Se va el 2024, uno de los años más polémicos del presente
siglo, no solo a nivel colombiano, sino mundial, donde pasaron muchas cosas, se
vivieron muchas situaciones, la polarización aumentó y la salud mental se
convirtió en un asunto de índole global, esta pandemia se está dando tanto en
los polos como en el trópico, sin que se esté asumiendo con seriedad. Un
año más, cada vez la gente más vieja y con menos ganas de reproducirse, por las
circunstancias que se están viviendo y porque la prole debe ser una decisión
individual o de pareja, ya se van los tiempos en donde la esterilidad y/o otros
problemas de índole sexual eran considerados como una maldición del demonio,
quien padecía este problema era considerado un (a) inútil, objetivo del matoneo
más vulgar y repugnante, incluso, las religiones lo mandaban de una vez para el
demonio sin haber cometido pecado alguno. El covid19 parece ir perdiendo
terreno en la actualidad mundial, casi no se pronuncia para nada, pero se debe
mantener la alerta máxima porque no se ha ido del todo; junto con el dengue, la
neumonía y la influenza, así como la demencia ambiciosa y politiquera de los
líderes que aún siguen y los que van a llegar; ni Maradona ni Pelé habían
creado tanta guerra en las Redes Sociales.
En Colombia, se demostró que para gobernar no se
requiere tener un buen verbo, también la disposición de escuchar y actuar en
concertación para hacer las cosas bien; empezando por el mismo Presidente
Gustavo Petro, quien cada vez se ve más perdido en su Agenda Privada, en su
Egolatría, en su inadecuado círculo de Asesores (empezando por la mala persona
de Armando Benedetti), el país se cae en pedazos, sin que se vean caminos de
solución por parte del actual Gobierno (Desgobierno) Nacional, cada vez más
solo y sin mayor orientación, para la muestra, la caída de la Reforma
Tributaria (Ley de Financiamiento) en el Congreso, así como el camino tortuoso
de la Reforma a la Salud, que la quieren imponer a las buenas o a las malas
(con ahorcamiento de EPS´s e IPS´s, a manera de chantaje gobiernista). Es más,
le ha declarado la guerra a la mayoría de las Administraciones Locales que se
instalaron el pasado primero de enero, ya que la mayoría no son de su simpatía
ideológica; para la muestra, el saboteo a los Juegos Panamericanos en
Barranquilla, la desfinanciación de los Sistemas de Transporte Masivo en Bogotá
y Medellín, la caída de la inversión en recursos minero – energéticos sin que
se vean mayores novedades sobre energías limpias.
A nivel internacional, se vio un retroceso político por
el triunfo de Donald Trump (Trumpilio) y que empezará el próximo veinte de
enero de 1600 de la Avenida Pensilvania un gobierno aislacionista y más
represivo, y nada de raro, fuese que a las buenas o a las malas, tratará de
quedarse más allá del veinte de enero de 2029. Europa vive en alta tensión con
Rusia, por la invasión a Ucrania, una ola de violencia que parece no tener un
fin a corto plazo; la inmigración parece crecer en todos los rincones del
mundo, así como su rechazo por los poderosos y la represión crece hacia
hombres, mujeres e infantes quienes salen de sus lugares de origen buscando
mejores oportunidades para sus vidas. Lo que pasó y que no se creía en un
principio, fue la caída del régimen Al-Assad de Siria (dictaduras de padre e
hijo desde 1970 hasta 2024), con las terribles consecuencias; ahora, no se sabe
si llegará al poder el extremismo religioso o habrá una transición sensata
hacia una democracia. Nicaragua, Venezuela y Argentina seguirán padeciendo a
sus extremistas gobernantes, cada vez más zafados del cerebro.
Hay que darle la bienvenida al 2025 con todas las de la
ley, y esperar que la situación mejore, así sea solo en la teoría. Recibir la
última parte del ciclo de la vida no debe ser un asunto de muerte, sino como
una transición hacia el más allá, bien sea la reencarnación o buscar nuevos
mundos para dejar huella. La religión no debe convertirse en una guía total de
vida, respetando las creencias de cada quien, se debe tener la reflexión como
el punto de partida hacia la superación de nuevos retos, donde debe primar la
sensatez y los sentimientos. Corregir lo que se hizo mal, aprender las
lecciones que dejan las diferentes situaciones de la vida, proponer ideas a la
solución de problemas sin querer imponerlas para que haya diálogo y consensos,
tranquilizar el ambiente con el respeto hacia la fauna y la flora, acatando las
directrices legales, creando nuevas cosas cada minuto. El mundo parece no ser
eterno, por eso, se debe vivir cada instante con máximo esmero, alejar los
vientos de bullying y matoneo de los y las infantes, no dejar abandonados los
consejos de la población mayor y mejorar todos como personas.
PD: esta columna volverá a reaparecer el próximo siete de
enero de 2025.
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