martes, 13 de septiembre de 2022

PAZ TOTAL

Si algo ha unido en su mayoría a Colombia, es la Paz, y más aún, cuando el Presidente Petro anunció la búsqueda de la Paz Total (algo difícil de obtener) para vivir sabroso (Francia Márquez); hizo que, de todos los movimientos políticos en el Congreso de la República, solo el Centro Democrático (Fhüribismo un poco decaído, pero no para descuidarse) manifestó su oposición radical hacia el nuevo gobierno. Hubiera sido bueno que la centro – izquierda colombiana que gobierna hoy, manifestare su apoyo al pasado plebiscito del Acuerdo de Paz, el dos de octubre de 2016, pero no fue así, ojalá en este cuatrienio le funcione bien la promesa y sea realidad (ojo, son cuatro años de trabajo, no ocho ni doce, así que nada de mencionar la palabra “reelección”). Por lo anterior, se hará un pequeño análisis desde todos los actores posiblemente involucrados en el marco de un tema tan delicado para el país, donde se siguen matando líderes sociales sin causa justa, los ilegales siguen haciendo de las suyas en las regiones más apartadas del país, y quienes prefieren la guerra como un negocio, continúan con su perorata desproporcionada, incluyendo a la misma Ingrid Betancourt (quien con artimañas expulsó de su Oxígeno Verde a sus congresistas Daniel Carvalho y Humberto de la Calle, tan solo por apoyar posibles diálogos de paz).

 

Se empieza por el Gobierno. El pasado siete de agosto, durante su posesión, Gustavo Petro hizo un golpe de astucia con la aparición en plena ceremonia de la Espada de Bolívar (el símbolo del golpe más grande político del M-19), así como días después devolvió la Paloma de la Paz de Botero a la Casa de Nariño. Su promesa de Paz Total quiere involucrar tanto al ELN, disidencias de las Farc, como a paramilitares. Aún no se encuentra definidas las estrategias que habrá para cada actor ilegal, pero lo que si ha quedado claro es que no todos pueden estar en el mismo diálogo. Una de las mayores novedades ha sido involucrar directamente la fracasada guerra contra las drogas, puesto que el narcotráfico ha sido uno de los principales “incitadores” del conflicto, y que las matas de marihuana, coca y amapola no matan (como decían infamemente en la Seguridad Democrática), es el procesamiento indebido de ciertos productos derivados, que todo parece indicar, en un futuro serán reemplazados por drogas sintéticas. Cuatro años son poco tiempo para mostrar grandes resultados, pero si lo suficiente para dejar cimientos fuertes en este tema, con miras a que el gobierno que llegue en 2026, tenga la suficiente convicción de continuar con este trabajo.

 

El mayor reto de la Paz Total será llegar a unos acuerdos con el Ejército de Liberación Nacional, un grupo ortodoxo y muy cercano al ala militar del chavismo venezolano (que no favorece a Colombia); ya se han hecho contactos en Cuba y se han reestablecido relaciones con Venezuela, pero aún el Coce de los elenos se ha mostrado reacio a entablar oficialmente diálogos de paz. Basta recordar que aún ronda por ahí alias “Pablito”, a quien no le interesa la política, tan solo la plomacera, el narcotráfico y la delincuencia. En cuando a las Disidencias de las Farc, que si bien han dado golpes (matanza de policías en Neiva), es donde se debe tener mayor prudencia, en varias zonas del país tienen alianzas con otros grupos al margen de la ley para sobrevivir, ya que la muerte de la mayoría de sus cabecillas así como el lamentable estado de salud de su jefe Iván Márquez en un hospital en Caracas (Venezuela) los ha dejado acéfalos, pero lo que no debe ocurrir jamás (como lo han planteado peligrosamente en un sector del Pacto Histórico) es reincorporarlos al Acuerdo de Paz, lo traicionaron y deben asumir las consecuencias.

 

Para los paramilitares se ha propuesto un Proceso de Acogimiento, que no suena bien en el país. Y más cuando el mismo Presidente salió a decir, palabras más, palabras menos, que paramilitar que no se someta, será extraditado. No es posible que, mediante una presión indebida, estos jefes (con alianzas con ciertos sectores políticos de la derecha, vayan a aceptar), aún tienen poder y tierras con que asustar a medio país; así como no van a confiar en un gobierno de centro – izquierda que aún la perorata del castrochavismo aún sigue sonando y haciendo bailar a cuanto ingenuo aparezca por ahí. Otra cosa; la Paz Total hay que blindarla bien contra ataques de ExFiscales Cianúricos y Entrampadores que quieran favorecer intereses de la guerra vista desde ciertos sectores oficiales. O de ciertos expresidentes que aún se creen Nerones que pueden incendiar a Roma, cuando se les dé la regalada gana; o ciertos sectores de la izquierda que aún creen que pueden llegar por las armas a la Casa de Nariño como en los años sesentas y setentas del siglo pasado. Se apoya la Paz Total, pero se exige un trabajo serio y riguroso, que podría empezar por meter de exclusivo en este tema a Álvaro Leyva (saliendo de la Cancillería), y dejar a Laura Gil en el Palacio de San Carlos, ¿no creen?


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