martes, 25 de octubre de 2022

EL ENEMIGO INTERNO

 

Es cierto que la llegada al poder de Gustavo Francisco Petro Urrego ha irritado a unos cuantos, por ahí, y que harán lo que sea para amargarle el cuatrienio; pero también se sabe que su ego le hace malas jugadas, haciendo ver enemigos donde no se notan, o querer tener a todo el mundo de su lado, sin importar sus argumentos y/o acciones. Cuando estuvo en la Alcaldía Mayor de Bogotá entre el primero de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2015, se presentaron diversos acontecimientos que cambiaron el rumbo de la política nacional (tanto para bien como para mal); varios de sus funcionarios salieron a las pocas semanas de haber llegado al Palacio Liévano, debido en buena parte a su ego y su poca tolerancia frente a las sugerencias de los demás; pero tuvo que padecer la persecución del Inquisidor, perdón, en ese entonces Procurador, Alejandro Ordoñez Maldonado, lo que hizo que se reencauchase en el listado de presidenciables, llegando al cargo máximo el siete de agosto pasado. Sin embargo, se debe estar alerta porque su estilo caudillista que le gusta imponer lo que quiere, sin importar lo que los demás anhele, le podría traer más de un dolor de cabeza, y que al final, no se vea esa alternativa que supuestamente representa.

 

Por lo anterior, resulta increíble y exótica la frase que soltó en días pasados, en una manifestación popular en el municipio de Caldono (Cauca) (Fuente - El Colombiano): “El principal rival del Estado, del Gobierno, está en su interior. Es un enemigo interno representado con creencias, maneras de pensar y no simplemente por personas que al final lo que producen en concreto es que no se permitan los cambios a pesar de que el presidente quiere”. Que la hubiese dicho el Presidente de Chile Gabriel Boric o Pedro Castillo en Perú, no tendría nada de extraño, ya que la experiencia de ambos en la política es muy poca que los hace asustar y padecer diversas situaciones de sus países; pero que salga de alguien quien lleva más de 30 años en los poderes ejecutivo y legislativo de Colombia, que se sabe desde la A hasta la Z como funciona este país, si deja mucho que preocupar. No se sabe aún si es que le quieren hacer una sublevación o algo por el estilo, que, por el momento, se encuentra descartado; tiene mayorías calificadas en el Congreso de la República para pasar sus actos legislativos como quiera, que la relación con administraciones locales hasta ahora fluye sin mayores novedades, luego, ¿porqué chilla?

 

Surgió el debate por semejante afirmación, en buena parte, responsabilidad del mismo Jefe de Estado; unos (como el autor de la presente columna) pensaron que se refería a la Vicepresidenta Francia Márquez, a quien aún le siguen haciendo el feo al interior de la Casa de Nariño, otros al Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, quien ha tenido que salir a desmentir las metidas de pata de otros colegas del gabinete como la Ministra de Minas Irene Vélez quien la ha embarrado más de una vez; incluso, también entró en esa lista del Director del Dapre, Mauricio Lizcano, envuelto en unos escándalos por compras suntuosas para las mansiones presidenciales en Colombia, así como la casa vicepresidencial. Pero luego de una controversia con el Subdirector de la Revista Semana, Yesid Lancheros, el Presidente salió con esta frase (El País de Cali): “Deja de sembrar cizaña Yesid. El enemigo interno es el acumulado de normas y pasos hechos en la administración nacional durante décadas para defender intereses particulares poderosos e impedir los cambios en favor de la gente”. Pero en vez de aclarar la situación, la enredó más.

 

Señor Presidente, apenas lleva once semanas en el cargo, en medio de unas grandes expectativas generadas, tanto a nivel nacional como internacional; y que la prioridad es lograr la implementación del Acuerdo de Paz vigente y la consecución de la misma con otros grupos ilegales; no ha podido convencer de las bondades de su programa de gobierno y, por ende, la desconfianza sigue reinando en este país de Gabo. Usted fracasó con este estilo soberbio y cascarrabias en la Bogotá Humana (que terminó siendo inhumana), no puede darse el lujo de repetirlo a nivel nacional, incluso, pasándose por encima la Constitución de 1991. Hay que trabajar duro y dialogando con todo el mundo, y funcionario que no ande bien, a corregirlo y/o cambiarlo, porque solo es un cuatrienio. La situación del país en la postpandemia no es la mejor, no solo porque se acaba de ir el Desgobierno de Iván Duque (Uribe en Cuerpo Ajeno), también por la polarización existente (donde usted tiene buena parte de responsabilidad). Solo queda una pregunta; ¿porqué está tomando el estilo de Álvaro Uribe a comienzos de su primera dictadura, perdón, presidencia en 2002? Recuerde que el también salía con unas frases de ese estilo, que conllevaron al fracasado referendo de 2003, y posteriormente, a la polémica reelección con matera incluida.

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