martes, 12 de octubre de 2021

LAS GARANTÍAS

 

Se entiende por garantía, el símbolo de transparencia y confianza que debe brindar toda persona y/o entidad, en aras de cumplir sus deberes y respetar los derechos de los demás. A nivel político, son todas las señales que un Estado muestra para satisfacer las necesidades del pueblo, así mismo, para permitir la libre expresión y el acceso a todos los derechos constitucionales. Todo eso se cumpliría en un país sensato, pero como Colombia ocurre todo lo contrario, nada es de confiar y un respiro estatal, puede ocasionar un daño grave a la democracia, como lo que se ha estado tramitando en el congreso de mayoría gobiernista (adulación al desgobierno Duque); ya que la derecha está en peligro de perder el poder en las elecciones de 2022, y perder toda su maquinaria burocrática, bien sea con el centro o con la izquierda. Ni siquiera la firma de un Acuerdo de Paz con el exgrupo guerrillero más grande y antiguo de la región, han podido calmar los ánimos (incluso sigue latente la propuesta de volver trizas lo que se ha avanzado en esta materia); porque para un gobierno impotente y prepotente como el actual, la guerra es su arma favorita para mantener unos privilegios.

 

Hace unos cuantos días, inició en el congreso el trámite de una Reforma Tributaria, que no fue concertada totalmente, y entre sus articulitos se encuentra la derogación parcial de la Ley de Garantías, que obliga al aparato estatal a no firmar contratos en un tiempo prudente durante la campaña electoral, incluso durante el día del sufragio. El Gobierno la ha defendido misteriosamente, y para la muestra, lo que dijo Iván Duque, desde Nueva York (El Colombiano): “En Colombia ya no hay reelección presidencial y eso implica que tengamos una circunstancia distinta. Hay que mirarlo en otro contexto, pensando en los alcaldes y gobernadores que tomaron posesión en enero de 2020, y que les ha tocado enfrentar una pandemia que les ha truncado aspiraciones y programas. En algo tiene razón, ya no hay reelección directa, pero la podrían revivir con un Referendo (o sea, se podrían saltar la ley), y si es para ayudar a los mandatarios locales, no es posible creer en tan filántropo interés, ya que, en las pasadas elecciones locales de 2019, el sector gobiernista fue uno de los más grandes perdedores, y sus relaciones con la mayoría de las administraciones locales, no ha sido la más fluida, al contrario, ha querido apoyar bajo la mesa, ciertas revocatorias.

 

¿Qué han dicho desde la oposición? El precandidato presidencial de la Coalición por la Esperanza, Juan Fernando Cristo, afirmó lo siguiente (El País – Cali): “nunca había visto que una ley estatutaria, que tiene unas mayorías especiales, unos requisitos especiales, un trámite especial de superioridad categoría a las leyes ordinarias, se pueda derogar mediante una ley ordinaria de presupuesto, que es de inferior categoría. Eso es groseramente inconstitucional”. Ya está implicando unos vicios de inconstitucionalidad, que, si bien se podrían fallar en la Corte Constitucional en un período posterior a las elecciones, dejaría una huella de desconfianza muy grave para la democracia colombiana; por el estilo de Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Evo en Bolivia, Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos. Aunque no se vería directamente en la persona de Iván Duque, si podría dar paso a personajes no muy deseados en la democracia como María Fernanda Cabal, Alirio Herrera o Rafael Nieto en la derecha, y en la izquierda el ego de Gustavo Francisco Petro Urrego. Se vendrían unos extremismos a acabar con lo poco que queda de este país de Macondo y Gabo.

 

Sí, es cierto que durante el gobierno Santos quisieron derogar esta Ley de Garantías, y se criticó fuertemente dando al traste; pero también hay que tener los ojos puestos en el actual gobierno, cuyo proceder ha sido dudoso, para la muestra una Reforma Tributaria presentada a las malas por el Ministro de Hacienda de ese entonces, el nefasto Alberto Carrasquilla, lo que originó un estallido social de dimensiones incalculables, que aún se están padeciendo en estos tiempos de pandemia. No queda más que estar atentos a cualquier accionar de “Construyendo País”, ya que destruye más de la cuenta, incluyendo las garantías de la democracia, tal como lo consagra la Constitución Política de 1991, vigente hoy. Así mismo, se debe convocar al pueblo a que se manifieste masivamente en las urnas, para evitar los extremos de izquierda y derecha, que no piensan en nadie, sino en sus egos; que se cumpla el Acuerdo de Paz para que la prosperidad en Colombia sea estable y duradera; que no se regrese a una espiral de violencia que azotó al país durante más de cincuenta años, sin causa justa; que los derechos de la gente sean cumplidos y respetados en su totalidad.

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