Si hay algo por lo que fue elegido el Gobierno de Gustavo
Petro, fue el tema de enderezar el camino hacia la obtención de la Paz en
Colombia, pero también en el que ha mostrado las mayores estupideces y su
arrogancia. No es solo gobernar por
las Redes Sociales, ni escuchando solo a sus Bodegas Aúlicas como se deben
hacer las cosas, también es asesorándose de quienes tienen experiencia en esta
clase de espinosos temas, es sabiendo tomar las mejores decisiones y
efectuándolas de la manera más adecuada. El camino no es fácil, incluso se
podría tomar más del tiempo de gobierno (cuatro años); pero en este sanedrín
ciego, sordo y mudo; no quieren admitir que se han equivocado de manera grosera
con el tema de la paz, y que cada vez que alguien les cuestiona por su mal
actuar, le envían sus bodegas como abejas africanas en búsqueda de a quien
picar. Por todo lo anterior, se hace necesario recordar de que hasta que no se
vean mayores avances en el tema de la “Paz Total”, no se les puede creer, y más
sabiendo de que varios miembros del actual regimiento nacional, le dieron la
espalda al “Sí a la Paz”, durante el plebiscito del pasado dos de octubre de
2016.
¿Cómo inicia todo esto? El tema más prioritario es la
obtención de la paz con el Ejército de Liberación Nacional, un grupo
guerrillero amargado, comandado por unos “Viejitos Cagasecos, Pipilocos y
Culichupados” como alias Gabino, Pablo Beltrán y Antonio García, quienes son
atendidos como los reyes del universo, por el régimen de Nicolás Maduro (quien
debe estar feliz dándole rienda suelta a su anticolombianismo). Faltó
prudencia en el inicio de estos diálogos, por una de esas “extrañas alegrías”
del Presidente Petro el pasado 31 de diciembre, al promulgar un extraño
decreto, donde se definía un imaginario cese multilateral del fuego con elenos
y demás grupos ilegales existentes en el país, en aras de la “Paz Total”. Todo
iba bien, salvo por un detalle; no le consultó al ELN sobre este material, y su
comando (de la tercera edad) se escandalizó y en un comunicado gritó a los
cuatro vientos que jamás se les había consultado sobre ese fin y que los
diálogos se encuentran en crisis, y que sería más fácil su rompimiento que su
continuidad; al gobierno desordenado y mete la pata, no le quedó otra
alternativa que viajar a Caracas, a pedirle de rodillas a Antonio García y
compañía, que siguiesen trabajando; los resultados son inciertos, y en caso de
un rompimiento, sería el mayor fracaso para un gobierno de izquierda, que
supuestamente quiere la paz.
El otro caso, menos grave, pero igual de preocupante, es
el menosprecio del Acuerdo de Paz, ya suscrito, entre el Estado Colombiano y la
antigua guerrilla de las Farc, que ya está en marcha, así el Desgobierno de
Iván Duque lo haya ninguneado de la manera más cínica y descarada, tan solo
para complacer el ego de Carnitas y Huesitos. Quieren retornar al mismo a
la traidora Segunda Marquetalia, al mando del bandido “Iván Márquez”, quien
bajo un supuesto montaje del ExFiscal Néstor Humberto Martínez (quien jamás
será digno de confianza, pero no ha sido comprobado aún el delito de ese
montaje), se regresó a las armas y la ilegalidad, con complacencia del actual
gobierno venezolano, con varios compinches (los finados Jesús Santrich, El
Paisa, Romaña, entre otros). La advertencia fue realizada (con argumentos
suficientes) por el ExJefe de la Delegación Gubernamental de los Diálogos en la
Habana (Cuba) y actual Senador, Humberto de la Calle, pero en el congreso fue
recibido con improperios por parte de ciertos congresistas de ese tal Pacto Histórico,
¿cierto ExSenador Gustavo Bolívar? Cuando se quiere imponer un estilo de
paz destruyendo lo que se ha realizado en la materia, es “volver trizas el
camino hacia una paz estable, duradera y total”. Es dar Papaya Total.
Se insiste en que es mejor desconfiar del trabajo en
materia de búsqueda de la paz del actual gobierno (ojalá corrija su camino y
logre algo en este sentido); puesto que no se ha parado seria y
responsablemente en la materia. El Comisionado de Paz, Danilo Rueda, no ha
querido escuchar a nadie, así como es un error craso llevar a la delegación del
gobierno en los “diálogos” con el ELN a José Félix Lafaurie, uribista y
defensor de la guerra (nada de raro sería que pusiese algunas talanqueras), ni
hablar de los Senadores Iván Cepeda y Roy Barreras (defensor de una reforma
política que la abriría el camino a la resurrección de la reelección
presidencial inmediata, ojo). ¿Y el Presidente Petro qué? Tan solo hace unos
días, por la presión ejercida, salió a decirle al ELN que no se podían quedar
en el camino de la guerra, y anuló algunos artículos del polémico decreto del
cese multilateral del fuego; si pretendía un premio nobel por esto, se le
embolató, y si quería darle confianza a las FFMM sobre el tema, la cosa se les
puso a mordiscos.
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