La
Calera, municipio ubicado en el Departamento de Cundinamarca, preferido por los
habitantes de Bogotá para sus paseos de fines de semana, vive un duro momento por la absurda construcción de una estación de
gasolina en el lugar equivocado (al mejor estilo bancario), debido a la
indiferencia de las autoridades ambientales locales, como al poder de los
dueños de dicho establecimiento; para reflexionar, la salud y sostenibilidad de diez millones de personas (cuyo líquido
vital es surtido por el Embalse San Rafael, ubicado en la cabecera rural del
municipio en mención) está en peligro por una arrogancia y prepotencia, dignas
del uribismo (basta recordar que Cundinamarca le dio muchos votos al Centro
Democrático, o recordar, durante el último paro agrario, unos campesinos de la
región custodiaban celosamente una valla publicitaria del entonces candidato
Oscar Iván Zuluaga; eso si, el santismo no se ha deslindado del antiguo patrón
en esta materia, y por ende, las reservas forestales en dicha zona se han
reducido para favorecer unas cuantas manos negras latentes.
En la columna Gasolinera vs San Rafael (26/02/14), ya se
empezaba a tratar sobre el desagradable tema: “¿Qué ha pasado? El extraño caso del
Polémico Permiso a la Estación de Gasolina, donde se rumora que hay manos
poderosas. Ambiente Bogotá (página web) trajo en días pasados unos informes
sobre la manera como la Secretaría de Planeación de La Calera, junto con el
silencio de la Alcaldía, emitió el permiso de la estación, en una zona que
aparte de su cercanía al embalse, se encuentra enclavada en una Reserva
Forestal (agravando la situación). La voz de alerta fue levantada por la
Veeduría Ambiental del municipio, a través de Luisa Camacho con las siguientes
palabras: “los
vertimientos y el manejo de los hidrocarburos”. Así mismo, Jorge Guevara, miembro de
dicha entidad: “la acumulación de gases y residuos
tóxicos irán a parar al río Teusacá, que es el afluente del embalse”. ¿Quiénes son los dueños del predio donde
se pretende construir este potencial peligro para el Medio Ambiente y
Desarrollo Sostenible? María Luisa Rodriguez, propietaria del predio y del
inmueble existente; ¿Quién es el representante del proyecto ya que firmó la
solicitud del permiso? Jorge Gustavo Espíndola García. Una pregunta para estas
dos últimas personas: ¿Cuál poderosa palanca tendrán? Porque la obra sigue su
curso sin tener en cuenta a nadie”. Han pasado 6 meses, sin que se hayan producido mayores cambios
positivos.
“La
construcción de una estación de gasolina en la vía que de Bogotá conduce hacia
La Calera, justo al frente del embalse de San Rafael, amenazaría seriamente una
zona de reserva forestal y al propio embalse”. Palabras de Fernando Martinez, Gerente
del Sistema Maestro del Acueducto de Bogotá, insistiendo en los daños ambientales de gran magnitud que se vienen con
la construcción (que sigue aún a pesar de las voces de protesta), y sumando la
reducción de áreas forestales cercanas; como quien dice, la mortandad de flora
y fauna que se vendría es imperdonable, además de que también se podrían
perder vidas humanas; para la muestra, la estación se ubica en una curva
peligrosa, donde cualquier vehículo fuera de control iría a parar al negocio, y
si se suma que estuviese lleno de combustible, vendría una catástrofe y el
aislamiento del nor-oriente del departamento y el distrito capital. Pero esto
no le debe interesar a Doña María Luisa Rodriguez y al Doctor Jorge Gustavo
Espíndola García, con tal de tener llenos sus bolsillos, quedarán contentos, no
tienen conciencia ambiental.
Según Juán Manuel Pinzón,
exfuncionario del Distrito, el papeleo es legal y por ende, se les debería
permitir el trabajo. ¿Cuál es la empresa
que está detrás de la teoría, el papeleo y la práctica? La empresa que
tendría la posesión de dicha estación se
llama Gulf Oil Company, que ha tenido posicionamiento internacional. En su
página web muestra con orgullo y en un párrafo accesible su historial: “Por más de cien años Gulf Oil ha dado
satisfacción a las demandas del medio e Industria a nivel mundial, siendo el
primero en sobrepasar la producción de crudo en un millón de litros anuales,
abriendo centros de investigación en todo el mundo (U.S.A, India, etc.) y
ofreciendo sobresalientes resultados de confiabilidad bajo las más rigurosas
condiciones de trabajo”. Valdría la pena hacer la siguiente pregunta: ¿los
directivos de la multinacional estadounidense saben realmente donde quedaría su
estación de gasolina? Porque si hay algo
alrededor de la materia es que no se están cumpliendo con sus estándares de
calidad, ni se escuchan a los posibles usuarios. ¿Quiénes son los
representantes de la multinacional en la estación de gasolina? Tal como se
puede leer en un informe de la Unidad Investigativa de El Tiempo: “La demanda está en contra de María Lilia
Pérez, una finquera de Villavicencio, y Prolub S.A., licenciataria de la
multinacional Gulf Oil International, que le compró el lote, en abril de 2013,
por 1.200 millones de pesos. La empresa, –en cuya junta está Julio César Vera,
exdirector de hidrocarburos del Ministerio de Minas– ya contrató abogado”.
La
demanda fue interpuesta por la Administración Municipal encabezada por el
Alcalde, Alvaro Venegas, quien se ha visto involucrado en polémicas ambientales
como ésta y las famosas construcciones de los Hermanos Córtazar con daños
ambientales irreparables. Es más, en una maniobra politiquero, ha surgido una
pelea interna entre el burgomaestre y su Secretario de Planeación, William
Jimenez (incluso, Venegas entabló contra
el último una demanda penal en el Juzgado Quinto Administrativo del Circuito de
Bogotá). La reflexión sobre esto es; mientras la administración caleruña se
enreda en conflictos internos, ¿Quién se preocupa por las Reservas Forestales
en Peligro? Al respecto, estas palabras pueden aportar un aliciente: “Esta es una zona de muchos nacederos
de agua, estamos a menos de 200 metro en línea recta del embalse San Rafael,
una de las fuentes principales que lleva el agua a Bogotá, cómo quieren que
aceptemos esto, una sola fisura o falla en la construcción de esa estación y
todos tendremos que tomar agua contaminada, esto no puede ser así…” Palabras expresadas a RCN Radio por
Herminia Cristancho, habitante de la zona. Simplemente,
tiene toda la razón.
PD1: ¿En que irá el absurdo Cristo de ochenta
metros que se construye en el Departamento del Huila?
PD2: Tan bueno que es tener alejado al vecindario.
Eso sí, recordar que un Elefante se metió a Unasur, y va traer sus problemitas.
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