En
la inmensidad del Océano Pacífico, límites entre Colombia y Ecuador, se
encuentra un bello pero abandonado municipio, que le ha dado glorias al deporte
nacional como Willington Ortiz y Leider Calimenio Preciado. Se llama Tumaco,
nombre de origen indígena, pertenece al departamento de Nariño y es su
principal puerto pesquero y comercial (es un decir). Se comunica con la capital
departamental (Pasto) por una carretera abandonada, que sufre cierres a cada
rato, bien sea por razones del clima y la geología, así como por la
perturbación del orden público; vía marítima su principal conexión es
Buenaventura (Valle del Cauca), así como de su aeropuerto salen vuelos con
frecuencias semanales hacia Bogotá, Cali y la ciudad nariñense. Según el último
censo realizado, tiene aproximadamente 250 mil habitantes, muchos de los cuales
han sido desplazados de sus lugares de origen, debido a las injusticias del
conflicto interno colombiano, sin que aún se haya encontrado respuesta a sus
necesidades, por una razón principal: a
Tumaco la ponen en el mapa de Colombia, pero en la realidad no existe.
Aún
se pueden avizorar en sus costas a las ballenas jorobadas (yubartas) llegando a
las aguas calidad para cumplir su ciclo reproductivo; pese a que sus aguas
también han recibido los embates de la violencia y de la negligencia de su
clase dirigente política, muy peculiar por cierto, incluso, con cierto líder
extraditado hace más de 25 años a Estados Unidos, por delitos relacionados con
el narcotráfico. Como toda población portuaria en el mar descubierto por Vasco Núñez
de Balboa en 1513, donde la población predominante es indígena y afro
(mayoría), no es escuchada por los blancos de Bogotá y Pasto, tan solo se acuerdan
para las jornadas electorales y recuperación de índices de favorabilidad
perdidos, con causa justa. Al municipio
lo tienen viviendo en un limbo donde el silencio y la tristeza reinan, pero que
no opaca la bella sonrisa y la calidez de su gente, echada para adelante a
pesar de todos los obstáculos. El currulao aún resuena con su ímpetu,
avisando que aún existen y que quieren recibir a todo el mundo con sus brazos
abiertos, que tan solo requieren ser escuchados para solucionar los problemas
del país, que pueden ser parte activa en esta dura, pero no imposible tarea.
¿Porqué
los problemas en Tumaco? Para empezar, su dirigencia política se ha visto
plagada de escándalos y corrupción. Empezando por un apellido muy peculiar;
Escrucería, el cual se ha pegado al 90% de los partidos políticos (de su
vergüenza), constituyendo un fortín politiquero y burocrático, que tiene
ahogada esta población (urbana y rural) en un lodo de desidia y fraude, sin que
hayan soluciones a la vista. No es sino mirar que los servicios públicos
básicos no funcionan al ritmo requerido, se presentan racionamientos y hay
zonas donde ni siquiera llega el agua, los negocios de los carrotanques
pululan, explotando de manera descarada y cínica la necesidad del pueblo, sin
que las autoridades tomen las medidas necesarias para el caso. ¿Porqué tanto
silencio de senadores nariñenses como Guillermo García Realpe (liberal),
Edgardo Enriques (conservador y uribista) y Manuel Enrique Rosero (partido de
la U) y Antonio Navarro (alianza verde), entre otros? Ojalá en las elecciones
regionales del 25 de octubre llegue a sus puestos de comando, personas
comprometidas con la solución del problema social existente en la desembocadura
del Río Mira, en esa hermosa estrella.
¿Tienen
que ver los grupos ilegales? Por supuesto, han querido sacar provecho económico
al caso, llevando el narcotráfico hacia sus goteras. Para la muestra, el frente
de las Farc llamado Daniel Aldana, que no ha estado muy de acuerdo con los
Diálogos de Paz que se están desarrollando en La Habana. ¿Qué han hecho? Cuando
los nenes de Timochenko decidieron romper la tregua unilateral el 20 de mayo
pasado, decidieron ensañarse contra este municipio, con un hecho execrable y de
absoluta bajeza; atentaron contra el Oleoducto Transandino, y echaron el crudo
presente en las aguas del Río Mira, la cual llegó hasta el océano y afectó
seriamente el servicio de acueducto y alcantarillado, durante 20 días. Ah, y
los farcos se vanaglorian de dicho hecho que atenta contra el Derecho
Internacional Humanitario. También han tenido que ver los elenos, aucos y
bacrimes en todo esto, formando un coctel venenoso, el cual, se podría frenar
en parte con la feliz culminación del Proceso de Paz, donde Tumaco será punto
importante.
Basta
también con observar la triste y desgarradora situación que vive la comunidad
indígena Awa, considerada objetivo militar por todos los grupos ilegales, por
una razón; querer vivir en paz y armonía. No hay derecho. Ojo que también son Colombia,
y que su abandono, conduciría a que cierto Mashi quisiere ganar terreno por
allá, al igual que Don Nicolás el Chamo. Colombia
se debe respetar.
PD1:
¿Qué pasará en Cerromatoso?
PD2:
¿Qué hará específicamente la Comisión Legislativa frente al Proceso de Paz?
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