miércoles, 24 de mayo de 2023

MARCHAS PETRO

 

El Presidente Gustavo Petro, temeroso del recorrido que puedan tener sus reformas en el congreso, ahora que los conservadores y la U decidieron irse a la independencia, y en espera de que los liberales tomen una decisión similar; ha vuelto a hablar de las marchas para apoyar sus propuestas políticas bajo el argumento de que no puede quedar en letra muerta su plataforma de gobierno, sin ponerse a pensar si de verdad le convienen al país o no. Lo hizo con cierto éxito cuando fue destituido de la Alcaldía de Bogotá por el Inquisidor, perdón, Procurador en ese entonces, Alejandro Ordoñez Maldonado. Es cierto que los demás gobiernos anteriores también han recurrido a este método como un pasante para afrontar situaciones complicadas, pero también se está imponiendo la moda de que la oposición está convocando a marchas, no muy entusiastas, pero que si dejan un mensaje claro; no les gusta el gobierno. Ahora, también puede ser una estrategia política para las elecciones locales de octubre próximo, para fortalecer el Pacto Histórico en las regiones, con miras a mantener un control, así sea por el resto del período constitucional. Preocupa que con las marchas se quiera presionar a los poderes legislativo y judicial, a que tomen decisiones que le convengan al actual gobierno, sin importar si son beneficiosas o no para el país.

 

Argumentos que van desde un posible golpe de estado hasta saboteo político, ha esgrimido el gobierno actual para convocar a las marchas, como lo hizo el pasado primero de mayo, en pleno día internacional del trabajo, donde el Presidente salió al balcón de la Casa de Nariño a dar un discurso incendiario, igual que en febrero pasado para la presentación de la Reforma a la Salud, donde no solo defendió el proyecto, sino que le dio superpoderes a la Ministra en ese entonces, Carolina Corcho, quien después fue removida de su cargo en una crisis ministerial, sin saberse exactamente la razón. Dicen que la llegada de Guillermo Alfonso Jaramillo le puede dar un aire de concertación a dicha cartera, pero la verdad es que el camino de esta reforma, al igual que la pensional y laboral en el congreso está lleno de piedras difíciles de digerir, y, sobre todo, presentadas por un gobierno que no se está sentando a dialogar con todos los sectores del país, sino que no saber que rumbo va a tomar, en un acto de egolatría imperdonable. El gobierno se está quedando solo, ciego, sordo y mudo, frente a la triste realidad que está viviendo Colombia.

 

Y le está dando papaya a la oposición para que se renueve y llegue con buenos bríos a las elecciones de octubre próximo. La muestra son las marchas, no tan numerosas que ha convocado pero que si le han servido para hacer sentir su malestar con el actual gobierno. Incluso, un loco Coronel retirado del Ejército, se dio en lujo de que su marcha era para defenestrar al Presidente, en un término antidemocrático y peligroso para las actuales circunstancias del país.

El gobierno ha minimizado estas marchas, pero lo que si no debe hacer es impedirlas bajo quien que argumentos legales, porque sería la ausencia de garantías constitucionales y democráticas que expide la Constitución de 1991; y que seguirá habiendo para hacerle competencia a las marchas gobiernistas, que aún no tienen el eco suficiente para convencer al país sobre la conveniencia de “Colombia, potencia mundial de la Vida”. También se está viendo la presión ejercida por parte del poder ejecutivo sobre el legislativo y judicial, para acomodar las circunstancias del país actual, lo que podría constituirse en un quiebre a la independencia de poderes, algo que no se puede admitir bajo ningún gobierno, sea de derecha o de izquierda.

 

Por lo anterior, es importante recordarle al Presidente Petro, que, frente a este tipo de temas, se debe tener máxima prudencia, y no parecer un Maduro que también convoca marchas, pero que terminan enfrentadas con las de la oposición. Sería un error fatal convocar a marchas para exigir la Paz Total, en estos momentos que ya se ha verificado el incumplimiento total de los Ceses del Fuego con los grupos ilegales que parecen tomar la delantera en el posconflicto. No porque la Paz es el anhelo de todos, sino por todos los errores imperdonables que se han cometido dentro del trabajo hecho por el Gobierno, con un Comisionado de Paz que parece estar más del lado de los ilegales que del mismo estado colombiano, así como el actual gabinete ministerial parece no tener don de mando para sus acciones. Y lo que queda claro, es que cuando el gobierno haga una marcha, tendrá una respuesta similar de la oposición, así esté dividida en este momento, entre el uribismo recalcitrante, y el posible reencauche de Germán Vargas Lleras. Y en unos años, cuando el desgaste del gobierno sea más notorio, se podría esperar que sus marchas cada vez estén más vacías, mientras que las de la oposición tendrían más público masivo.

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