miércoles, 5 de abril de 2023

LA RODILLA

 

Sin lugar a dudas, la salud le pasa cuenta de cobro a uno (como en el caso del autor de la presente columna), por muchas causas, así esté de acuerdo o no con las mismas. Desde finales del año pasado, ha venido padeciendo de dolores e hinchazones en la rodilla derecha, producto de una bursitis y acumulación de líquido en la misma, lo que ocasionó el tensionamiento y la deformación de los meniscos, un problema más complicado, aunque se puede hablar de que no fueron mayores ya que no se menciona el término ligamentos, que ahí si habría tenido consecuencias graves, incluso, irreparables. Ha sido una dura prueba de la vida en estos 53 años, pero que afortunadamente ha empezado a mostrar la luz al final del túnel, si bien no se puede cantar aún victoria total. Y gracias al actual Sistema de Salud Colombiano (así sea de la antipatía del Presidente Petro y la Ministra Corcho), se han podido superar muchos inconvenientes y el tratamiento que será largo, ha empezado a mostrar resultados como poder caminar mejor, no tener tanto dolor y por lo menos poder apoyar el pie en el suelo para caminar y poder defenderse un poco mejor ante los constantes retos del mundo cotidiano.

 

Al principio no se sabía bien lo que estaba pasando, se tomaban antinflamatorios para evitar los problemas, que se solucionaban por algunos días, pero luego se reactivaban las hinchazones y los dolores, haciendo la vida imposible, pero se tuvo la suficiente paciencia para lograr superar los duros escollos que se presentaban, como no hacer vida social (lo cual se demorará por lo menos hasta mediados del presente año, por precaución); no volver a la ciclovía a caminar ya que le queda un poco retirado de su lugar de residencia y permanecer la mayor cantidad de tiempo en casa para evitar inconvenientes. Muchas veces para levantarse era difícil ya que la rodilla derecha amanecía “engarzada” y por ende, la dificultad para realizar una u otra labor era de un grado de dificultad, que el autor de la presente, no se lo desearía ni al peor enemigo. Muchas veces ni siquiera se podía salir del cuarto ya que el dolor generado no permitía estar con el ánimo arriba ni con ganas de ver a nadie, solo soportar el bendito dolor y hacerse los tratamientos médicos para evitar el acrecentamiento del problema. Si uno salía a la calle, la gente le preguntaba si había tenido alguna caída o que, si había estado en un acto de intolerancia, porque había quedado muy aporreado.

 

El asunto fue creciendo, hasta que el pasado cuatro de marzo, tuvieron que llevar al paciente a urgencias al Hospital Universitario Mayor Mederi  (antes San Pedro Claver) en Bogotá DC, donde le tuvieron que hacer la correspondiente distensión de la rodilla, lo que requirió de anestesia local y permanecer con la pierna quieta durante toda una noche, sin poder dormir, sumando a la resonancia magnética que se hizo en la madrugada del domingo cinco donde se dio el diagnóstico de los problemas con los meniscos. Fue una noche larga, pero se supo rápido lo que pasaba y, por consiguiente, lo que se debía hacer; artroscopia que se hizo el martes siete de marzo en el Mederi de Barrios Unidos, una cirugía sencilla de una hora, con anestesia local, donde el paciente estuvo buena parte del tiempo en una sala de recuperación, antes de ser dado de alta. Se necesitaron de muletas durante unas tres semanas para poder levantarse y hacer las diligencias caseras correspondientes. Así mismo, se iniciaron sesiones de terapia para hacer un tratamiento completo (aún faltan el veredicto del reumatólogo, pero ya se sabe que hay unos problemas de artritis que sin lugar a dudas permanecerán el resto de vida, pero que se sabrán afrontar).

 

¿Porqué se trae esta experiencia personal a colación y en una columna, donde se supone que tratan temas ambientales, sostenibles y de política? Porque con el debate de la Reforma a la Salud (la cual el gobierno, así sea con mermelada y fritanga, la quiere imponer a las buenas o a las malas), se ha vuelto a poner sobre el tapete el Sistema actual de Salud en Colombia, bien calificado por casi todos los entes internaciones expertos en el tema, pero que al parecer, no le satisface los ánimos de un gobierno de izquierda, que quiere regresar a la época de salud antigua, donde la mayoría de los establecimientos médicos tenían que vivir de la caridad, donde la cobertura de salud ni siquiera alcanzaba el 50%, donde prácticamente era un padecimiento lograr una cita médica, incluso, un simple examen de laboratorio. Si, es cierto, la ley 100 de 1993 tiene de padrinos a dos personajes nada recomendables (Cesar Gaviria y Álvaro Uribe), pero hay que reconocer que ha logrado darle un impulso a la cobertura de salud como nunca se había tenido, y que se debe construir sobre lo hecho, y no destruir todo, en aras de una arrogancia izquierdista que se le está subiendo el poder a la cabeza.

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