendas de Interés Social, ya que se utilizan en muchos casos para arrendar
habitaciones o de room mate (gastos compartidos), por parte de gente profesional
con muy buen salario, así como estudiantes universitarios. Aquí la
Administración Distrital justifica este artículo como una contribución para
aportar al mejoramiento de las condiciones de vida, sociales y ambientales de
la ciudad, que no solo sea construir portacomidas sin antejardines, donde todo
el mundo viva con estrechez, sino que las familias de menos ingresos tengan una
vivienda respetable. Por lo menos, que se tenga más comodidad para una
familia promedio de cinco personas de un lugar digno para vivir, sin estar
acuñados como material acumulado en un armario viejo.
Las
palabras de la Alcaldesa Mayor para justificar su decisión fueron (Página Web
de la Secretaría Distrital de Planeación): “Vencidos los 90 días de plazo,
el Concejo no tomó esa decisión, razón por la cual la Alcaldía queda facultada
para adoptar el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial para Bogotá, y lo
estamos haciendo hoy con el decreto 555 del 2021”. Es un derecho adquirido
por la Administración Distrital (el POT vigente fue expedido vía Decreto en
2004, ya que el cabildo no hizo su labor), ya que como se pudo ver, en el
Concejo no le trabajaron al tema, con impedimentos y agarrones entre concejales
y secretarios distritales (casi se pudieron ver combates de UFC). “Esto no
quiere decir que la concertación del POT termina con la expedición del decreto.
Por el contrario, la participación incidente, la participación y la
concertación sobre este POT continúa en su etapa de reglamentación, con los
diferentes sectores con los que nos hemos comprometido a hacer ajustes y
precisiones”; también lo manifestó Claudia en la misma rueda de prensa,
donde se hizo la respectiva firma del documento, junto con su Secretaria de
Planeación, María Mercedes Jaramillo.
Aún
no se sabe la suerte que correrá el mismo en las instancias judiciales, que,
sin lugar a dudas, se tomará un buen tiempo, si acaso habrá respuesta
definitiva en 2023. Pero este POT, si logra salir avante,
tendrá el reto de asumir las siguientes deudas (según la Administración
Distrital): Pagar la deuda ambiental de
Bogotá. Una ciudad incluyente. Sistema de transporte público multimodal.
Construir una ciudad de proximidad. POT honra el compromiso
de ser una ciudad integrada con la región. Para empezar en estos temas, así
haya o no POT (porque independiente del mismo, son urgentes de implantar),
deberá haber la mayor concertación con todos los sectores (incluso con los que
quieren sabotear el trabajo que se ha venido haciendo), que debe haber
pedagogía de verdad, mejorar la estrategia de comunicación (algo que Bogotá
Cuidadora ha estado en deuda), incluso no darle papaya al gobierno
(desgobierno) nacional para que quiera hacer intervenciones políticas con miras
a elecciones, ni al petrismo que se ha propuesto matonear a la administración
del Palacio Liévano sin razones justificadas. Por todo lo anterior, se exige
garantías de trabajo y concertación para todos los sectores para que salga
ganando Bogotá Distrito Capital.
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