Aunque
la pandemia no se ha ido ni aún se puede considerar como una endemia
convivible, es una realidad que el poder y el miedo que inspira el covid19
se ha ido disminuyendo, ya sea porque la cobertura de vacunación llegó hace
unos cuantos días el 70% básico para contrarrestarla, y/o porque los casos
detectados se han ido disminuyendo y, por consiguiente, el número de víctimas
fatales. Incluso, se ha empezado a eliminar el uso obligatorio del tapabocas de
espacios abiertos en su mayoría, ya de por sí mucha gente lo había mandado al
carajo, incluso, en las manifestaciones de campaña política (una vergüenza
colombiana, por cierto) ya las multitudes no toman las medidas de seguridad
recomendadas, las aglomeraciones han regresado y parece que la normalidad
quiere imponer su estilo. ¿Pero se puede regresar a lo inicial así por así?
No es recomendable, puesto que aún el mundo está en fase de pandemia, y
mientras los entes médicos y sanitarios no decidan otra cosa, es mejor mantener
las medidas de cuidado, incluso, cuando aún no se ha descartado la aparición de
otras variantes del coronavirus. Debe prevalecer la cultura ciudadana y la
paciencia, para poder controlar esta enfermedad, que, si bien es ciertos que
jamás se irá, si se podrá mantener a raya.
Lo
único novedoso ha ocurrido en la China (epicentro de esta enfermedad), donde
las ciudades de Beijing (antigua Pekín) y Shanghái (principal centro
comercial); han tenido que soportar confinamientos un poco exagerados, por la
política de “cero covid”, que darían la impresión de ser un asunto mezclado con
la política de represión a cualquier tipo de manifestación de oposición (como
han ocurrido en Hong Kong y Taiwán). Ya en Europa y EEUU se han iniciado las
suspensiones de restricciones por la pandemia, los viajes aéreos se podrán
hacer sin la necesidad del tapañatas, la vida nocturna ha regresado con toda la
rimbombancia, y la actividad política retomó su velocidad normal, con protestas
y campañas electorales incluidas. África sigue siendo una incógnita donde la
falta de recursos y de apoyo; Oceanía ha calmado la angustia por esta gripa.
Mientras tanto, en el hemisferio occidental comienza el lento retorno a la
normalidad de pobreza y polarización, donde las peloteras y el caos vehicular
han regresado como si nunca se hubiesen ido. En el mundo, la gente está más
pendiente de la infamia que comete el matoneador Vladimir Putin contra Ucrania,
tan solo porque quiere volverla su Ubérrimo o Zona Franca.
En
Colombia, los reportes de la enfermedad ya están apareciendo solo una vez a la
semana (jueves), la ocupación hospitalaria se ha disminuido paulatinamente, y
la gente le ha ido perdiendo el miedo al coronavirus. Se han vuelto más
importantes las metidas de pata de un desgobierno sinvergüenza e inepto, la
pobreza de argumentos de la campaña presidencial, la eliminación de un
campeonato mundial de futbol por la mediocridad; incluso, el regreso de
realities estúpidos, que solo sirven para alimentar morbos innecesarios. Pero
si se ven unos terribles efectos económicos (y en pleno gobierno de la torpe Economía
Naranja), como el aumento desmedido de la inflación, que en el mes de abril
alcanzó un valor anual de 9.23%, algo que no se veía desde hacía más de diez
años, el desempleo aún sigue siendo alto sin muchas ofertas de trabajo a la
vista; la balanza comercial aún se encuentra en niveles muy bajos y la
insatisfacción cunde por todas las zonas urbanas y rurales de este país del
sagrado corazón de Jesús, sin que se pueda confiar en este último (y eso que
este es un Estado Laico). ¿Novedades mayores?
Sí, el
pasado seis de mayo, mientras se anunciaba la llegada al 70% de cobertura de
vacunación en su esquema principal, se anunciaba la segunda dosis de refuerzo
para personas mayores de 50 años, entre quienes se cuenta, el autor de la
presente columna. Como se lee en la página web del Ministerio de
Salud, las declaraciones del Presidente Iván Duque (si se le puede decir así): "Será
importante para seguir protegiéndonos, salvando vidas y dando confianza a la
población"…"media dosis de la vacuna de Moderna o la dosis completa
de la vacuna de Pfizer". Hay que estar pendientes del cumplimiento de
estos anuncios, ya que, hasta la fecha de redacción del presente documento, aún
no hay información suficiente en los entes nacionales de salud (tanto públicos
como privados) sobre la aplicación de dicha dosis. Si bien es cierto el
virus se ha ido replegando y ha dejado su intensidad de lado, con miras a
convertirse en una simple endemia, que podrá ser tratada con aguapanela
caliente con limón, este podría reaparecer en cualquier momento, incluso con
una fuerza mayor, para la cual la cultura ciudadana y el robustecimiento positivo
del sistema de salud serán fundamentales para la prevención, control y
reparación sobre la población circundante.
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