miércoles, 10 de mayo de 2023

LOS BERRINCHES

 

Se le denomina berrinche a toda situación incómoda que una persona o un grupo de personas le hace pasar a los demás, por un desacuerdo o desacatando una directriz, que implica una acción manifiesta que puede convertirse en un espectáculo desagradable o grotesco. Y lo peor de todo, así como se puede arreglar con un diálogo constructivo, también se puede disolver mediante la fuerza y/o violencia. Quien de los seres humanos no ha hecho un berrinche en su infancia y/o adolescencia, que lo haya llevado a punto de ser castigado duramente por sus progenitores o estar a un paso de la expulsión de un centro educativo, o en su mayoría de edad, ser echado a la fuerza de su lugar de trabajo. Que los seres humanos no son perfectos, es cierto, pero también se debe admitir que los desacuerdos se pueden salir de las manos, convirtiéndose en todos unos berrinches dignos de no olvidar con el paso del tiempo. Y como la política, y especialmente la de un gobierno que prometió ser el cambio para seguir siendo de lo mismo, ha estado implicado en varios berrinches, admitiendo que tiene derecho a protestar todo cuestionamiento que se le haga, pero también queriendo imponer su voluntad sin importar la opinión de los demás.

 

En el caso del Gobiernillo Petro, quien no se ha quedado atrás con los berrinches, el primero que se recuerde, arrancó a inicios del presente año, cuando el día 14 de febrero quiso desde el Balcón de la Casa de Nariño hacer una férrea defensa de la Reforma a la Salud, con incitación a movilizaciones en marcha, bajo argumentos arcaicos y prehistóricos sobre la desigualdad social que hay en el país (algo que no se niega), pretendió presentar dicho proyecto en unas sesiones extraordinarias, pero que al final no pasó nada. ¿Qué hizo la oposición? El uribismo que quería una oportunidad de respirar (ya que les falta mucho aire para responder como una fuerza política), convocó a una marcha para que fuesen quienes estuviesen berracos por el discurso incendiario que había dado el Presidente el día anterior. ¿Resultado? Hubo una marcha que superó en número de asistentes a la gobiernista, dándose un resultado de popularidad ahí. Pero la reforma a la salud, por más inconveniente que sea para el país, solo pudo tener un camino hasta el inicio de las sesiones ordinarias, lo que condujo al segundo berrinche, que tuvo dimensiones mayores y una polémica más grande.

 

El mes pasado esta Reforma inició su trámite legislativo en el congreso, en medio de una polémica grande ya que las sugerencias dadas por los invitados a la coalición de gobierno (la U, Conservatismo y Liberalismo) no fueron tenidas en cuenta por la Ministra de Salud Carolina Corcho (otra experta en berrinches), y quería imponer su palabra por una obsesión de guerra contra el ya entonces ExMinistro de Salud, Alejandro Gaviria. El gobiernillo empezó con una táctica de lentejas para los parlamentarios que estuviesen cansados de los regaños de Cesar Gaviria, Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda; y cuando se presumía que la reforma se hundiría en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, se salvó por un voto (el de una Representante Liberal de Antioquia de apellido Lopera, una fichita del supuesto Abogado Julián Bedoya, nefasto para la institucionalidad política); y todo se había calmado para el gobierno, pero no. En un discurso pirómano en el municipio de Zarzal (Valle del Cauca), el Presidente Petro acusó a todos los estamentos del estado de estar conspirando en su contra, declaró rota la alianza del Pacto Histórico con la U, el Conservatismo y el Liberalismo, echó siete ministros (entre ellos a Antonio José Ocampo (Hacienda) y Cecilia López (Agricultura), considerados como los más acertados para los cargos).

 

El resultado fue que la Reforma a la Salud quedó más enredada en el Congreso, porque sorpresivamente la escudera Carolina Corcho también salió como pepa de guama, sin saberse los motivos reales, ¿un agarrón con el mismo Presidente? Lo que se viene será duro para el nuevo Minsalud, Guillermo Alfonso Jaramillo, si quieren que dicha reforma sobreviva a semejante terremoto. Pero los berrinches no pararon ahí; en plena visita de estado a España, el Presidente bajo el argumento de estar preguntando por un caso específico en la Fiscalía, se le dio por decir (palabras más, palabras menos): “yo soy el patrón del Fiscal Barbosa”. Y como se sabe, Francisco Barbosa (otro experto en berrinches), salió a dárselas de perseguido político, casi que, llorando, acusó al mismo gobierno de estar conspirando en su contra, casi que hizo dramas mexicanos, y la cosa se quedó en que posiblemente habrá una reunión entre los dos. Al Presidente Petro le tocó hacer una rectificación a las carreras, apenas le enviaron una misiva de las altas cortes, recordándole la independencia de poderes; ay Presidente, un detalle como este, no se debe olvidar si quiere tener gobernabilidad. Pero lo más triste de todo, los berrinches continuarán.

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