martes, 4 de marzo de 2025

SANTA TRIBUTACIÓN

 

Siempre se ha hablado de la Compleja Relación entre las Iglesias y los Estados; bien sea por su cercanía y manipulación del poder, o por sus polémicas que pueden estar cargadas de violencia. El Laicismo debería ser el punto ideal sobre este tipo de relaciones sin Concordatos que medien, haciendo unas modificaciones absurdas a las Constituciones (Cartas Máximas de los Estados). Pero el asunto de los impuestos, como dirían por ahí “al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios, lo que es de Dios”, se ha convertido en uno de los asuntos más polémicos por cuanto las religiones, y mucho más la religiosidad popular, se han vuelto fuente de ingresos económicos para las iglesias, sin que puedan ser escudriñadas por las correspondientes autoridades; pueden ir desde proyectos que supuestamente ayudan a la comunidad, hasta un estilo de vida ostentoso y arrogante para quienes se encargan de predicar la Palabra de Dios, la Humildad como una virtud y el TEP (Todo Es Pecado), pero que en la realidad se van de rumba, coartan las libertades individuales y convierten las misiones en un bacanal donde se puede hacer de todo, tanto a favor como en contra de los demás. La mejor excusa para estas abominaciones es que supuestamente Dios debe estar por encima de los estados, cuando debería ser al contrario.

 

En días pasados, se habló de que posiblemente el Gobierno – Desgobierno del Presidente en el Papel (Gustavo Petro) y de Facto (Armando Benedetti), presentaría a consideración del Congreso de la República, un Acto Legislativo que llevaría a todas las iglesias a cumplir las obligaciones tributarias, que cumplen tanto personas naturales como jurídicas. La sola mención es un hecho positivo, ya que no se puede olvidar que Colombia (Estado Laico) es un país donde la religión juega un rol importante en las decisiones; así como la religión se ha convertido en un factor determinante en la política diaria de la nación, incluso, las diferentes iglesias han pasado a ser un factor supremo a la hora de elecciones, tanto legislativas como ejecutivas. Por ejemplo, los principales saboteadores del Sí a la Paz, en el plebiscito del dos de octubre de 2016, fueron ciertos movimientos religiosos alineados con la extrema derecha, bajo la disculpa de los inexistentes Rayo Homosexualizador y la Ideología de Género, la llegada de Pastores y Pastoras a las corporaciones con altos caudales de votos, queriendo imponer sus criterios religiosos (en la mayoría de los casos, flojos e hipócritas) sobre la Constitución de 1991.

 

¿Posibilidades de que este Gobierno presente el Acto Legislativo? Muy pocas, dado que se encuentran dedicado a defenderse de las justas acusaciones de corrupción e irresponsabilidad a la hora de tomar decisiones que afectan el caminar del Estado Colombiano. Pero como hay que partir de la Buena Fe, se deben leer las siguientes palabras expresadas por el Ministro de Hacienda, Diego Guevara (Portafolio): “No es una idea nueva y que, hay que recordar, en su momento hizo parte del proyecto de reforma tributaria que se adelantó en 2022. Sin embargo, para ese momento, la idea de generar gravámenes para este tipo de comunidades religiosas fue retirada de la iniciativa. Otra voz que puede justificar esta Santa Tributación con Justa Causa, sería la del Economista y ExDirectivo del Banco de la República, Salomón Kalmanovitz (Valora Analitik): “Las instituciones religiosas están exentas de pagar impuestos. Otra ventaja que los cobija es que las donaciones que hagan los fieles pueden ser deducidas de la carga impositiva del fiel, o sea que reciben indirectamente fondos públicos adicionales”. Hoy en día, las diferentes iglesias ya no solo tienen garaje; también Centros de Culto, Clubes Sociales, Centros Educativos y Grandes Medios de Comunicación, incluso, Cuentas Bancarias Macroeconómicas en Paraísos Fiscales.

 

Que lo digan todo el emporio empresarial alrededor de la Comunidad Jesuita, el Minuto de Dios, la Casa de la Roca y la Iglesia de Dios Ministerial y de Jesucristo Internacional (la del partido político MIRA), los Centros de Culto del Judaísmo e Islamismo. Las religiones se convirtieron en una fuente de ingresos económicos por doquier, no importa los pecados de quienes les surten. Obviamente, hay voces en contra como la del ExDirector de la Dian, Lisandro Junco (Valora Analitik): “Acá aumentar la carga impositiva de las iglesias y organizaciones religiosas, constituiría no solo un desconocimiento de la actividad que realizan y que la Corte Constitucional en sentencias ha reconocido como elemento fundamental del bien común y del desarrollo de la comunidad nacional”. Nadie está desconociendo las cosas positivas que pueden estar haciendo las iglesias, pero si sería muy bueno que alguna vez se pusieran en los zapatos de sus feligreses, que aparte de cumplir con los diezmos religiosos, también tienen que hacer maromas para cumplir con las obligaciones tributarias vigentes. No se puede imponer el criterio teocrático sobre el democrático, religión y tributación son dos conceptos que deben ir por caminos diferentes, no se puede regresar a los tiempos de Monseñor Builes.

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