La
Contienda Electoral en Colombia, llega a su fin, afortunadamente, el próximo 19
de junio del presente año. Una campaña electoral, tanto para el legislativo
como para el ejecutivo, que ha estado plagada de escándalos, fake news,
insultos y bodegas (quien sabe cuales serán sus padrinazgos económicos), entre
otras pestes, donde las ideas han brillado por su ausencia, como ese
reality mexicano “La Casa de los Famosos”, donde pululan las flatulencias
mentales de sus participantes, de estrato mil. Eso sí, hay que acudir de manera
libre y espontánea a las urnas para demostrar que la suerte de Colombia
realmente importa y no se podrá imponer cualquier vulgaridad populista, que
puede conducir a un abismo del cual no se podría salir; al contrario, gane
quien gane, deberá primar el diálogo, incluso con los sectores más radicales de
la oposición que se avecina; no se podrán hacer mayores ensayos, ya que en
estos tiempos posteriores al covid19, deberán conservarse muchas cosas del
aparato estatal, por cuanto se necesita recuperar la economía y la política,
que se vieron abocadas al confinamiento; sin lugar a dudas, la sensatez debería
primar para que el interés común se vea satisfecho en todas las necesidades que
lo aquejan. ¿Quiénes son las opciones para la segunda vuelta?
La
primera y favorita en casi todas las encuestas, el Pacto Histórico en cabeza de
Gustavo Francisco Petro Urrego (Candidato Presidencial) y Francia Márquez Mina
(Fórmula Vicepresidencial). Sin lugar a dudas, Petro es un viejo zorro de la
política y se ha sabido reencauchar en estas épocas de antiuribismo, con el
desastre del Gobierno (Desgobierno) de Iván Duque (Álvaro Uribe en Cuerpo
Ajeno), y el miedo al castrochavismo ha ido desapareciendo. ¿Qué pasa? Esta
campaña no aprendió las lecciones de 2018, donde reinó el antipetrismo, y el
contrario, lo hizo crecer de forma considerable, ya que se ha despachado con
ideas absurdas como la eliminación inmediata de las fuentes de energías fósiles
para darle paso a las alternativas, sin mayor plan de transición; absurdo
cuando para la logística de estas nuevas energías se requieren aún de los
medios de las tradicionales. Ni hablar del famoso tren entre Barranquilla y
Buenaventura, que lo han equiparado con el famoso Tren Maya de AMLO en México,
y que le ha producido más de un dolor de cabeza. Pero lo peor es su falta de
pantalones frente a la bodega de apoyo, que ya cuentan con un Concejal en
Bogotá y una Representante a la Cámara por la capital también; no se puede
seguir teniendo como plataforma política a los Físicos Impuros, Lalismiles y
Levys Rincón, con lenguajes de guerra, similares a los del Uribismo.
En la
otra orilla se encuentra un Outsider (quien seguramente implantó una nueva
forma de hacer campaña política, sobre todo en elecciones regionales), se llama
Rodolfo Hernández (Candidato Presidencial) y Marelen Castillo (Fórmula
Vicepresidencial); han sido la novedad porque el pasado 29 de mayo le dieron su
buen mazazo al uribismo tradicional, quienes tenían sus expectativas en el
candidato Federico Gutiérrez y su fórmula Rodrigo Lara Sánchez. Si todo aquí es
novedoso, ¿qué ocurre? Desde que el ExAlcalde de Bucaramanga dio el parte de
victoria por llegar a segunda vuelta, ciertos uribistas como José Obdulio
Gaviria, Paloma Valencia y María Fernanda Cabal han propuesto acercamientos,
algo que el Ingeniero no ha rechazado, como si lo hizo, de manera déspota, con
el ExCandidato de la Coalición Centro Esperanza, Sergio Fajardo y el Dirigente
del Partido Dignidad, Jorge Enrique Robledo; dejando un manto de duda imperdonable
en su independencia, más aún cuando una supuesta líder juvenil de la cofradía
de Carnitas y Huesitos no le dejó continuar en vivo y en directo, una
entrevista que Hernández se encontraba dando para la cadena Univisión en Miami.
Además, su Programa de Gobierno es muy simplista, como para atrapar
populismos, no resiste ningún análisis para la toma de una decisión tan
importante.
La
última opción, si bien es cierto que no tiene validez a la hora de definir el
nuevo habitante de la Casa de Nariño, tiene un gran valor simbólico de
protesta contra todo lo mal que se ha hecho a lo largo de este debate político,
es el Voto en Blanco. Muchos y muchas dirán que es perder el tiempo, que es
rellenar un marrano invisible, que dejaría mayores opciones a x o y candidato
(algo que es totalmente falso); es la mejor alternativa para soportar toda esta
basura que ha ido pasando en este país del sagrado corazón de Jesús. Pero hay
un escenario posible; que la cantidad de votos en blanco supere la diferencia
de sufragios que haya entre el candidato ganador y el perdedor, lo que haría en
algo reflexionar (ojalá) a ambas campañas, y promueva un diálogo fructífero
para que se lleguen a estrategias para implementar y cumplir el Acuerdo de Paz
(saboteado por la “Economía Naranja”), y adormecer al uribismo para que no siga
azuzando el diario acontecer de este país, donde no se debe admitir el Perdón
Social para limpiarse el c*** con la Ley. El Autor de la Presente Columna
optará por el Voto en Blanco.
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