martes, 10 de agosto de 2021

NECOCLÍ EN APRIETOS

 

En el golfo de Urabá, una zona con problemas de orden público y corredor para el narcotráfico, el contrabando y el comercio ilegal de armas, se encuentra el municipio de Necoclí, en el departamento de Antioquia. Es una zona olvidada no solo desde Bogotá, también desde Medellín, la capital de dicho departamento; no existe una infraestructura adecuada para servicios públicos, salud, educación ni oportunidades de trabajo; su principal fuente de producción es el banano, controlado por unos dirigentes gremiales con posturas y amistades muy polémicas, donde es un hecho que el sindicalismo se considera castrochavista; y la ultraderecha pretende imponer su ley, luego de que en el siglo pasado, la antigua guerrilla de las FARC impusiese un régimen de terror; basta con recordar todas las masacres cometidas, tanto por estas como por paramilitares, con complicidad y/o negligencia de un estado ingenuo y estúpido como el colombiano. Sus playas son de reconocida fama nacional e internacional, además de que es una buena alternativa para el agroturismo y ecoturismo, con una muestra de fauna y flora originaria, que lo hacen muy atractivo. Salen vuelos desde la capital y la bella villa hacia allá, así como se puede ir por una vía, que se encuentra algo atrasada para las necesidades de hoy.

 

También es importante por su ubicación estratégica, ya que, al otro lado del mar, se encuentra la costa chocoana sobre el golfo, que está en el límite con Panamá; un punto neurálgico para muchos asuntos internacionales que están gobernando el planeta en tiempos de pandemia, donde la crisis económica y social son la nota constante en la vida. Lo que está ocurriendo allá no tendría novedad, por el detalle de que Colombia aún es considerada un país no apto para la presencia de gente foránea, dado los problemas de orden público que ha tenido desde hace mucho tiempo, así como una historia de xenofobia que ha permanecido desde finales del siglo XIX (incluso, con una ley que prohibía la importación de ciudadanos chinos para fines laborales). Pero con la expectativa de un Acuerdo de Paz firmado entre este Estado y la antigua guerrilla de las FARC (hoy movimiento político Comunes), se espera una llegada de grandes inversiones así como nuevas oportunidades; y las facilidades que se la ha dado a la migración venezolana, que en cierto caso se podría aplicar también a la migración circundante en Necoclí; compuesta principalmente de ciudadanía proveniente de Haití (el país del finado Juvenal Moise), Cuba y países del África tropical, quienes han sido víctimas de miserables traficantes de seres humanos, así como de la falta de oportunidades que sus países tienen.

 

Pero lo más triste de todo, es la subestimación de la dirigencia política nacional que ha hecho sobre el tema, diciendo que solo están de paso porque se dirigen hacia Estados Unidos, luego de hacer un recorrido infame y tormentoso desde sus lugares de origen, llegando al Cono Sur (Argentina y Chile principalmente), pasando por los Andes, hasta llegar allá, y esperar una lancha que los aviente a la frontera con Panamá, para seguir por Centroamérica, México y EEUU como destino final. Es absurdo pensar que Necoclí y/o otra localidad circundante tenga la suficiente infraestructura para atender un drama humanitario como este; luego de que la economía municipal se encuentra en camino a la dolarización, donde la cantidad de inmigrantes está a punto de ser similar a la población, que no hay infraestructura social ni de salud para atender; añadiendo un peor ingrediente; se podría pensar en una posible epidemia de covid19, así como dengue, cólera y/o ébola. NO se trata de un asunto de patrioterismo ni de xenofobia, sino que no se puede convertir esto en una segunda Lesbos (Isla de Grecia, con una inmigración sin control desde oriente medio y el África Sahariana).

 

¿Qué dicen las autoridades frente al tema? En la página oficial de Migración Colombia, se puede leer la siguiente declaración de Juan Francisco Espinosa (fecha 29 de enero del presente año): “La semana pasada, durante tres días, estuvimos haciendo un recorrido por los diferentes municipios del Urabá Antioqueño, evaluando la situación de aquellos migrantes que transitan por la región y el impacto en cada uno de los municipios…Estamos trabajando unidos como autoridades para brindar asistencia a estas personas y esperamos que ellos lo entiendan y se dejen ayudar”. En ese entonces solo habían 680 inmigrantes en la zona, pero luego de seis meses largos, la cantidad pasó a ser de seis mil aproximadamente, sin que haya habido una acción efectiva del estado, dejando a las autoridades locales a la deriva con un problema de dimensiones desconocidas; como lo puede afirmar el comunicado emitido por el Consejo Comunitario del Río Acandí y de la Zona Costalera Norte (El Tiempo, 28/07/2021): "suspender cualquier aval, permiso, autorización o acompañamiento a todos los extranjeros que pretendan hacer tránsito por el territorio hasta tanto esta situación sea aclarada con las autoridades competentes colombianas y las normas de bioseguridad se cumplan estrictamente". Suena feo y terrible, pero lo que se debe hacer es evacuar la inmigración presente e impedir la entrada de futuras, mientras no se tengan las condiciones básicas para atender un problema social como éste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario