En Estados Unidos se vienen unas elecciones
presidenciales que han tomado un carácter muy peculiar; en este momento hay dos
candidatos ya mayores, el Republicano (Donald Trump) con 78 años y el Demócrata
(Joe Biden), actual Presidente, con 82 años. La edad avanzada de ambos es un
factor importante, según la sociedad estadounidense para tener en cuenta, dado
que suponen aún es la primera potencial mundial. Donald Trump ya fue
presidente entre el año 2017 y 2021, donde fueron más notorios sus escándalos
que sus acciones, es un magnate rico, arrogante, quien recurre a toda suerte de
artimañas para obtener lo que quiere, incluso el día de la oficialización del
triunfo de Biden en 2021, pronunció un discurso que hizo que sus seguidores más
ultraderechistas en Washington DC, se tomasen a la fuerza el capitolio,
agredieron a quienes se les atravesaban en el camino, y estuvieron a punto de
colapsar la institucionalidad, aparte de que tienes otros escándalos por
sobornos y evasión de impuestos. Por su parte, Joe Biden fue vicepresidente en
el Gobierno de Barack Obama entre 2009 y 2017; dicen que no se lanzó en 2016
debido a la enfermedad mortal de uno de sus hijos. Es un hombre calmado, pero
de muy baja voz y poca vigorosidad.
La polarización no solo en EEUU, sino en todo el mundo,
ha hecho que esta campaña tome unas dimensiones incalculables. No solo porque
el Candidato Republicano, aunque puede terminar preso, podría ganar y le
tendrían que permitir gobernar (con indulto incluido), sino porque el actual presidente
no tiene carisma, en los debates se le ve inseguro, y si bien los números de
economía y empleo le favorecen, los temas de inmigración, así como la invasión
rusa contra Ucrania, y el arrasamiento de Gaza por parte de Israel, lo tienen
en problemas. Prueba de ello fue el debate televisivo en donde se vio a un
Trump mentiroso y prepotente, mientras Biden casi no tenía voz y confundía los
datos. Este debate resultó ser un espectáculo lastimero, teniendo en cuenta que
las dos opciones no generan mayor confianza, y en noviembre en las urnas, no
prevalezca las mejores ideas para un proyecto de país, sino la voz fuerte y
prepotente de alguien que solo quiere echarse bótox para verse joven y hacer lo
que se le venga en gana, desde el Salón Oval. Sería terrible no solo para
Estados Unidos, también para el mundo entero, que Trump volviese a la Casa
Blanca (1600 de la Calle Pensilvania), para tratar de quedarse eternamente.
Después de dicho debate, han surgido muchas voces que le
piden al Presidente Joe Biden que se retire de la contienda, que le está dando
toda la papaya del mundo al ExPresidente de la Organización Miss Universo, al
marido de Melania y ExJefe de varios realities de televisión. Es muy amigo del
Dictador Vladimir Putin en Rusia, así como ha tenido sus charlas con el Tirano
de Corea del Norte, Kim Il Sung, muy amigo de jugar con armas nucleares. Ni
hablar su xenofobia contra los latinoamericanos, a quienes prejuzga como
narcotraficantes y delincuentes, todo esto con la complicidad de Greg Abott, un
nazi sectario que ahora funge como Gobernador de Texas, el estado que comparte
frontera con México, quien quiere poner trabas, incluso mortales, para que no
se metan los supuestos malos. No se le olvida a este decrépito funcionario que si
algo ha contribuido al estado petrolero es el trabajo de los latinos, por más
humildes que sean. Regresando a Trump, no le convendría al país de los Yanquis
de New York, los Dodgers de Los Ángeles, los Celtics de Boston y los Bulls de
Chicago tener de presidente a un preso y condenado por delitos, ya que
perderían ese liderazgo internacional que tienen.
Por todo lo anterior, surge una alternativa interesante;
Kamala Harris, la actual vicepresidenta, y quien si bien, ha pasado un poco
desapercibida en la actual administración, es una persona con el suficiente
bagaje para dirigir una nación; eso sí, sin repetir los errores que condujeron
a la derrota Demócrata en 2016, bajo la candidatura presidencial de Hillary
Clinton (esposa del ExPresidente Bill Clinton) y su fórmula vicepresidencial,
Tim Kaine, a manos de Trump y Mike Pence. Es fácil inferir que Pence no volverá
a ser fórmula vicepresidencial de Trump esta vez, dado que hubo una ruptura de
diálogo el seis de enero de 2021. Y los excandidatos que le hicieron
competencia entre los republicanos, no se ve a nadie que le aporte muchos votos,
ni que sean de la simpatía del ego de Donald.
Entonces llegó el momento de que Kamala se eche al hombro la Campaña
Demócrata, bien sea como Vicepresidenta de Biden, o como Candidata
Presidencial. Debe demostrar que puede ser una figura importante para
Estados Unidos y el mundo, que puede reemplazar a Biden en caso de que se
requiera, o llegar a ser la primera mujer Presidenta de EEUU, de raíces hindúes
y caribeñas. Una mujer debe llegar a poner orden en la Casa Blanca.
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