Desde mucho antes,
se sabía que Trumpilio y su Partido Republicano (donde manda y hace lo que
quiere), les haría la vida a cuadros a Colombia, ya que el Gobierno –
Desgobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego, le daría papaya en cualquier
momento, aunque fue muy sorpresivo la forma rápida que se dio. Cuando
Trumpilio gritaba que recuperaría a las buenas o a las malas el Canal de Panamá
por la imaginaria invasión de China a esta obra de infraestructura, así como
diría que Canadá y Groenlandia serían su Ubérrimo, comenzó una persecución
infame e inhumana contra la inmigración latina (hasta la fecha de la realización
de la presente columna no se habla de deportaciones europeas o asiáticas), con
las deportaciones masivas hacia los países de la región. ¿Qué pensarán Jaime
Bayly, Willie Colón, JJ Rendón y Selena Gómez (aunque luego echó lágrimas),
sobre esto, si votaron por el Pelimazorca? Marco Rubio, recién posesionado
Secretario de Estado, está contento mostrando su antilatinoamericanismo, y el
Senador Republicano Bernie Moreno (colombiano de nacimiento), también se está
dando aires de ario. ¿Qué fue lo que pasó con Gustavo Francisco, quien al
parecer en el fin de semana del 25 y 26 de enero pasado se encontraba volando
muy contento por la Etnia Cósmica?
Es bien sabido que
Petro generalmente sale a su Agenda Privada los fines de semana, ya que no le
había ido bien, con el desangre en el Catatumbo y la sentencia de la Corte
Constitucional sobre el incumplimiento en los temas de salud; le dio por hacer
una metida de pata en la Red Social X (propiedad de Elon Musk, muy cercano a
Trumpilio y los extremistas de derecha de Alemania (Buenos Muchachos de
Hitler)): primero dijo que recibiría a los deportados colombianos con abrazos y
flores (a las 3:07 a.m. del domingo 26 de enero); pero se enteró (quien sabe cómo)
de que venían esposados y en aviones militares de EEUU; le dio un arrebato
de patrioterismo barato e irresponsable y las 3:41 a.m. en la misma red social
X, salió con un retahíla incomprensible que decía que no los recibiría (¿no
eran de aquí, eso era lo que insinuaba?), que no autorizaba el aterrizaje de
los aviones (cuando ya estaban volando). Lo que Gustavo Francisco no tuvo
en cuenta, tal vez por su Agenda Privada era que había unos compromisos que el
Estado Colombiano ya había adquirido en la materia y que para renunciar o
modificarlos, debía consultar con el Gobierno Gringo desde antes.
¿Qué se vino? La
furia y astucia de Trumpilio para aprovechar el papayazo dado por Gustavo
Francisco para ejercer una presión que jamás se había ejercido contra Colombia,
supuestamente el principal aliado de EEUU en la región. Cerró la Embajada
Gringa en Bogotá, aplazó durante una semana las citas para la expedición de
visados (sin importar las citas que habían sido asignadas desde hace uno o dos
años antes). Impuso aranceles del 25% a las exportaciones colombianas y que
serían aumentadas al 50% a la semana siguiente (en vísperas de San Valentín,
donde las flores colombianas son muy valoradas). Sin quedarse contento con
lo anterior, Trumpilio dijo que cancelarían las visas a los integrantes del
Gobierno colombiano, familiares del Presidente y Ministros, así como miembros
del Pacto Histórico en el Congreso. Otro poco más, y se hubiera dado el
rompimiento de relaciones de todo tipo, entre Bogotá y Washington DC, algo que
hubiera traído consecuencias malignas para Macondo, lo que podría haber
inducido a un estallido social y un posible tambaleo del Gobierno – Desgobierno
Petro. No hubo el uso de los canales diplomáticos correspondientes, por ende,
se armó la gorda y Trumpilio le dio vía libre a su crapulencia.
Después de que
alejaron a Gustavo Francisco de las redes sociales por un buen rato, una rápida
acción del Canciller (Luis Gilberto Murillo), el Embajador Colombiano en EEUU
(Daniel García – Peña) y la Directora del Dapre (Laura Sarabia), con llamadas a
Carnitas y Huesitos, se logró frenar un problema de marca mayor, tan grande y
venenoso como el Ministerio de la Igualdad de Colombia. Eso sí, el Gobierno
Colombiano deberá explicar muy bien porque utilizó aviones de la fuerza aérea
para repatriar a los deportados, cuando es función del gobierno estadounidense.
Se debe reconocer que cuando hubo vuelos de aviones colombianos, se mejoró el
trato a los deportados (ninguno con antecedentes judiciales graves, como lo
brama Trumpilio a diestra y siniestra). Los aranceles desaparecieron (por
el momento) del panorama comercial, pero lo de la cancelación de las visas y
una posible descertificación del país en materia de lucha contra las drogas
sigue latente, más aún cuando se avecinan elecciones legislativas y ejecutivas
en Colombia en 2026, así como intermedias en EEUU a finales del mismo año. Se
estaba pidiendo una cumbre de la CELAC para tratar el tema del maltrato hacia
los inmigrantes (todos son personas que buscan un porvenir mejor para sus
familias, de forma honesta), pero la cancelaron; de pronto Gustavo Francisco se
hubiera ganado unos cuantos regaños ahí.
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