Es
bien sabido que la diplomacia colombiana no se caracteriza por ser la más
efectiva, ya que la carrera administrativa correspondiente no existe y que se
deja para favores burocráticos y politiqueros. Pero lo que pasó en los
últimos días es de un ridículo (oso como dirían los jóvenes) como para un
capítulo de “Los Simpson”; no solo porque estuvieron implicados el gobierno
entrante y saliente del país del sagrado corazón, también una entidad en
decadencia como la OEA y la dictadura de Nicaragua (con un par de momias a su
cargo). Aquí prevalecieron dos elementos: tratar de trabar la entrada del nuevo
embajador colombiano ante el organismo internacional (¿Dónde andará el
ExEmbajador Ordoñez, quien se quedó muy calladito?), y el “me importa un culo”
de la entidad (a cargo del desastroso Luis Almagro), junto con la indiferencia
de la Seguridad Democrática en Nicaragua, a cargo de un par de momias (Daniel
Ortega y Rosario Murillo); el ridículo fue de talla internacional, así como la
condena contra la dictadura quedó vuelta nada, ya que en el país de Quincho
Barrilete se siguen violando los Derechos Humanos, deteniendo líderes
opositores y con pretensiones de armar una guerra en el Caribe, con objetivos
militares como el Archipiélago de San Andrés, Providencia, Santa Catalina,
Roncador, Quitasueño, Serrana, Serranilla, Alburquerque.
¿Cómo
se debería analizar el papel de todos los mencionados en semejante metida de
pata, perdón, de las cuatro patas? Empezando por la lastimera OEA, un
organismo que en los últimos años se ha venido prestando para todo tipo de
artimañas uribistas, como la famosa del 23 de febrero de 2019. Cuando
Colombia pidió una condena contra Venezuela por el cierre de la frontera
(típico de un vecino no muy agradable), no pasó nada, la frontera siguió
cerrada, la migración venezolana aumentó exponencialmente y el régimen siguió
haciendo lo que se le venía en gana, con una oposición dividida y blanda
(Leopoldo López, apenas llegó a España, se quedó calladito y dormido en sus
laureles). La Organización de Estados Americanos se convirtió en el hazmerreír
del mundo, porque no solo se dedicó a contentar a Carnitas y Huesitos, sino a
complacer las excentricidades de Donald Trumpilio, el de Melania. Sus condenas
y pronunciamientos son considerados basura, ya nadie les hace caso y si acaso,
sirven para burocracia de sus países miembros, como en el caso de cierto
ExInquisidor. Mejor dicho, es un elefante blanco, del cual hasta Ortega y
Murillo se ríen. Se votó en inmensa mayoría la condena, pero de nada ha
servido.
Gobierno
(desgobierno) saliente de Iván Duque, el cual no se caracterizó por facilitarle
las cosas al gobierno entrante de Gustavo Petro. Un error de mal gusto fue
haber llevado al ExProcurador hacia sus oficinas en Washington, donde fueron
célebres sus salidas en falso como la suscripción al “Convenio de Ginebra”,
donde se hace una guerra contra la interrupción voluntaria del embarazo, el
cual ya está consagrado como un derecho en la Corte Constitucional de Colombia,
hasta la semana 24. No solo Alejandro Ordoñez, no dio la cara, sino que se
escabulló por ahí misteriosamente, ni siquiera le informó al Embajador
Designado Luis Ernesto Vargas, sino que dejó un tufillo de dejarle un
problemita bien complicado al nuevo gobierno. ¿Cuáles fueron las acciones positivas
de Don Alejito en la embajada? Ninguna, solo echar peroratas cada que se
reunían en sesiones los embajadores, donde la mayoría se la pasan durmiendo y
catando licor a lo bueno. Era bien sabido que a Ordoñez le cayó mal el triunfo
de Gustavo Francisco Petro Urrego, ya que el nueve de diciembre de 2013, cuando
el Procurador destituyó al entonces Alcalde Mayor de Bogotá, decisión que fue
tumbada tiempo más tarde, y que sirvió de plataforma de lanzamiento para el
Jefe del Pacto Histórico.
Pero
el Gobierno entrante no se queda atrás en la embarrada con c al principio, la
falta de avivarse en este tipo de temas, fue bien aprovechado por el gobierno
saliente y el Señor Almagro (un Buen Muchacho de la Cofradía del Ubérrimo) para
hacerle la encerrona y dejar a Colombia como un Estado que no cumple sus
deberes internacionales, y que se encuentra al lado de las tiranías más
peligrosas, como la de la tierra de Alexis Argüello. Se puede justificar la
reacción del embajador recién designado, Luis Ernesto Vargas, de que aún no se
podía posesionar ya que aún no era asunto oficial, pero el papel del
Presidente Petro y su Canciller Álvaro
Leyva es triste; en días posteriores sacaron un escueto comunicado aduciendo de
que se encontraban haciendo supuestas gestiones humanitarias para la liberación
de líderes opositores en el país centroamericano, pero, ¿porqué no lo dijeron
antes, porque ya de antemano, se sabía del circo que habría en la OEA? Unos
dirán que el tema de aguas colombianas en el Caribe puede ser una razón, pero
ya está sentenciado de que se tendrá que negociar, independiente de quienes
encabecen ambos países, y que Nicaragua querrá tener a toda Colombia como un
departamento más. Metió las cuatro.
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