En una buena mesa,
a veces llega “El Encurtido”, una excelente preparación con base en verduras y
legumbres (en trozos o versión bonsái), que se pone en una mezcla de agua,
vinagreta y unas veces, azúcar. Se guarda en la nevera y puede durar muchos
días, y se puede servir, unas veces solo, u otras, acompañando cenas, posee
muchas vitaminas y proteínas. Pero como no solo “El Encurtido” se ve en la
culinaria, también en la política nacional, con unos ingredientes que si no se
manejan bien, pueden explotar toda una nación y hacer que todo el mundo agreda
a todo el mundo, incluso, con consecuencias irreversibles. Por lo anterior,
se puede comparar esta delicia de la cocina (en sus justas proporciones) con el
preocupante panorama que se está viviendo en el país de la “Etnia Cósmica”, y
que hace rato dejó de ser “Potencia Mundial de la Vida”. Este revoltijo podría causar
que quien haga un golpe de astucia en el 2026 (positivo o negativo), se lleve
todo el juego de las elecciones (legislativas y ejecutivas), mientras que
Colombia se está desdibujando en una pelea interna que no la deja respirar.
Este encurtido tiene varios ingredientes, y varios protagonistas de la ola de
locura y altanería que se está viviendo.
El primer
ingrediente de “El Encurtido” es el Desgobierno Nacional, bajo un Presidente de
Papel, Gustavo Francisco Petro Urrego, y otro, de Facto, el Ministro del
Interior, Armando Alberto Benedetti Vellaneda (ahora el Faro Moral del supuesto
Progresismo, no hay derecho). Quieren imponer a las buenas y a las malas, la
Consulta Popular que no solo cubre a la Reforma Laboral, también a la de la
Salud, que ha desaparecido del panorama nacional, como en una especie de Falso
Positivo. Desde que la Comisión Séptima del Senado de la República hundió
dicho proyecto (en esta sesión no estuvo Benedetti), se pusieron en la Vacaloca
de hacer un “Mal Encurtido”, llamado Consulta Popular (en realidad es petrista
y mamerta). Dicha consulta (si se puede llamar así), debió realizarse en el
Segundo Semestre de 2022 o en el primero del 2023, cuando el Gobierno aún lo
cubre la luna de miel por estarse estrenando en la Casa de Nariño y en el
Capitolio Nacional, ahí les hubiera dado éxito y habrían dado un golpe de
autoridad para las elecciones locales del segundo semestre de dicho año, pero
como son soberbios y tercos, no hicieron nada organizado y les fue como a los
perros en misa en dicha jornada democrática; un ejemplo, el Centro Democrático
(Uribismo) logró la Gobernación de Antioquia, hagan el berraco favor, como
diría Cosiaca.
Por otro lado, se
encuentra el Congreso de la República, cuya relación con el Ejecutivo en la
actual administración no ha sido la mejor, ya que han pasado cuatro ministros
del interior (Alfonso Prada, Luis Fernando Velasco, Juan Fernando Cristo y
Armando Benedetti (el Presidente de Facto)). La única Reforma que ha podido
pasar el filtro legislativo es la pensional, y eso, que se podría caer en la
Corte Constitucional, por vicios de trámite. Unos dirán que las Reformas
Agraria y Judicial también tuvieron éxito, pero estas corresponden a
cumplimientos del Acuerdo de Paz (el de Verdad), entre el Estado Colombiano y
la antigua guerrilla de las Farc, no a iniciativas del Desgobierno Benedetti –
Petro. Pero mientras quieren imponer la Consulta Popular (incluso, tratando
de votar obligatoriamente por ella), en la Comisión Cuarta del Senado de la
República, con ponencia de la Senadora Angélica Lozano (despreciada por el
Desgobierno Benedetti – Petro), por ser mujer y líder LGBTIQ+, se aprobó la
Reforma Laboral que se había hundido en la Comisión Séptima y por apelación,
fue revivida. Tendrá un camino difícil en la Plenaria de la Corporación
Legislativa.
También se
encuentran los partidos de oposición oficialmente declarados (Centro
Democrático y Cambio Radical), quienes han tenido un pobre desempeño, no solo
por las diligencias jurídicas que está atendiendo Carnitas y Huesitos (Álvaro
Uribe Vélez), sino también por el silencio del excandidato y jefe de Cambio
Radical, Germán Vargas Lleras, quien quiere lanzarse a la Presidencia en 2026,
pero que no tiene programa ni plataforma política. Llegan los movimientos
sindicales, con sus marchas bloqueadoras y agresivas (para la muestra, la
agresión sufrida por un ciudadano bogotano el pasado 28 de mayo en la NQS, al
solicitar a unos encapuchados desbloquear la vía); pero hay que tener en
cuenta que en la dirigencia se encuentra el Presidente de la CUT, Fabio Arias
Giraldo, un polémico dirigente que quiere todo, a las buenas o a las malas. Después
llegarán las instancias judiciales, cuando se tenga que evaluar la
constitucionalidad de la Reforma Laboral (que tiene cosas positivas, pero con
la falta de plata, se podría convertir en un elefante blanco) y de la Consulta,
dependiendo de lo que pase en el Capitolio. Mientras tanto, se mantiene la
posición de abstenerse de votar en la misma, si logra sobrevivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario