Uno de los
problemas más grandes que ha tenido que soportar la Atenas Suramericana es el
de las Basuras; a lo largo de 487 años de existencia, ha tenido que soportar
este desagradable problema no solo por la falta de Conciencia Ambiental de sus
moradores, también por la falta de acciones efectivas de sus Administraciones
Locales, que lo han visto más como una retahíla de promesas populistas que
como un problema a solucionar. Ya no se puede andar por ninguna calle sin que
se vean los papeles, comida regada, heces fecales de toda índole, incluso
objetos de grupos ilegales y mentiras de la politiquería, haciendo desagradable
el panorama a lo largo y ancho de la Capital Colombiana. Para la muestra, el
siguiente botón: en días pasados, el autor de la presente columna se encontraba
caminando en inmediaciones de la I.E.D Manuela Beltrán, en la Avenida Caracas
con calle 57; el andén se encontraba invadido por cantidades desbordantes de
basura, como si hubiera ocurrido un hostigamiento terrorista en la zona, y lo
que más preocupa, es una zona muy concurrida por menores de edad (ya que ese
colegio está ahí). Las canecas públicas prácticamente han sido convertidas por
objetivos militares de vándalos que se unen a cualquier causa para hacer de las
suyas, y como están apoyados por el Desgobierno Nacional de la Etnia Cósmica.
Ni la
administración actual de Carlos Fernando Galán se ha logrado ponerse a la
altura de proporcionar una solución efectiva, cuando está llegando a la mitad
de tiempo de su mandato. En días pasados tuvo un enorme fracaso con su
propuesta de un Nuevo Sistema de Recolección de Basuras; le tocó echar la
Directora de la UAESP y elegir un Nuevo Director, esperando a que trabaje en
este tema como debe ser, porque las basuras están ahogando a los nueve
millones de habitantes del Distrito Capital. Ahora, esta papaya ha sido
aprovechada de forma infame por el Desgobierno de la Etnia Cósmica para hacerle
bullying a la Administración Capitalina y tratar de obtener réditos
politiqueros con miras a las elecciones legislativas y ejecutivas de 2026. La
situación se empieza a parecer a la de diciembre de 2012, cuando la Bogotá
Humana (Inhumana) de Gustavo Francisco Petro Urrego (Alias “Sin Visa EEUU”)
decidió cambiar de manera irresponsable y no planificada, el sistema de
recolección de basuras, lo que originó un problema sanitario de dimensiones
similares al de la pandemia; otro poco, y el Inquisidor Ordoñez hace ostias con
la situación.
Claro que se deben
tener en cuenta las dificultades de logística y seguridad que deben afrontar
los Operadores del Sistema, los carros no pueden llegar a ciertas calles y
zonas por su tamaño, la agresión de habitantes de la calle hacia los empleados
de dichas empresas, las dificultades climáticas que trae los 2600 metros más
cerca de las estrellas y del frío, por no mencionar otros casos. Y que en el
Cabildo Distrital no se ve mayor disposición a debatir seriamente sobre
el asunto para definir una estrategia clara que le dé más limpieza a Bogotá;
hay que recordar que en el Legislativo Distrital abunda el populismo, la
politiquería y la ordinariez, sobre el debate, la responsabilidad y el trabajo.
En un trabajo muy bueno que ha hecho Greenpeace sobre este problemilla, se
puede leer el siguiente párrafo: “Para 2050, Bogotá debería ser una capital global, atractiva
y sostenible económica, social y ambientalmente. Una ciudad en donde sea la
ciudadanía la protagonista de las transformaciones, en donde el gobierno
distrital esté al servicio de la gente y en donde sin importar en qué barrio
vivan las personas, puedan acceder a los servicios esenciales, moverse
tranquilamente y vivir en condiciones dignas, humanas y seguras”. Al paso que va, ni para el 2250 se
podría conseguir este objetivo.
En la página web del Distrito Capital se
puede leer el siguiente párrafo sobre las basuras: “En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ trabajamos por una gestión
responsable de los residuos y entornos más limpios”. Pero los resultados no se están
viendo por ninguna parte, y la ciudad parece estar a punto de una emergencia
sanitaria, sin que nadie haga o proponga algo para evitar otro problema a la
ciudad, tan grande como el de la Seguridad. Ojalá que con la llegada de una
nueva Administración Nacional el año entrante, se pueda coordinar un trabajo
serio y responsable con el Distrito para empezar a mejorar el terrible problema
de contaminación, ahora que se recuerda la irresponsable frase del ExAlcalde
Enrique Peñalosa en 2017: “en ocho años, se podrá nadar en el Río Bogotá”. Y
ocho años después, el cuerpo de agua sigue muerto y lleno de basuras y
escombros; esto no puede seguir así, debe haber mayor responsabilidad
administrativa, algo que no le gusta mucho al uribismo y al petrismo en
Colombia. No quisiera imaginarse en unos años a Bogotá convertida en un
tugurio hindú, donde las basuras ocupan grandes extensiones y tienen bastante
altura, y los chulos fuesen los reyes del panorama.
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