martes, 24 de junio de 2025

LEY CONTRA EL RUIDO

 

Cuando las noticias positivas se caracterizan por su ausencia del Panorama Nacional y todo se ve envuelto en decepciones, peleas, fake news y politiquería a la lata, un hecho bueno resuena entre todo lo que haya, como si fuese una voz de aliento para sobrevivir a esta debacle colombiana. En días pasados fue aprobada por el Congreso de la República y promulgada por el Ejecutivo, la Ley 2450 de 2025, cuyo título es el siguiente: Por medio del cual se establecen los objetivos, los lineamientos y se establecen las responsabilidades y las competencias específicas de los entes territoriales, autoridades ambientales y de policía para la formulación de una política de calidad acústica para el país (Ley contra el ruido)”. Ya se puede tener mecanismos suficientes para controlar la contaminación sonora que circunda a lo largo y ancho de este país del sagrado corazón de Jesús, ponerle un tatequieto a los vecinos escandalosos y petulantes que gustan de la intolerancia, así como de los establecimientos comerciales que hacen más bulla para llamar la atención; incluso, para el Desgobierno Benedetti – Montealegre – Petro que últimamente ha estado presionado desde la Plaza Pública (con toda la contaminación auditiva que genera sin aportar nada positivo), para que le convoquen una Asamblea Constituyente para que se eternice en el poder su mal llamado ”Proyecto Político”.

 

El objeto de esta Ley 2450 se encuentra definido de la siguiente manera: “Definir los objetivos y lineamientos para el diagnóstico, evaluación y gestión de la calidad acústica en el país y establece las responsabilidades de las entidades del orden nacional y territorial”. Lo anterior sirve para establecer la reglamentación correspondiente al ruido, formular políticas de calidad acústica, formas de medición correspondientes, y por ende, generar la normatividad para que no se siga generando la contaminación acústica, ni se intervenga negativamente en la calidad de vida de la comunidad circundante. No se puede seguir soportando el ruido bestial generado por lugares de rumba, iglesias de varias confesiones, discursos y eventos politiqueros, vecinos despechados y/o muy alegres, industrias que no tienen Conciencia Ambiental, entre otros. Se debe tener un respeto mínimo por la Convivencia Común, hacer del entorno un motivo agradable para que se respeten a todos los seres vivientes (humanos, animales, plantas), una cosa es emitir los sonidos naturales y otra es destrozar el entorno a punta de gritos, pitos, escándalos la zona donde se desarrolla el transcurrir de una comunidad, contundente y sencillo. No solo está contribuyendo al deterioro de la salud física, también la mental.

 

Otro de los aspectos fundamentales de este Acto Legislativo (aún pendiente del examen en la Corte Constitucional), es su enfoque basado en derechos: “El desarrollo regulatorio, las políticas, planes de acción y actuaciones de las autoridades tendrán como objetivo principal garantizar la mayor eficacia y realización de los derechos fundamentales, colectivos y demás bienes jurídicos que se puedan ver vulnerados o amenazados por las afectaciones e impactos a la salud, al ambiente, a la convivencia y al entorno ocupacional asociados a la contaminación acústica o los ruidos que afecten la tranquilidad”. Colombia siempre ha sido un Estado donde para hablar se tiene que gritar y para hacerse notar hay que hacer cualquier cosa, legal o ilegal, donde quien habla más fuerte es quien tiene más poder, no se respeta la naturaleza (caso Alborada Antioqueña, Navidad y Año Nuevo), las ceremonias de Semana Santa parecen un concierto de Parranda Santa irrespetando a quienes no están de acuerdo, los micrófonos se encuentran a máximo volumen para permitir a quienes dicen cuanta barbaridad por ahí, hagan eco de sus bestialidades contribuyendo a la intolerancia y la violencia, se podría decir figuradamente, que Macondo es un país de sordos y gritones.

 

El equipo legislativo que promovió esta Ley Positiva se encuentra liderado por el Representante a la Cámara, Daniel Carvalho (Movimiento Verde Oxígeno), así como Julia Miranda (Nuevo Liberalismo) y Jennifer Pedraza (Centro Esperanza). En los apartes que se puede leer del trabajo desarrollado en el Capitolio Nacional, se puede leer lo siguiente (página web de Daniel Carvalho): “Este proyecto de ley pretende desarrollar estrategias para el fortalecimiento de las capacidades institucionales y ciudadanas para la gestión integral del ruido y una armonización y actualización normativa. La construcción del proyecto de ley fue participativo, en donde se escuchó a diferentes autoridades ambientales, academia, afectados por el ruido, sector privado y organizaciones ambientales”. Y las siguientes son las palabras expresadas por el Representante Carvalho: “este (el ruido) es un fenómeno que tiene implicaciones en la salud física y mental, en la convivencia y en los ecosistemas; además la actual normativa es dispersa y dificulta que los ciudadanos y autoridades puedan resolver esta problemática de manera integral”. Eso sí, serán un gran reto su aplicación, porque no faltarán quienes consideren que esto es un tema menor, así como los “avivatos” que querrán aplicar “hecha la ley, hecha la trampa”. Pero es algo positivo que se vuelva a tener Conciencia Ambiental.

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