Como si no le faltasen más escándalos al actual gobierno
(desgobierno), llegó el mayor saboteo al Acuerdo de Paz (que en medio de todos
los problemas que tiene, va avanzando) por parte de los Aliados de la Guerra, quienes
no se contentaron con la sucia campaña por el NO en el plebiscito del dos de
octubre de 2016, ni con las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP, ni el
desprecio hacia el mismo documento y a la Comisión de la Verdad; ahora le
robaron plata. Pero para entender mejor, hay que recurrir a la definición
del Ocad Paz, como lo hace el Sistema General de Regalías (Infobae): “el
órgano del Sistema General de Regalías (SGR) que se responsabiliza de
viabilizar, priorizar y aprobar proyectos de inversión financiados con recursos
de regalías, “que contribuyan a la implementación del Acuerdo Final para la
Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y
Duradera. También es responsable de designar la entidad pública
ejecutora de dichos proyectos y la instancia encargada de contratar la interventoría
del mismo”. “Esta entidad acciona en los 170 municipios de los Programas de
Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet)”. Ocad significa palabras más,
palabras menos; ORGANISMOS DE CONTROL, ADMINISTRACIÓN Y DIRECCIÓN.
Estos Ocad´s manejan grandes cantidades de dinero, luego la
politiquería se encuentra constantemente merodeando a sus alrededores para
sacar tajadas, y en el actual desgobierno lograron su cometido; quitarle
medio billón de pesos a la Paz para entregárselos a la guerra. Se arranca desde
la misma denuncia hecha por Luis Emilio Archila, ExConsejero Presidencial para
la Estabilización y la Consolidación (Infobae): “Están extorsionando a los
municipios azotados por la violencia para que paguen por los proyectos para que
les den el ok”. Se está refiriendo a la exigencia de coimas (o “vacunas”) a
los mandatarios locales de municipios en donde se localizan las Pdet´s para
aprobar proyectos de desarrollo regional que beneficiarían a las comunidades, a
cambio de que ciertos enemigos de la paz siguiesen eliminando a los
exguerrilleros reincorporados a la vida civil. Y lo peor, desde marzo del
presente año, los entes de control fiscal y judicial del país ya sabían de lo
que estaba pasando, pero ahora que lo sabe todo el mundo, están presentando las
correspondientes denuncias y están tomando (aparentemente) las respectivas
acciones, cuando el daño ya está hecho y la desconfianza es permanente;
incluyendo la aparición de extraños contratistas, tan fregados como los Nule
y/o Emilio Tapia.
¿Qué ha dicho el Gobierno (desgobierno)? Nada, se hacen los
bobos, creen que lo hacen bien porque Ivanchis es fervoroso de la Virgen de
Chiquinquirá, menos mal se van el próximo siete de agosto para no regresar
jamás. Pero quien si se indignó fue la Organización de las Naciones Unidas
(ONU). El Jefe de la Comisión de Verificación en Colombia hizo las
siguientes afirmaciones en la Asamblea de la Entidad en Nueva York (Asuntos
Legales): “La transparencia en el uso de financiación valiosa para la paz
sigue, que cualquier acto de corrupción sea cabalmente investigado por las
autoridades y confío en que así será” … “Esperamos que el nuevo Congreso avance
de manera considerable en la aprobación de más de 30 normas relacionadas con la
paz que todavía están pendientes”. Basta con recordar que la Procuraduría
General de la Nación, la Contraloría General de la República, la Fiscalía
General de la Nación y la Defensoría General del Pueblo, se encuentran en manos
de quienes han sido opositores férreos al Acuerdo de Paz, incluso han preferido
a la guerra como un negocio. Lo que realmente aclararía esta situación sería
una Veeduría Internacional a lo que ha pasado con este proceso de paz en el
desgobierno de la economía naranja, y lo que vendrá con la llegada del Pacto
Histórico al poder.
Aquí hay varios nombres involucrados en este festín, pero
sin lugar a dudas llama la atención el del ExDirector Nacional de Planeación,
Luis Alberto Rodríguez, quien parece estar construyendo una mansión de grandes
dimensiones en cercanías a su natal Valledupar; este señor es muy cercano a la
Vicepresidente y Canciller, Marta Lucía Ramírez, quien en el pasado manifestó
su rabia contra los diálogos y acuerdo suscrito entre la guerrilla de las Farc
y el Estado Colombiano. Y no solo toman renombre los de Archila y Rodríguez,
también tres congresistas del Partido Conservador (movimiento político muy
amigo de la guerra): Wadith Manzur, Yamil Arana y Alfredo Ape Cuello. Esto cada
día está tomando mayores dimensiones, lo que se podría considerar como el mayor
atentado contra un Proceso de Paz que cada día, Colombia lo necesita más, pero
que lo quieren destruir por ambiciones personales, como se demuestra en este
correo electrónico llegado a la Casa de Nariño, en junio pasado (El
Espectador): “En la última semana vemos con
preocupación cómo el contralor delegado para Posconflicto, Juan Carlos Guadrón
y el director de regalías del DNP Álvaro Ávila, están en una cruzada de
presiones e intimidaciones al Ministerio de Transporte para que retire la
favorabilidad de más de la mitad de los proyectos de vías que cuentan con
favorable del sector. Todo, porque no se negociaron con Gualdrón y Ávila pagos
de dádivas o incentivos por la aprobación de estos”. Sin comentarios.
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