Se supone que uno de los asuntos que llevó a Gustavo
Francisco Petro Urrego, a la Presidencia, sería enderezar el camino hacia la
Paz en Colombia, ya que hablaba mucho de ella en campaña como si la fuese
apoyado realmente (¿?). Además de venir de un Proceso de Paz en los noventas
que se hizo entre el Estado Colombiano y la antigua guerrilla del M-19 (de
donde era militante), su ideología “progresista” hacía ilusionar que la paloma
blanca por fin volaría sobre territorio colombiano sin ningún problema. Como se
puede recordar, durante el gobierno (desgobierno) de Iván Duque Márquez, no se
hizo mayor cosa por la implementación del Acuerdo de Paz suscrito con la
antigua guerrilla de las Farc; lo que ocasionó el crecimiento de grupos
ilegales, que unas veces se hacen pasar de izquierda y otras de derecha, el
narcotráfico recuperó terreno y la tranquilidad que se había logrado en el
territorio colombiano, volviese a desaparecer, dejando un mal sabor. ¿Pero
qué ha pasado desde el siete de agosto del año inmediatamente anterior? El
Presidente Petro, en medio de su arrogancia (igualito a Uribe), no ha querido
escuchar a nadie, se ha dedicado a menospreciar el Acuerdo de la Habana con las
Farc, ha querido imponer ceses de fuego a grupos ilegales como las disidencias
y el ELN, quienes se le han reído en la cara.
Sin lugar a dudas, son diálogos de paz que difícilmente
llegarán a un acuerdo durante este gobierno, pero que tienen el aval, ya que la
búsqueda de la misma, es algo que no solo permite la constitución, sino que, en
el fondo, los colombianos y las colombianas apoyan, pese a la desconfianza
justa hacia este gobierno. En días pasados se reunieron delegaciones del
Gobierno Petro (en cabeza del Comisionado de Paz, Danilo Rueda, y el Estado Mayor Central (EMC) de las
Disidencias de las Farc, que son comandadas por alias “Iván Mordisco”, un
sujeto que traicionó cínicamente, al igual que “Iván Márquez”, el Acuerdo de la
Habana; incluso hubo una vendetta entre ellos mismos donde murieron los ñeros
“El Paisa”, “Romaña” y “Jesús Santrich”, en territorio venezolano, con la
bendición del régimen autoritario de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Petro
quiere hacer aparecer como un Proceso de Paz más estructurado este, pero en la
realidad es una colcha de retazos que no se sabe de donde viene ni para donde
va, es algo que por más diálogos y acuerdos que tenga, genera una desconfianza
permanente, sumándole que se quiere pisotear el Acuerdo de la Habana.
¿Cómo se darían los
supuestos diálogos con el EMC de las disidencias de las Farc? El pasado ocho de
octubre, en zona rural de Tibú (Norte de Santander), se dieron unos compromisos
entre ambas partes, en medio de una jornada donde hubo momentos polémicos como
el de “el movimiento social llevó a Petro a la Presidencia, y de ser
necesario, lo tumbará de allá”, donde se dio una etapa de alistamiento
(¿alguien sabe que es?) hasta el 16 de octubre, para luego ir hacia un Cese de
Fuego Bilateral que duraría unos tres meses. Pero aquí hay un problema de marca
mayor; ya las disidencias de Iván Mordisco chillaron porque los mecanismos de
verificación de dicho cese al fuego no les gustan, como quien dice, podría
seguir la plomacera por un buen rato. Para que vean lo complicadas que son
estas disidencias, muy distintas a la nefasta Segunda Marquetalia de Iván
Márquez, hay que leer el informe especial que preparó el periodista Santiago
Torrado para El País de España, donde se puede leer lo siguiente: “Más que facciones con una estructura
jerárquica que imparte directrices a toda la organización, las disidencias son
una federación de grupos bajo una misma sombrilla, pero con intereses, formas
de operar y grados de articulación diversos, además de una gran autonomía en su
funcionamiento a nivel territorial”.
Ojalá estos diálogos den algún fruto, o se solidifiquen,
para que el próximo gobierno que llegue el siete de agosto de 2026, los lleve a
buen puerto. Pero la desconfianza ya está dada y parece ser permanente, por
cuanto el Presidente Petro sigue empecinado en volver trizas el Acuerdo de la
Habana, con unas mentiras del siguiente estilo de “Antro de Corrupción”, sobre
todo el PNISS (Sustitución de Cultivos Ilícitos). Frente a lo anterior,
tanto el Expresidente Juan Manuel Santos, como el ExComisionado de Paz, Sergio
Jaramillo, el ExJefe del Equipo Negociador, Humberto de la Calle, y Eduardo
Díaz Uribe, ExDirector de Sustitución de Cultivos Ilícitos han salido a refutar
la calumnia. En diálogo con Caracol Radio, este último dijo lo siguiente: “El programa de
Sustitución de Cultivos no fue una invención mía, ni de Pardo, ni de Santos, y
así lo definió el Acuerdo de Paz por una sencilla razón, hoy la ley, en
el Código Penal, se establece que tener cultivos ilícitos es
un delito según el artículo 375 y en materia penal las responsabilidades son
individuales y no colectivas”. Como dicen por ahí, Petro se está
volviendo aliado de Uribe.
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