Como si no fuesen suficientes las metidas de pata en
materia de orden pública, deportes y salud (empezando por un Ministro que dice
cosas insanas), ahora el Gobierno (desgobierno) Petro saca a relucir otra de
sus perlas: el decreto sobre la ejecución del presupuesto para el presente año,
sin especificar, como lo manda la ley, la destinación de los dineros obras de
infraestructura, educación y demás; en un cálculo estimado en 13 billones de
pesos. El Ministro de Hacienda (el mismo quien pagó el año pasado pagó
irresponsablemente la nómina oficial tres veces y que aún no ha podido
recuperar dicho dinero), se le ocurrió la idea de emitir un decreto para
reglamentar el presupuesto, sin la organización correspondiente, como diciendo,
esta plata la va a destinar el Mesías de Izquierda para lo que quiera, y que
pueden chillar, protestar, pero de malas. Un país como Colombia que se ha
caracterizado por tener una de las economías más sólidas del hemisferio
occidental (a pesar de los problemas de violencia que se niegan a desaparecer),
no se puede dar el lujo de tener una irresponsabilidad así, tan solo porque al
Gobierno (desgobierno) que actualmente tiene, no le gustan las mayorías de
obras que se están ejecutando ni las nuevas administraciones locales, elegidas
democráticamente el pasado 29 de octubre.
¿Qué dice Don Ricardo Bonilla, el polémico Ministro de
Hacienda? En una entrevista concedida al diario El Tiempo, manifestó lo
siguiente: “Es un ejercicio de priorización que nos pidió el
Presidente para ver en qué van cada una de las obras y que comencemos a ver qué
hacemos porque necesitamos el recurso para otras. Esto implica renegociar las
vigencias futuras viendo el grado de avance de cada una de ellas”. Pero
que ejercicio tan malo resultó, no se especificaban las destinaciones de dinero
para dichas obras, y lo peor de todo, salió con el Ministro de Transporte, en
helicóptero (como la Vicepresidenta Francia Márquez), a recorrer las obras de
la primera línea del Metro de Bogotá que ya se empezó a construir, diciendo
palabras más palabras menos, que no se veía nada. Esta es una clara señal
de que la guerra del Gobierno (desgobierno) Petro contra el anhelo de millones
de personas que habitan en la Capital del País, va para largo, y si tienen que
bloquear por solo darle gusto al ególatra que actualmente reside en la Casa de
Nariño (junto con Verónica y las niñas), lo harán; además, de que, en un tiempo
cercano, nada de raro sería verlos pidiendo la revocatoria de la Administración
Distrital en cabeza de Carlos Fernando Galán.
Pero hay quienes dicen que, para resolver este entuerto,
no solo se necesita un decreto de yerros, también un nuevo paso por el congreso,
como lo afirma el ExMinistro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, al diario
Portafolio: “La ley Orgánica del Presupuesto dice que todos
los gastos deben aparecer discriminados e identificables en la ley de
apropiaciones. La ley de presupuesto consta de dos partes, un cálculo de los
ingresos, que se llama la Ley de Rentas, y unas autorizaciones de gasto, que se
llaman Ley de Apropiaciones. Estas últimas tienen que ser específicamente
señaladas y no pueden inventarlas, luego los gobiernos, en el curso de la
ejecución presupuestaria”. Definitivamente, cuando se va de tumbo en
tumbo, es inadmisible apoyar a un Gobierno (desgobierno) que le gusta meterse
en un problema cada cinco minutos, que permanece callado frente a las
atrocidades que están cometiendo ciertas dictaduras (mantienen la misma tibieza
que tanto critican a quienes no les secundan sus diatribas); no se puede apoyar
ni rendirle pleitesía al desorden y al caos, al todo vale, al estilo uribista
de que se hace lo que se quiere y nadie puede replicar.
A
finales de la semana que pasó, apareció el Decreto de Yerros, que especifica
las obras y las destinaciones presupuestadas, y vendría el nuevo debate
legislativo, que no tendría porque tener problemas para su desarrollo sano. Pero
como no todo es esperanzador, han surgido dos nuevas y lamentables salidas de
miembros del Gobierno (desgobierno) Nacional. La primera, el ExDirector
Nacional de Planeación, quien en una columna reciente en el Diario La República
escribió: “El discurso del programa de gobierno del presidente Petro es
intrínsecamente válido. Se trata de un mensaje novedoso en el que se hacen
explícitas dimensiones estructurales tan relevantes como la recuperación de los
activos ambientales, la transición energética, la modernización del sector agropecuario,
la búsqueda de la seguridad humana y la convergencia social y regional…. Entre
la validez del discurso y la facticidad de la planeación hay una brecha
insoluble, que es profundamente dolorosa. Es la angustia, que, en mayor o menor
medida, sienten todos los gobernantes. Las limitaciones intrínsecas alimentan
desesperanzas, y generan frustraciones. Los electores sienten que las promesas
no se cumplen, y que las realizaciones no llenan sus expectativas”. Y el otro
acontecimiento, fue la salida a las patadas de la Directora de Presupuesto del
Minhacienda, Claudia Marcela Numa, para meter una ficha de Gustavo Bolívar.
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