El
pasado 19 de junio, veintidós millones y medio de habitantes de este país
inentendible y alegre a la vez, acudieron a las urnas para una segunda vuelta
presidencial, donde ganaron Gustavo Francisco Petro Urrego (Presidente) y
Francia Márquez Mina (Vicepresidenta), en representación de una coalición
mayoritaria de movimientos de izquierda, algo imposible a finales del siglo
pasado, y que sin lugar a dudas, ha marcado un hito no solo en la Historia
Nacional, sino en Latinoamérica, ya que Colombia era el último bastión que le
había sido esquivo. Obtuvieron once millones doscientos ochenta mil votos
aproximadamente (la cantidad de votos más alta que haya obtenido una
candidatura presidencial), frente a sus únicos contendores, que componían la
fórmula de Rodolfo Hernández Suarez (Presidente) y Marelen Castillo
(Vicepresidente), quienes obtuvieron la segunda votación más grande de la
historia, con diez millones quinientos ochenta mil votos más o menos. Y
ahora para Petro y Francia se les viene el mayor reto, gobernar unidos y con
planteamientos de izquierda en un estado que ha estado dominado por la derecha
durante más de doscientos años (aunque varios dirigentes tradicionales se
embarcaron en la nave del Pacto Histórico), donde pueden surgir las siguientes
características.
Primero,
recuperar el camino para la implementación del Acuerdo de Paz, suscrito entre
el Estado Colombiano y la antigua guerrilla de las Farc, hoy transformada en el
movimiento político Comunes. Sin lugar a dudas, la
negligencia del Gobierno (Desgobierno) de Iván Duque (Álvaro Uribe Vélez en
Cuerpo Ajeno), le ha traído muchos problemas al mayor anhelo del pueblo
colombiano en los últimos diez años, desde que se iniciaron los diálogos en La
Habana (Cuba). Hay que reconocer que la designación de Álvaro Leyva Durán como
futuro Canciller, le da un aire a este proceso, ya que Leyva ha sido una
persona que ha buscado los diálogos con esta guerrilla desde el siglo pasado,
que le ha valido reconocimientos, pero también muchos enfrentamientos con personajes
de la ultraderecha que quieren solucionarlo todo a punta de plomo. El gran
objetivo en este caso sería avanzar en el trabajo sobre el mismo, así como
dejar bien solidificado otro Diálogo de Paz con el ELN para el siguiente
gobierno. ¿Qué piedras podría encontrar en el camino? Las apariciones del
disidente Iván Márquez, tratando de colarse o de atravesarse en los distintos
trabajos que se hagan en la materia. No se debe olvidar que el Presidente
Electo, Gustavo Petro, fue un antiguo guerrillero del M-19 que se reincorporó a
la vida civil y cumplió el Acuerdo de Paz que se firmó en 1990.
Otro
factor clave en el triunfo de la izquierda fue la presencia de Francia Márquez,
así haya quienes desestimen este tema, pero es que es una víctima del conflicto
interno, así como una Líder Social y Ambiental (quien ha sufrido amenazas de
muerte en su natal Cauca). Se puede decir con total seguridad, que,
si en el Pacto Histórico la hubiesen desechado como su fórmula
vicepresidencial, otro hubiese sido el rumbo de estas elecciones
presidenciales. Pero lamentablemente, aún en la alianza ganadora hay quienes
consideran que Francia no es importante y que se debe guardar en el Cuarto de
San Alejo, lo cual es una falta de respeto. Ella puede contribuir no solo en el
tema de la Paz, sino también en el Medio Ambiente, ya que su trabajo en su zona
de residencia, para denunciar y parar la minería ilegal, así como el
narcotráfico, le ha valido experiencia y reconocimiento, tanto a nivel nacional
como internacional; sería una buena Ministra del Medio Ambiente o encabezar una
Comisión que vigile la implementación del Acuerdo de Paz o la búsqueda del
diálogo con el ELN.
El
último tema, que, aunque no suena tan importante, pero que, si es vital para
que el nuevo gobierno sea aceptado, es el de bajarle fuerza a la polarización
que reina en el país. Se puede entender que como la izquierda
nunca ha gobernado en Colombia, quieran sentarse sobre la burocracia
colombiana, pero que importante es el Diálogo Nacional que se está empezando a
abrir, incluso con los radicales de derecha (¿cierto Carnitas y Huesitos?), que
tuvieron que tragarse ese sapo amargo de la Presidencial del Congreso para Roy
Barreras; pero en las actuales circunstancias, se necesita la unión de las
fuerzas vigentes para que este país, que aún no se recupera de la pandemia,
salga a flote y logre ese liderazgo en la región que se había tenido durante
los ocho años del gobierno de Juan Manuel Santos. Pero viene un adendo importante;
parar en seco la famosa bodega petrista, que tiene contactos con un Senador de
Izquierda reelecto y su Unidad de Trabajo Legislativo, que no pueden seguir asuzando
a la agresividad y la propaganda negra, que llegó el momento de poner la cabeza
fría. Si Petro y Francia unidos logran lo anterior, sus cuatro años serán de
un trabajo efectivo, de lo contrario, estarán tambaleando constante, como Iván
Duque durante el estallido social del año pasado.
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