Para iniciar la
presente columna, se recogen las palabras del Presidente (Dictador) de Rusia,
Vladimir Putin al NY Times: “La
Ucrania moderna fue creada completamente y en su totalidad por Rusia, más
específicamente por la Rusia bolchevique y comunista” …. “Este proceso se
inició prácticamente de forma inmediata tras la revolución de 1917, y además
Lenin y sus colaboradores lo hicieron de la forma más chapucera en relación con
Rusia: dividiéndola, arrancándole trozos de su propio territorio histórico”. Más allá de la polémica que ha
suscitado la infame invasión de Rusia a Ucrania, debido a una mezcla de
socialismo y nazismo en la Plaza Roja de Moscú y en la estatua de Pedro El
Grande en San Petersburgo, se puede leer el punto de vista de Don Vladimir
acerca de desaparecer a Ucrania de la faz de la tierra, al precio que sea
necesario. Algo muy común entre los ególatras y tiranos (Mao, Ayatolah
iraníes, Trump, Orban, Milei, Chávez y Maduro, Uribe, Petro, Bolsonaro, Evo
Morales) sobre aniquilar a quien no lo consideren de sus preferencias; pero en
este caso es el arribismo que aparte de Moscú, también se siente en la tierra
natal del Tirano. Desde que está en el poder (2000), siempre ha metido sus
manos en los asuntos internos en Kiev, Donetsk, Dnipro y demás.
En la primera década del presente siglo,
el pueblo de Ucrania votó en 1991 mediante un Plebiscito, la separación de la
entonces alicaída Unión Soviética, ya que no comparten muchos aspectos, siendo
principalmente el idioma. Luego vino el envenenamiento en la primera década del
presente siglo de un Líder Ucraniano, durante el primer mandato de Don Vladimir
en la tierra de Rasputín. En 2014, llegó la absurda e infame invasión de la
península de Crimea, bajo el pretexto falso de que sus habitantes querían anexarse
al régimen de Moscú, que luego se enfrió, pues la anexión de Ucrania a la OTAN
parece desmoronarse, y no tuvo tanto eco en la Unión Europea. No contento y con
ganas de perpetuarse en el poder, como si fuese un Zar, Don Vladimir
intensificó su barbarie contra Ucrania (ya con Volodymir Zelensky en el poder)
en 2022, con bombardeos y crímenes de lesa humanidad por todas partes del país;
con la infame colaboración del déspota Lukashenko, gamonal y dictador de
Bielorrusia, Kiev y otras regiones han sufrido constantes bombardeos y ataques
a la infraestructura eléctrica (algo similar a lo que hacían grupos ilegales
colombianos a principios del presente siglo). Ya Europa tuvo que reaccionar
porque su estabilidad política y militar está en peligro.
Con Rusia (Putin), al igual que con
Israel (Netanyahu), no se deberían tener relaciones diplomáticas. En junio de 2022,
cuando ganó Petro la Presidencia (de papel, porque el Presidente de Facto de
aquí, se llama Armando Benedetti), Putin dijo que Colombia podría ser un socio.
Pero unos meses después, llegó el Canciller ruso con lágrimas de cocodrilo a un
medio de comunicación a afirmar sobre la llegada de mercenarios colombianos a
Ucrania. Sí, es cierto, pero también se debería mirar la cantidad de
mercenarios rusos apostados en todo el globo terráqueo, para decir “quien
esté libre de pecado, que lance la primera piedra”; ni siquiera China que
siempre ha mostrado una preferencia por Rusia, ha dicho que apoya abiertamente
esta masacre contra la tierra natal de Mikhail Gorbachov (Premio Nobel de Paz y
ExPresidente de la antigua Unión Soviética). Aunque es el país más grande
del mundo, que comprende dos continentes y tiene costas en dos océanos
(Atlántico y Pacífico), Rusia es un país muy lejano, donde la xenofobia y el
patrioterismo barato y populista, han hecho de las suyas, sin que se visualicen
soluciones a corto y mediano plazo.
Como si no fuera lo anterior suficiente,
esta invasión ha tenido efectos ambientales como se puede ver en la zona de la
Hidroeléctrica Nova Kakhovka. En la columna que lleva este nombre (14/06/2023),
se afirmaba lo siguiente: “Terrible que se esté llegando a un ambiente de
guerra donde se arrasa la infraestructura de un país para acabar con lo poco
que hay, bajo la disculpa de una limpieza social de extremistas de derecha,
cuando en la propia Rusia hay varios miembros”. El fascismo ideológico
de Don Vladimir es igual que al de Trumpilio (actual Inquilino de la Casa
Blanca, en Washington DC), quien en días pasados intentó humillar a Zelensky en
una rueda de prensa en la misma casa en USA, junto con los bramidos de su
Vicepresidente, un tal JD Vance que parece no saber donde está ni cuales
deberían ser sus funciones y responsabilidades. Menos mal Zelensky está
empezando a tener el apoyo de la Unión Europea, no solo para contener la
invasión, sino también para llegar fuerte a unos posibles diálogos de paz, así
quieran ignorarlo los dos dictadores (Putin y Trump). Y lo que está pasando en
Ucrania, podría empezar a ocurrir en otras partes del mundo como Colombia, ya
que ni Trumpilio ni Vladimircito tienen simpatía alguna por la tierra de Gabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario