Sin lugar a dudas, las
elecciones del año entrante serán la principal agenda colombiana, donde se
definirá si el Acuerdo de Paz tiene o no posibilidades de ser implementado, y
por ende, quien dirija al país a partir del próximo siete de agosto, tendrá ese
enorme reto. Para esto, se deberá estar pendiente de la plataforma que tengan
las diferentes candidaturas, y las distintas coaliciones políticas que se vean
en el panorama. Dicen que ese tal Pacto Histórico ya despegó, pero no se ven
suficientes garantías democráticas para todas las opciones que hay ahí,
mientras a Gustavo Petro lo llevan en coche sin que nadie le pueda cuestionar
nada a él o su sanedrín inmediato, las demás candidaturas (vale la pena
destacar el trabajo de Francia Márquez) se encuentran rezagadas, sin mayores
recursos económicos ni acceso a medios de comunicación y redes sociales para
exponer sus ideas; y ni modo de cuestionar sus lista al senado (donde se
impuso el ego de Gustavo Bolívar) y el amiguismo en las listas a la cámara; hay
de todo menos democracia. Igual situación ocurre alrededor del Centro
Democrático, donde Uribe quiere imponer a Oscar Iván Zuluaga y Miguel Uribe
con miras a tragarse el Equipo por Colombia (invisible en ciertos momentos),
incluso, pasándose por la faja la lealtad de sus coequiperos, o sino, que lo
diga María Fernanda Cabal.
Por las razones anteriores, el
autor de la presente columna ha decidido elegir la Coalición Centro Esperanza,
una interesante plataforma que se encuentra conformada por buena parte del
Equipo Negociador del Acuerdo de Paz entre el Estado Colombiano (en cabeza de
Juan Manuel Santos) y la antigua guerrilla de las Farc, ya que a nivel
nacional se ve como la única que le puede enderezar el camino a la
implementación del Acuerdo de Paz, así como ha decidido estar alejada de la
polarización existente en este Macondo ruidoso. No tiene ni a Uribe ni a Petro
parapetados haciendo de las suyas, aunque siguen tratando de infiltrarla o
dinamitarla como si fuese una bomba de hidrógeno; pero es importante sugerir
algunas ideas para mejorar su desempeño en la carrera política. Primero, fue
un error del Nuevo Liberalismo presentarse con listas cerradas y aparte para
las legislativas, si bien Luis Carlos Galán fue una figura importante de la
política colombiana, en estos tiempos no está tan presente, y eso, le podría
generar un alto costo en las urnas.
Segundo, a Compromiso
Ciudadano (un movimiento político que existe desde hace más de 20 años, más
veterano que la Alianza Verde y el Polo, solo por mencionar algunos ejemplos),
le falta hacer sus listas al congreso, no se puede ir pegado a otros movimientos,
perdiendo su autonomía. Frente a su candidato Sergio Fajardo, si bien es cierto
es una persona honesta, daría un excelente mensaje de coherencia si se
marginara de la campaña presidencial mientras no se aclaren los procesos que
tiene en la Fiscalía (entidad de dudosa confianza). Con respecto a Oxígeno
Verde y su líder Ingrid Betancourt, la verdad es que sería una gran opción (una
mujer candidata presidencial donde solo hay hombres), aunque el fantasma de un
amago de demanda contra el Estado Colombiano le dieron un aire de arrogancia y
motivos para desconfiar. Está Juan Fernando Cristo, uno de los políticos más
avezados en el país, con gran trayectoria en el legislativo y diferentes
puestos ejecutivos, pero su movimiento político es inexistente (no se oye ni se
siente); el exrector y exministro Alejandro Gaviria, un hombre de gran oratoria
y gran trabajo académico, cometió la ingenuidad de comerle en un momento,
cuentos al expresidente uribista Cesar Gaviria, lo que le generó un mal aire.
Ni hablar de la Alianza Verde, hecha un manicomio donde su candidato, Carlos
Amaya, no tiene mayor opción.
Por lo anterior, la única
alternativa viable y sensata, según el autor de la presente columna, se
llama Dignidad en cabeza del Candidato Presidencial Jorge Enrique Robledo. Encierra
el legado que el ExCongresista y ExDirigente Sindical, ha defendido a lo largo
de su carrera política, independiente de estar o no de acuerdo con algunas de
sus posturas, su trabajo ha sido honesto, transparente y público, a tal punto,
de que en varias ocasiones fue elegido como el mejor congresista. Miren un
detalle; le ha propuesto al candidato Gustavo Petro hacer unos debates sobre la
Transición Organizada de Energías Fósiles a Energías Limpias, pero el rey del
Pacto Histórico, arrugado y asustado, se ha negado a asistir, como si le
tuviese miedo; lo cual hace de Robledo una opción real para derrotar al
uribismo y al petrismo en el 2022. Si bien, sus ideas son de izquierda, en su
movimiento político hay personas de centro y derecha que han contribuido con
excelentes ideas y trabajos a la consolidación de un movimiento atento a
escuchar y trabajar por satisfacer las necesidades del pueblo colombiano. A
quienes dicen que Robledo está muy viejo para la carrera presidencial, solo se
les recuerda que su coherencia lo hacen el más lúcido de los candidatos
presidenciales.
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