Después
de muchos ires y venires, con demandas de impedimentos jurídicos y
supuestamente morales, cuando las posibilidades de nuevas expectativas se
estaban esfumando; el pasado 21 de febrero la Corte Constitucional con una
votación de cinco contra cuatro, despenalizó (diferente a legalizar) la
interrupción voluntaria del embarazo hasta las 24 semanas, y de ahí en
adelante, solo se podrá hacer por las tres causales que había establecido en
2006. Sin lugar a dudas, es uno de los fallos más importantes y polémicos
emitidos por la máxima instancia judicial, ya que en el Congreso de la
República, donde se sigue exhortando a debatir este tipo de temas, se hacen los
de la oreja mocha, o recurren al camandulismo, incluso proponen prohibirlo como
en los tiempos de upa, mediante absurdos referendos populistas (al estilo de la
sharía islámica); pero lo que si es cierto es que se podrán evitar muchas
muertes de mujeres, niñas y adolescentes que debían recurrir a métodos ilegales
y peligrosos, o a terminar una gestación que en el momento de alumbramiento,
les podría arrebatar la vida. Mejor dicho, por fin este tema, se está mirando
desde un punto de vista de salud pública y social, y no desde lo judicial y
religioso.
Así
mismo, la Corte exhortó al Gobierno (desgobierno) Nacional a darle cumplimiento
inmediato a la sentencia, así el Presidente Camandulero haya salido a dar
gritos mojigatos sobre que cinco personas no podían decidir algo así, ya que
supuestamente le correspondía al legislativo (donde no se trabaja). Pero regresando
a la exhortación, se debe incluir una política pública integral (Asuntos
Legales) con lineamientos como: divulgación suficiente, eliminación de
obstáculos, existencia de métodos de prevención y planificación, desarrollo de
programas de educación sexual, acompañamiento a madres gestantes, y garantizar
derechos de criaturas nacidas. Con este fallo (demostrándose el talante
garantista de la Corte), Colombia pasó a estar en la vanguardia en América
Latina, ya que solo en México y Argentina, se despenalizó la interrupción
voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas de gestación, aquí es de 24
semanas. Ojalá este y el gobierno que venga tengan la sensatez de dar
cumplimiento a dicho fallo, porque no se puede seguir observando los abortos
ilegales, que conllevan a terribles tragedias, donde se imponen criterios
económicos sobre los de salud, en donde no se brinda la información suficiente
a mujeres de estratos bajos; a quienes les quedan dos terribles opciones: la
cárcel o la muerte. No hay derecho.
Hay mucha
polémica alrededor de las 24 semanas de gestación, pero valdría traer a
colación, las palabras de la Doctora Laura Gil, Ginecóloga y Cofundadora de la
Fundación “Derecho a Decidir”, al diario español El País: “Hay
todo tipo de plazos y ninguno obedece a ningún criterio objetivo, médico o
científico. La semana 24 sí tiene un criterio objetivo. Hoy en día, con
tecnología avanzada, un bebe que nazca a las 24 semanas podría ser salvado”.
Es más, la Corte Constitucional hizo una aclaración sobre este tema,
manifestando algo similar a las palabras de la Doctora Gil. Si se puede salvar
al bebé luego de la interrupción voluntaria del embarazo; bienvenido, pero es
el Estado quien debe garantizar los derechos a esa criatura, así como
proporcionarle un hogar sustituto para que se pueda desarrollar. No se puede
seguir viendo niñas y adolescentes perdiendo el derecho a estudiar, por
encontrarse en un embarazo no deseado; ni hablar de lo que ocurre en los grupos
ilegales, donde la interrupción del embarazo no la deciden las madres
gestantes, sino hampones que se sienten muy machitos demostrando su terrorífico
poder. Ya es una sentencia dada a conocer para su inmediata implementación, con
medidas que favorezcan los derechos de la mujer.
Siguen
todavía gritando escandalosamente, quienes se manifiestan como Provida (cuando
en realidad, han apoyado la guerra Promuerte); incluso, se han sumado
individuos peligrosos como las tales Autodefensas Gaitanistas de Colombia,
quienes se atrevieron a declarar como objetivo militar a los magistrados que
votaron favorablemente este fallo; ojalá se tomen las medidas necesarias
para su protección. Pero sin lugar a dudas, la interrupción voluntaria del
embarazo (aborto, como lo llaman varios mojigatos), debe ser una alternativa
para las mujeres que se han sentido agredidas tanto física, como sexual y
psicológicamente; no se les puede revictimizar llevando un embarazo no deseado
y una carga del desprecio social, como si fuesen las culpables. Como se puede
leer en el fallo (DW): las mujeres gestantes “sufren
actualmente un déficit de protección respecto de sus derechos a la salud sexual
y reproductiva, que va más allá de las barreras para acceder a la interrupción
voluntaria del embarazo en las tres hipótesis previstas”. Todavía hay
mucha objeción de conciencia sobre la materia en el gremio médico, por
presiones sociales y religiosas; pero esto debe acabar ya, puesto que es un
asunto de salud pública y social, y no judicial y religioso.
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