El tema de una base antinarcóticos en Gorgona sigue
latente, y eso que estamos en el gobierno que predica el respeto hacia la
flora y fauna, aparentemente. En la columna “Cuidado con Gorgona”
(22/11/2023), se hacia esta observación: “La pasividad de este gobierno (gobiernillo)
frente al tema es tan lamentable, que parecería negar la existencia de la Isla,
ni pensar lo que podría pasar con la isla de Malpelo, también en el Océano
Pacífico, en cuya costa colombiana, este Gobierno de la Potencia de la Vida,
sacó un buen caudal de votos en las elecciones presidenciales del año
pasado, pero que
solo aplica la retórica de que saben de estos temas, pero que no aplican ni fu
ni fa”. Y hoy en día, esa
sentencia continúa, no solo porque el Gobierno (gobiernillo, desgobierno) sigue
enfrascado en unas obsesiones como la próxima Fiscal General de la Nación (ya
que ni Barbosa ni Mancera generan algún tipo de confianza), incluyendo bloqueo
de sus masas al Palacio de Justicia, así digan que no es cierto (una Magistrada
fue herida de una pedrada lanzada, por unos vándalos que andaban en medio de
una guardia indígena), y la ausencia de la Ministra de Ambiente, Susana
Muhamad, es cada vez mayor; así como ser beligerante con las administraciones
locales que tomaron posesión de sus mandatos el pasado primero de enero.
Un ejemplo claro de este problema lo trae El Espectador, en su edición del
pasado 28 de enero, donde se habla de “¿Y
Gorgona, presidente?”,
la pregunta que le hacían al Presidente Petro en Guapi (Cauca), mientras que a
la par, la gente le exclamaba “¡Cancele el proyecto militar en Gorgona!”,
pero la delegación gubernamental, en cabeza de Gustavo Francisco, hizo mala
cara y se fue, en una actitud irrespetuosa (y eso que la Vicepresidenta Francia
Márquez es de la zona), pero le puede
más el ego a Petro, incluso en sano juicio, lo que está originando que
aumente la desconfianza hacia él y su gobierno, pierda apoyo en el electorado
(como ocurrió en las elecciones locales del 29 de octubre del año anterior), pero
como aún creen que es obligatorio rendirle pleitesía (al estilo de Iván Cepeda,
Margarita Rosa de Francisco, Gustavo Bolívar, Angela María Robledo, Daniel
Quintero Calle, Laura Sarabia), entonces es imposible dialogar. Como muestra de
la angustia presente de la comunidad, dejo el párrafo final del editorial: “El
Gobierno Nacional dirá que ha realizado reuniones con la comunidad, pero el
descontento es evidente. Ahora que hay anuncios de inversiones históricas, es
tiempo de someter el futuro de Gorgona a un proceso más transparente e
incluyente”.
Más
bien, el Gobierno Nacional debería enfocarse en la prometida Inversión
Turística y Cultural por 65 mil millones de pesos que el mismo presidente hizo
para el Pacífico Colombiano, donde no tendría sentido una base antinarcóticos
en la Isla de Gorgona, que también pertenece a Colombia y al Océano Pacífico.
Como lo afirmó en Report News Colombia, Álvaro Balcázar, Gerente General de
Fontur: “estamos trabajando con los destinos del Litoral Pacífico con
vocación turística, para fortalecer su infraestructura, acompañar a la cadena
de valor del turismo para que ofrezcan servicios con altos estándares de
calidad y desarrollen productos teniendo en cuenta las tipologías de turismo
que buscan los viajeros”. Es cierto que el Pacífico y esa zona
concretamente, tienen muchos problemas de narcotráfico, pero también se hace
evidente que la presencia del Estado con inversiones en la zona para que la
comunidad tenga como sostenerse y beneficiarse, es la principal arma contra el
crimen organizado y la ilegalidad, si se demuestra con hechos fehacientes y
positivos que les haga devolver la confianza perdida en los últimos días, con
ciertas polémicas en un país ya polarizado y enloquecido por toda la violencia,
física y cibernética, que existe.
Insistir
con Gorgona es una prioridad para el pueblo colombiano, por cuanto representa
uno de los tesoros ambientales más grandes del mundo, una prueba contundente
sobre las maravillas que ofrece el Océano Pacífico a lo largo y ancho de las
costas colombianas, aplicando para la célebre frase “Colombia, Potencia de
la Vida”, basta con observar la llegada de las ballenas a las costas del
Chocó a aparearse y disfrutar de un clima cálido que les ayuda, como lo
describió una vez Sergio Fajardo (así no le guste a ciertos miembros violentos
de ese tal Pacto Histórico, quienes creen que la Base Antinarcóticos es una
alquimia que le traerá mucho oro al país). No solo existe la Costa Atlántica
(así haya sido víctima del desdén gobiernista con los fallidos Juegos
Panamericanos), también existe la Costa Pacífica, con su principal puerto del
país, Buenaventura (Valle del Cauca), principal zona franca comercial de
Colombia, donde el 60% de las exportaciones e importaciones vía naval se mueven;
ni hablar de Tumaco, uno de los municipios más bellos del país, a pesar de que
los violentos quieren destruirlo. Presidente, recapacite.
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