En medio de la
soberbia que tiene el actual Desgobierno Nacional; con un Presidente de Papel,
Gustavo Petro, otro de Facto, Armando Benedetti, y otro de Leguleyadas, Eduardo
Montealegre; se propone eliminar la Regla Fiscal, dizque porque se han
portado muy bien con la disposición, administración y ejecución del Presupuesto
Nacional, así como justificar una absurda Reforma Tributaria, en el poco tiempo
que le queda. Pero como las ansias individuales predominan el ambiente,
ahora quieren imponer una Asamblea Constituyente también, volver trizas el
Acuerdo de Paz (el de Verdad, suscrito entre el Estado Colombiano y la antigua
guerrilla de las Farc), sino también la Constitución de 1991, hecha con base en
el ideario del grupo M-19, quien se había reincorporado a la vida civil hacía
un año; quieren imponer una Dictadura Ególatra desde la Agenda Privada de
varios integrantes de este Desgobierno actual, sin importar las consecuencias
que podría traer en las elecciones legislativas y ejecutivas del año entrante,
incluso, con la posible llegada de una extrema derecha intolerante, mojigata y
que pretende solucionar todo a punta de bala y camándula. Si tan solo Petro
y Compañía escuchasen más, las cosas podrían calmarse y bajarle los ánimos
caldeados a un país, que está asfixiado por la polarización que impera.
¿Qué es la Regla
Fiscal? La mejor definición se encuentra en la página web del Observatorio
Fiscal de la Universidad Javeriana: “En concreto, la Regla Fiscal es una
herramienta de planificación financiera del Gobierno Nacional que establece
metas específicas para el balance fiscal (entendido como la diferencia entre
los ingresos y gastos) en función del nivel de deuda pública, garantizando la
sostenibilidad y credibilidad de las finanzas”. Fue creada en 2011, cuando el
Presidente era Juan Manuel Santos, y el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry
(célebre por el término “Mermelada”), con el fin de darle mayor solidez
económica al país, y que siguiese teniendo Good Will (Buen Nombre) ante los
organismos financieros internacionales, y que no pasase afugias en tiempos
aciagos, como el actual, donde se podría traer la frase del Patilludo Javier
Milei. “NO HAY PLATA”. Pero como Gustavo, Armando y Eduardo, creen que lo que
digan ellos y sus aúlicos (dentro y fuera de la desbaratada nómina pública)
debe ser acatado como una norma monárquica (caso Consulta Petrista, Mamerta,
Popular o como se llame), se han vuelto más agresivos en sus declaraciones y
trinos en las Redes Sociales, quieren imponer sus cuitas empezando por la
suspensión de esta regla por tres años, según su Ministro de Hacienda actual, Germán
Ávila.
Trayendo a colación unas frases de un
Informe Especial de la Silla Vacía, sobre esta peligrosa decisión de suspender
la Regla Fiscal (en tiempos de escasez de billete), se podría hacer un análisis
a primera vista así: ¿Qué podría pasar? “Que el gobierno tiene carta blanca
para endeudarse sin topes. Eso envía un mensaje al mercado, además, que podría
ser negativo para el país. Colombia se puede seguir endeudando, pero
probablemente las tasas de interés serán mayores, lo que implica más deuda
pública por pagar a futuro”. En términos personales y prácticos, como se
vienen las campañas electorales, el desgobierno gastaría buena parte de dicha
plata, en la maquinaria para retener el poder (legislativo y ejecutivo), y si
la situación se complicase más, podría recurrir a un default, el peor de todos
los escenarios. Dicha decisión fue tomada en el último Consejo Nacional de
Política Fiscal (Confis), donde no hubo unanimidad alrededor de una decisión
tan apresurada, sin mayores estudios y solo para satisfacer ciertos egos en
Agenda Privada. La Regla Fiscal establece que no se puede endeudar más del 70%
del PIB ni gastarse más del 1.08% de los ingresos. Imagínense lo que viene.
Entre las distintas voces que se han
opuesto a esta absurda y peligrosa suspensión de la Regla Fiscal, se encuentra
la del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), que manifestó las siguientes
razones (Infobae): “…el gasto fiscal total del Gobierno colombiano,
considerando los pagos realizados, se mantuvo por encima del promedio
de los últimos cuatro años, situándose en 7 por ciento en 2025, frente
a un promedio de 6,2 por ciento, entre 2021 y 2024”. Si bien podría sonar
positivo, también se manifiesta preocupaciones por la escasez de ingresos
tributarios para suplir las necesidades del estado, y por ende, se tiene que
pensar en ahorrar lo más que se pueda para regresar a la estabilidad económica
de hace cinco y diez años. ¿Qué ha dicho el Ministro de Hacienda, Germán Ávila?
Se encuentra la siguiente frase (Infobae): “La medida era necesaria para
atender los problemas fiscales que afronta el país y para garantizar el pago de
los subsidios de los combustibles y energía y el crédito con el FMI”.
Por supuesto que después de la Pandemia del Covid19, los problemas fiscales
aumentaron, pero cubrir un saldo en rojo con otro saldo en rojo, solo
contribuye a aumentar la pobreza en un país del Tercer Mundo como Colombia, ¿no
creen?
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