martes, 20 de agosto de 2024

GAJES DE LA SEMANA

 

En la semana que acaba de pasar, el autor de la presente columna, tuvo un par de experiencias muy interesantes, ya que no solo le cambiaron el ambiente de rutina que se llevaba, también un poco la forma de ver la vida. Puede sonar muy cursi, pero es la verdad; no es por vanidad que las comparto, sino porque son un llamado a ver las cosas sencillas en grandes detalles que pueden dejar grandes moralejas para la vida, de que no todo es grande o pequeño (se encuentra la gama de medianos), ni blanco ni negro (tonalidad de grises), ni ancho ni ajeno (la relatividad del espacio). Eso sí, el mundo siguió rodando con sus noticias, unas veces buenas y otras trágicas, lo mismo que en este país donde el Gobierno (Desgobierno) Petro no deja de sorprender con sus metidas de pata, a tal punto que justifica el actuar sicarial de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, no hay derecho. El planeta continúa girando alrededor del sol (así haya mentes chifladas que se empecinan con la teoría geocéntrica, propia de ultrarreligiosos, de camándula, de sharía, de discriminación), y siguen a la orden del día, las excentricidades de famosos que no aportan mucho, pero sirven para reírse un rato.

 

El lunes se emprendió un viaje a Cartagena, el cual finalizó el viernes; si bien es temporada baja, los dos vuelos (ida y regreso) iban con más del 90% del aforo de pasajeros. Y un detalle especial; se viajó en Latam, buen servicio, trato cordial y sirvieron una merienda en el avión (café o agua con un ponqué Ramo), a diferencia de otra aerolínea por ahí que no dan nada (ay Avianca), y al contrario, en sus vuelos venden croissants pequeños a $12.000, contrastes de la vida. Hizo mucho calor y no hubo mayor brisa, lo que hacía que uno sudase a borbotones, y si bien se había llevado el computador para trabajar, era imposible porque había que evitar que el sudor cayese sobre el mismo, y el sueño que origina el bochorno, hacía que fuese imposible laborar; solo se sacó para compartir la columna del martes pasado. Se DESTACA EN MAYÚSCULAS el comportamiento del personal que trabaja en el Aeropuerto Rafael Núñez; el día viernes, se había quedado extraviado el bastón que el autor de la presente columna porta para poder caminar en la zona donde revisan equipaje de mano, cuando se percató de la situación, en la zona de revisión el personal se encontraba esperándolo con una sonrisa y una amabilidad, para entregarle el bastón. Infinitas gracias.

 

Otro sitio que es OBLIGATORIO visitar en Cartagena es su Jardín Botánico, se encuentra ubicado en inmediaciones del municipio de Turbaco; la visita es una experiencia maravillosa, que lo transporta a otros mundos, el de la Conciencia Ambiental, escuchar los más bellos sonidos de la naturaleza, que brinda a la vista unos colores impresionantes, así como las caídas de agua en los cuerpos que se encuentran ubicados es digno de los dioses del Olimpo. Es el mejor plan para un encuentro familiar, donde el servicio de guías es espectacular, le dan todas las explicaciones necesarias, reencontrarse con uno mismo es la mejor moraleja que deja este lugar, como lo hacen también el Reptiliario (Vivarium del Caribe) y el Aviario; hacen que el plan de mojar pantalla social se repliegue a un plano inferior, donde se pueda descansar de verdad, donde se da la mayor Conciencia del Servicio al Turista (aclarando, que los habitantes de La Heroica ya han trabajado mucho en el tema, incluso, si ven que alguien trata de dárselas de vivo por ahí, le recriminan y le hacen entender la importancia del turismo para la ciudad).

 

La otra experiencia vivida en la semana anterior, fue leer el libro EN SITIOS MÁS OSCUROS, que empieza por sorprender con su autor: Juan Carlos Echeverry, el célebre padre de la “Mermelada”. No es un libro sobre economía, finanzas y relacionados con el ExMinistro. Se trata sobre la historia que ha dejado la violencia en Colombia. Habla sobre el reencuentro de un Señor (Su Señoría)  con sus dos hijos varones (el mayor Abogado y el menor un Universitario en formación (quien hace el relato en primera persona); se los lleva hacia la profundidad de los llanos orientales donde Su Señoría posee una pequeña porción de tierra (35 hectáreas en Maya, Meta) la cual se la han querido quitar sus inamistosos vecinos (ambos con antecedentes de bandolerismo, se está evocando los mediados de los años setentas); pero también resulta que un antiguo cliente de Su Señoría le paga un trabajo de abogacía hecho, con un supuesto barco que se encuentra encallado en San José del Guaviare. Cuando llegan allá (iban acompañados de un amigo del hijo mayor (quien había prestado servicio militar para EEUU en la guerra del Vietnam), se encuentran que el barco no sirve para nada. Devueltos a Maya (Meta) se encuentran con que los vecinos le quemaron la pequeña parcela, el hijo mayor y el amigo van a reclamar pero son asesinados. El hijo menor quiere ejercer venganza, pero Su Señoría antes de morir lo convence de que no lo haga, y le deja a cargo una tierra en el piedemonte llanero. Para reflexionar.

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