Ese
tal Álvaro Uribe Vélez, muy ágil en la carrera política y muy jodido (por no
decir otra palabra) en la vida, ha querido imponer su ideología a las buenas
o a las malas, y, por ende, anda proponiendo debates de agresividad para no
perderse del panorama nacional. Sabe que el país se mueve alrededor de
cualquier cosa que diga o haga, por más estúpida que sea; y por eso, ciertos
dirigentes tratan de copiarle su estilo egocéntrico y anticolombiano (¿cierto
Gustavo Francisco Petro Urrego?), y en las redes sociales se vuelve tendencia,
incluso hasta un quejido que dé. Y por lo anterior, la propuesta que hizo, en
una reunión donde él y sus hijitos (Tomás y Jerónimo) agredieron a los miembros
de la Comisión de la Verdad, hizo una propuesta que levantó polvareda en este
país del sagrado corazón de Jesús (donde está incluido el envidioso y lgbtiq –
fóbico párroco de Natagaima); un proyecto de acto legislativo que daría una
amnistía sin límites para los miembros de la clase política que estuviesen
condenados por delitos aparentemente diferentes a los crímenes de lesa
humanidad, bajo el pretexto de que podría contribuir a la paz que tanto
necesita Colombia, lo cual no es muy convincente, ya que la guerra ha sido
su negocio.
Es
bien sabido que el Estado Colombiano, por haberse adscrito a la Corte Penal
Internacional y al Tratado de Roma, no puede conceder mediante decreto o acto
legislativo, una Amnistía General, ya que intervendrían los tribunales
internacionales para establecer la gravedad de los delitos cometidos y las
condenas a sus responsables, algo que no sería muy agradable. ¿Entonces que
quiere el expresidente con su propuesta? Primero, mostrar su rechazo al Acuerdo
de Paz firmado entre el Estado Colombiano (en cabeza de Juan Manuel Santos y la
antigua guerrilla de las Farc); segundo, demostrar que hará lo posible por
volverlo trizas; tercero, tratar de volar en mil pedazos (a nivel político) la
JEP y la Comisión de la Verdad. Para la muestra, la campaña por el NO en el
plebiscito del dos de octubre de 2016 que ganó por cincuenta mil votos no más,
pero al final, se firmó el acuerdo para su amargura. Esto a Carnitas y Huesitos
lo dejó con un síncope ególatra, incluso, con la llegada de Iván Duque a la
Casa de Nariño en 2018, y pese al maltrato que se le ha dado al acuerdo, éste
sigue avanzando, así esté cojo, tuerto, mueco y adolorido de la espalda y su
final.
¿Con
esta Amnistía Arrogante a quienes se beneficiaría? Primero, a los condenados
por la Parapolítica, quienes, en la Seguridad Democrática, fueron sus
principales aliados, como Miguel Pinedo Vidal, Rocío Arias, Trino Luna, Mario
Uribe, Eleonora Pineda, entre otras joyitas. Esto tendría una simple razón; el
Centro Democrático, debido al desgaste del Gobierno (desgobierno) Duque, así
como rencillas internas y voces de oposición que se han hecho sentir (el
Representante a la Cámara Gabriel Santos, por ejemplo), han hecho que el
movimiento político de extrema derecha esté perdiendo peso político en
Colombia, y, por ende, se encuentra a merced de una posible debacle en las
elecciones, legislativas y ejecutivas, del año entrante. Y que más lógico que
llamar a viejos gamonales (así estén pagando cana) para darle un pequeño empuje
y así lograr tener un caudal político que le permita pasar esta crisis. Ni
hablar de las chuzadas, ni de la falsa desmovilización del Falso Bloque Cacica
la Gaitana (con el Doctor Ternura, Luis Carlos Restrepo) ni de Odebrecht (así
Salustianito le haya desaparecido cositas por ahí) o la Zona Franca de Tom y
Jerry.
¿Se
beneficiaría solo la corrupción de la derecha? No, también habría espacio para
la izquierda, y para la muestra, los hermanos Iván y Samuel Moreno Rojas. Basta
con recordar que durante las administraciones locales del primero en
Bucaramanga (con la quema de archivos) y del segundo en Bogotá (carrusel de la
contratación), hubo mucha empatía con la mano firme y el corazón grande, del
dueño del Ubérrimo. Los hijos de la capitana María Eugenia y nietos del
golpista Gurropin, se encuentran pagando en prisión las máximas penas por casos
de corrupción que se han dado en el país. Y una amnistía también los traería de regreso
a las calles y a la arena política, lo que rompería en mil pedazos la centro –
izquierda, por cuanto los demás integrantes de la misma no estarían dispuestos
a hacer proyectos con estos amiguetes de carnitas y huesitos. Miren el impacto
que podría tener las palabritas del supremo ególatra, hijo de Alberto y Laura,
y esposo de Lina. Aquí no solo es cuestión de perdonar por perdonar, sino
destruir por destruir, y es algo en que todo el país debe sentar un precedente
para evitar una hecatombe de dimensiones insospechadas.
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