Con respecto a las relaciones diplomáticas con Venezuela,
se aplaude el hecho de que se reestablecieron durante el presente gobierno, ya
que, en el pasado, una jugada mal calculada con unas ayudas terminó en un
escándalo, lo que llevó al Gobierno Dictatorial de Nicolás Maduro a romper
relaciones con Colombia, y el cierre de la frontera, que se prolongó debido a
la pandemia. Porque a nivel comercial, es muy poco lo que hay, ya que la
situación del país vecino no permite hacer mayores cosas, en cuanto a transporte
mucho menos, y en temas de seguridad, el país vecino no tiene mayores
garantías, los grupos ilegales siguen entrando y saliendo por la frontera
como si fuese su finca, y las autoridades del vecino país no hacen mayor cosa,
como si supiesen que los problemas del vecino podrían ser su negocio. Pero
es necesario saber lo que está pasando en el país vecino, no se puede
establecer un muro imaginario y mucho menos real a lo largo y ancho de los 2219
kilómetros de línea fronteriza, que va desde el paralelo Castilletes hasta la
Piedra del Cocuy (Guainía). Pero de ahí a recuperar las relaciones comerciales
que durante 2007 y 2008 llegaron a mover hasta 8000 millones de dólares, no se
puede lograr mayor cosa, aunque si bien el país vecino ha recuperado algo, aún no
es de confiar.
En las pocas reuniones que ha habido entre los dos
mandatarios (Gustavo Petro de Colombia y Nicolás Maduro de Venezuela), se ha
explorado la posibilidad de importar gas y petróleo del país vecino, a costa de
que Petro no quiere hacer nuevos contratos de exploración y explotación
petrolera, lo que se considera absurdo porque el sector de los hidrocarburos
representa el 60% de los ingresos por exportaciones del país, así no le guste
al presidente ni a la exministra Irene Vélez ni al actual ministro (Andrés
Camacho); están obsesionados con una transición golpeada e irresponsable
hacia fuentes de energías alternativas (un tema que solo tiene unas trazas en
Colombia, y eso que no pueden operar con facilidad en la Guajira, dadas las diferencias
con la comunidad residente allá) lo que podría causar una crisis en el
abastecimiento de gas domiciliario y combustible para los diferentes medios de
transporte; el Presidente alardea de su supuesto ambientalismo (que es más
falso que un billete de ocho pesos), pero su obsesión y su paranoia lo están
llevando a tomar decisiones erradas en la materia, y así tenga aún el apoyo de
la Unión Sindical Obrera (USO).
Ni hablar de Ecopetrol, actualmente en muchos problemas
debido al nombramiento nada claro de su actual Presidente, Juan Ricardo Roa,
antiguo Jefe Económico de la Campaña Presidencial del Pacto Histórico (con una
pareja, un muchacho pilo y bien dotado…de contratos con el estado), y quien
tiene que responder por ciertos aportes de dudosa reputación a la misma, ni
modo de decir que, a sus espaldas, al estilo de Ernesto Samper Pizano. Regresando
al tema de la Dependencia Inconveniente, estas son las palabras del Ministro de
Petróleos del Vecino País, Pedro Tellechea (palabras más, palabras menos): “se están haciendo los procesos a lugar para permitir la integración entre
su país y Colombia en materia energética” (La República). Pero es bien sabido que la infraestructura petrolera
venezolana, aún con grandes reservas de hidrocarburos, está maltrecha y sin
mayor mantenimiento, y PDVSA viene de otro golpe duro ya que se están
descubriendo los manejos nefastos dados por uno de sus mayores Jefes: Tarek El
– Aisami, otrora hombre cercano a Chávez y Maduro, y hoy en día, prófugo de la
justicia y nadie del PDUV lo quiere ver ni en pintura.
Ese posible contrato de intercambio energético
se dio bajo el levantamiento de las sanciones impuestas por EEUU, en marco de
los diálogos entre gobierno venezolano y oposición que se llevaron a cabo en
las Islas Barbados, pero se olvida un detalle: entre los compromisos
adquiridos por el Gobierno Maduro, estaba levantar las inhabilidades bajo
razones falsas a líderes de la oposición como María Corina Machado y Henrique
Capriles Randolsky. Pero como toda dictadura, apenas el Gobierno Maduro se vio
con plata, y gracias a unos poderes judiciales totalmente arrodillados a la
corrupción, se hicieron los locos con estos compromisos, y ya EEUU ha
vuelto a poner unas cuantas sanciones en esta materia y le ha dado un plazo
hasta abril a los amigos de la finada Piedad para que reversen semejante
injusticia, o de lo contrario, las sanciones serían peores y los locales de
abastecimiento que hoy en día se ven llenos, podrían regresar a lo que ocurrió
hace diez años: vacíos y el pueblo buscando comida en la basura (no hay
derecho). Por lo anterior, es que se le solicita al Gobierno Petro abstenerse
de aprobar dicho convenio con el Gobierno Maduro, así como dejar la
indiferencia y la tibieza frente a la conservación absurda de sanciones a
líderes de la oposición del país vecino, si le interesa el tema de los Derechos
Humanos y la Democracia.
PD: la infamia contra Barranquilla a raíz de
la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos, demuestra la mala fé, tanto
del petrismo como del uribismo.
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