Bogotá,
que pasó de ser la Atenas Suramericana a la sometida al Élego Inhumano, ha sabido sortear varias torturas, entre
las que se destaca la ausencia de un Sistema de Transporte Masivo. A
principios de siglo funcionó el Tranvía, que desafortunadamente sucumbió el 9
de abril de 1948, cuando el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán dio al traste a
la guerra infame que ha padecido el país; Santos la define como un conflicto
armado que se puede acabar con el diálogo (gesto loable) mientras que Uribe (en
su ego armamentista) dice que lo que hay es una simple amenaza terrorista (¿admite que sus ocho años de seguridad
democrática no sirvieron?). Después llegaron los trolebuses, que fueron una
gran alternativa (sobre todo cuando había paro de latas de sardinas disfrazadas
de buses urbanos), se veían pintorescos y serios a la vez con sus cargaderas
pegadas a su cableado exclusivo, con tarifas económicas; pero las ansias
burocráticas y politiqueras de ciertos sindicatos distritales le dieron su
certificado de defunción.
¿Qué
vino después? Luego de diez años del monopolio de la cruceta, llegó el
Transmilenio como una gran esperanza, liderada en la buena Alcaldía de Enrique
Peñalosa; tuvo que enfrentarse a la
beligerancia de la izquierda en el concejo distrital (actualmente lo culpan y
hasta lo insultan de no haber hecho el metro, pero como dijo Jaime Castro en La
Controversia (Canal Capital), quien realmente se le arrugó a este proyecto fue
el presidente de entonces, Ernesto Samper Pizano), en el año 2000 empezaron
las troncales Caracas y Calle 80 con resultados exitosos, que continuaron
durante la segunda administración de Antanas Mockus y los dos primeros años de
Lucho Garzón, cuando llegaron las troncales de la 30 y américas. Después llegó
la alianza de los Moreno Rojas, el Uribismo en la Casa de Nariño y el
Samperismo, originando el famoso Carrusel de la Contratación y por ende, la
debacle en la construcción de la troncal de Transmilenio de la calle 26, el
cual no solo quedó incompleto (un Portal El Dorado que ni siquiera llega al
aeropuerto), sino que provocó un daño irreparable al Parque de la
Independencia. Ahora con Petro el Cautelar se han propuesto las troncales de
las avenidas 68 y Boyacá, pero todo parece indicar que se quedarán en
ilusiones, más adelante se verá el porqué. Nota: ha empezado a funcionar la
línea hasta Soacha, un gesto noble pero que se ha vuelto una bomba de tiempo,
puesto que por ahorrarse unos pesos, no le hicieron un Portal al municipio
cundinamarqués con todas las de la ley, con sistema de alimentación propia;
basta con mirar la pelotera alrededor de la estación San Mateo, parece un campo de concentración.
Desde
hace dos años empezó a implementarse el SITP (Sistema Integrado de Transporte
Público), que si bien funciona a medias y con unos buses aceptables, tiene el
gran inconveniente de la guerra de egos entre Angelcom y Recaudos Bogotá. Eso
sí, gracias al SITP, la gente ha empezado a tener conciencia de que lo peor es
seguir alimentando la famosa guerra del centavo, que deben haber sillas especiales para población mayor, mujeres
embarazadas y personas con discapacidad. En la Columna Bogotá Inhumana
(30/10/13) se hacía la siguiente reflexión sobre la materia: “Parece el reencauche de buses
viejos (después de largas jornadas en la guerra del centavo), que se vuelcan,
chocan, atropellan, varios choferes siguen con la cruceta en mente. Además, el
metro todavía no arranca ni siquiera su construcción (los planos tienen más
dudas que certezas), los cables del sur parecen una utopía irrealizable, los
buses padrones no es que contribuyan con el mejoramiento del tráfico ni del
medio ambiente ni del desarrollo sostenible”. Con lo positivo anteriormente resaltado, los
bloqueos a transmilenio (con pedidos de destruirlo), y el cable de Cazucá a
punto de naufragar en la politiquería distrital, si queda la sensación de que
la administración ha dejado a su suerte los buses azules, rojos, verdes y
anaranjados.
¿Lo anterior porqué? El Alcalde Petro, más en un afán de meterse en una imposible campaña
presidencial del 2018 (ojo con las sanciones por el caso de la recolección de
basuras), salió con los planos del metro pesado y subterráneo para Bogotá;
una línea cuyo eje principal son las troncales américas y caracas hasta la
calle 100, 27 kilómetros en forma de longaniza (sin ánimo de ofender a nadie) a
profundidad; es loable esto, pero tiene sus inconvenientes: en una ciudad hecha
sobre cuerpos de agua como Bogotá, ¿no habrían problemas?, ¿porqué no se tuvo
en cuenta el corredor férreo cuya base principal es la Gran Estación de la
Sabana?, solo se favorecen siete localidades, ¿qué pasará con las otras trece,
donde están las demás fases del metro?, ¿porqué tanta prevención contra quienes
han hecho de manera respetuosa a este metro (dicen que los planos vienen desde
Samuelito) como el mismo Peñalosa y el exministro Rudolph Hommes? Es bien sabido
que la financiación del metro corresponde al Estado Colombiano en un 70%
mientras que el Distrito se lleva el 30% restante; ¿no se podría pensar en un
sistema para integrar a varios municipios de la sabana como en toda metrópoli
que se respete? Sería bueno que el gobierno nacional analizase bien la
factibilidad de este proyecto, porque no
se puede imponer la visión ideológica sobre la técnica, económica, ambiental y
sostenible.
PD1: La triste historia de pasión del hijo del
presidente de la Corte Suprema en un vehículo oficial, el muchacho no pudo
desfogar su virginidad ilegal.
PD2: El Príncipe Carlos y Camila Parker se gozaron
las colombianadas durante su visita.
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