martes, 8 de febrero de 2022

INGRID Y ALEJANDRO

 

Cuando se pensó en una Alianza de Centro, que demostrase una plataforma política seria y responsable, se reunieron unos ciudadanos que tenían intereses comunes e interesantes aspiraciones políticas. El Objetivo Válido es el de sacar a Colombia del abismo de violencia y polarización al que ha sido sometido por el uribismo y el petrismo, que si bien tienen maquinarias poderosas y dinero (falta por aclarar de donde proviene), no deben ser las únicas opciones para la implementación real del Acuerdo de Paz, que se necesita a partir del próximo siete de agosto, una vez se haya ido el Fracaso de la Economía Naranja. Jorge Enrique, Humberto, Juan Fernando, Carlos Andrés, Juan Manuel, Sergio, Alejandro e Ingrid, suscribieron un compromiso llamado Coalición Centro Esperanza, para dar una nueva visión de política al país; donde no deben valer las incitaciones a la agresión por parte de uribistas como Argiro y petristas como Armandito (¿el antiguo carrusel de la contratación presente?), que se pudiesen superar las diferencias con diálogo y soluciones para todos los problemas del país. Pero los egos de dos personajes hicieron que se enredara esto, y de ahí este movimiento fuese objeto de burlas y matoneo, por parte de los extremos y los medios de comunicación. ¿En qué se equivocaron Ingrid y Alejandro?

 

Empezando por Ingrid, venir cada cuatro años solo a campañas políticas desde la Francia, no es el mejor aliciente, aún más cuando se encuentra totalmente desconectada de la realidad colombiana. Primero quiso demandar a la nación por una cantidad de dinero absurda, ya que, en 2002, desoyendo las advertencias de orden público, se fue a San Vicente del Caguán a hacer giras políticas, dándole el papayazo a las FARC, que se la llevaron durante seis años largos, hasta que fue rescatada en la Operación Jaque, y pudo regresar a la libertad para divorciarse de Juan Carlos Lecompte. Estuvo muchos años perdida del país, haciendo estudios universitarios teológicos (según ella). Solo vino a aparecer en 2018, cuando hubo una adhesión a la campaña de Gustavo Petro en segunda vuelta, pero de ahí nada más. El año pasado regresó a ser la Garante de la Coalición de la Esperanza, mientras su hijo Lorenzo le ganaba una demanda a las mismas FARC, por los efectos que le habían dejado por el secuestro de su madre, ya que en ese entonces era un adolescente. Pero algo peor; ventiló sus diferencias personales en un debate (estaban felices los moderadores de El Tiempo y Revista Semana), lo que desató un desangre del Centro Esperanza, del cual apenas se está empezando a recuperar, ojalá no deje efectos irreversibles. Ni hablar del oso durante una entrevista a Noticias RCN, parecía la Selección Colombia de futbol.

 

Alejandro, Economista destacado, proveniente de una de las familias más emprendedoras de Antioquia, uno de los mejores Ministros de Salud del país, de excelente trabajo en la Rectoría de la Universidad de los Andes, donde le dio paso al debate y a las ideas alternativas. Su entrada a la coalición fue muy traumática ya que se dejó echar cuentos del expresidente Cesar Gaviria, que el liberalismo caduco y compinche del desgobierno actual, era la solución; le trató de poner obstáculos a la misma alianza. Hizo un berrinche unos días hasta que se dio cuenta de que el ExSecretario de la OEA solo es un hablantinoso (ahora se quiere ir al Pacto Histórico, hasta Gustavo Bolívar y Diana Marcela Otavo le dan la bendición); y finalmente ingresó. Pero su campaña arrancó de forma arrogante, tomándose selfies con personajes poco recomendados (uno, un controvertido político llamado Miguel Ángel Pinto, y otro, el cacique bogotano Germán Varón Cotrino). Cuando le empezaron a hacer los respectivos reclamos, respondió groseramente que nadie tenía autoridad moral y que seguiría en el mundo de las poses. Alejo, la embarró muy feo.

 

Por este par de personajes, se hace necesaria una reingeniería en la Coalición Centro Esperanza, no se puede seguir en el comportamiento de los indeseables Equipo por Colombia, Pacto Histórico y Centro Democrático, tres movimientos a favor del todo vale, incluyendo los métodos de violencia. Debe haber una organización estructurada y sostenible, donde puedan converger todas las ideas positivas, que las diferencias se puedan llevar a través del diálogo y la sensatez, es por eso que se hace un llamado a calmar los ánimos, si bien Ingrid armó rancho aparte y Alejandro aún dentro de la coalición no cede, a mirar las demás alternativas, donde se ven propuestas interesantes como la de Jorge Enrique de renegociar los Tratados de Libre Comercio (no eliminarlos como lo han dicho malintencionadamente algunos expertos) y trabajar por la Paz; eso sí, mirando de reojo lo que dicen Carlos Andrés, Juan Manuel, Juan Fernando y Sergio. Pero principalmente, a presentar la Coalición Centro Esperanza como un proyecto positivo y de largo plazo.


Cuando se pensó en una Alianza de Centro, que demostrase una plataforma política seria y responsable, se reunieron unos ciudadanos que tenían intereses comunes e interesantes aspiraciones políticas. El Objetivo Válido es el de sacar a Colombia del abismo de violencia y polarización al que ha sido sometido por el uribismo y el petrismo, que si bien tienen maquinarias poderosas y dinero (falta por aclarar de donde proviene), no deben ser las únicas opciones para la implementación real del Acuerdo de Paz, que se necesita a partir del próximo siete de agosto, una vez se haya ido el Fracaso de la Economía Naranja. Jorge Enrique, Humberto, Juan Fernando, Carlos Andrés, Juan Manuel, Sergio, Alejandro e Ingrid, suscribieron un compromiso llamado Coalición Centro Esperanza, para dar una nueva visión de política al país; donde no deben valer las incitaciones a la agresión por parte de uribistas como Argiro y petristas como Armandito (¿el antiguo carrusel de la contratación presente?), que se pudiesen superar las diferencias con diálogo y soluciones para todos los problemas del país. Pero los egos de dos personajes hicieron que se enredara esto, y de ahí este movimiento fuese objeto de burlas y matoneo, por parte de los extremos y los medios de comunicación. ¿En qué se equivocaron Ingrid y Alejandro?

 

Empezando por Ingrid, venir cada cuatro años solo a campañas políticas desde la Francia, no es el mejor aliciente, aún más cuando se encuentra totalmente desconectada de la realidad colombiana. Primero quiso demandar a la nación por una cantidad de dinero absurda, ya que, en 2002, desoyendo las advertencias de orden público, se fue a San Vicente del Caguán a hacer giras políticas, dándole el papayazo a las FARC, que se la llevaron durante seis años largos, hasta que fue rescatada en la Operación Jaque, y pudo regresar a la libertad para divorciarse de Juan Carlos Lecompte. Estuvo muchos años perdida del país, haciendo estudios universitarios teológicos (según ella). Solo vino a aparecer en 2018, cuando hubo una adhesión a la campaña de Gustavo Petro en segunda vuelta, pero de ahí nada más. El año pasado regresó a ser la Garante de la Coalición de la Esperanza, mientras su hijo Lorenzo le ganaba una demanda a las mismas FARC, por los efectos que le habían dejado por el secuestro de su madre, ya que en ese entonces era un adolescente. Pero algo peor; ventiló sus diferencias personales en un debate (estaban felices los moderadores de El Tiempo y Revista Semana), lo que desató un desangre del Centro Esperanza, del cual apenas se está empezando a recuperar, ojalá no deje efectos irreversibles. Ni hablar del oso durante una entrevista a Noticias RCN, parecía la Selección Colombia de futbol.

 

Alejandro, Economista destacado, proveniente de una de las familias más emprendedoras de Antioquia, uno de los mejores Ministros de Salud del país, de excelente trabajo en la Rectoría de la Universidad de los Andes, donde le dio paso al debate y a las ideas alternativas. Su entrada a la coalición fue muy traumática ya que se dejó echar cuentos del expresidente Cesar Gaviria, que el liberalismo caduco y compinche del desgobierno actual, era la solución; le trató de poner obstáculos a la misma alianza. Hizo un berrinche unos días hasta que se dio cuenta de que el ExSecretario de la OEA solo es un hablantinoso (ahora se quiere ir al Pacto Histórico, hasta Gustavo Bolívar y Diana Marcela Otavo le dan la bendición); y finalmente ingresó. Pero su campaña arrancó de forma arrogante, tomándose selfies con personajes poco recomendados (uno, un controvertido político llamado Miguel Ángel Pinto, y otro, el cacique bogotano Germán Varón Cotrino). Cuando le empezaron a hacer los respectivos reclamos, respondió groseramente que nadie tenía autoridad moral y que seguiría en el mundo de las poses. Alejo, la embarró muy feo.

 

Por este par de personajes, se hace necesaria una reingeniería en la Coalición Centro Esperanza, no se puede seguir en el comportamiento de los indeseables Equipo por Colombia, Pacto Histórico y Centro Democrático, tres movimientos a favor del todo vale, incluyendo los métodos de violencia. Debe haber una organización estructurada y sostenible, donde puedan converger todas las ideas positivas, que las diferencias se puedan llevar a través del diálogo y la sensatez, es por eso que se hace un llamado a calmar los ánimos, si bien Ingrid armó rancho aparte y Alejandro aún dentro de la coalición no cede, a mirar las demás alternativas, donde se ven propuestas interesantes como la de Jorge Enrique de renegociar los Tratados de Libre Comercio (no eliminarlos como lo han dicho malintencionadamente algunos expertos) y trabajar por la Paz; eso sí, mirando de reojo lo que dicen Carlos Andrés, Juan Manuel, Juan Fernando y Sergio. Pero principalmente, a presentar la Coalición Centro Esperanza como un proyecto positivo y de largo plazo.


PD: Humberto sin lugar a dudas, será un Excelente Senador, donde defenderá con vehemencia y tranquilidad, el Acuerdo de Paz, y su implementación real, a través de esta nueva alternativa política.

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