Es
común en un país retrógrada y rezandero como Colombia, observar cruzadas y
guerras contra las disposiciones que favorezcan a las minorías y las mujeres,
como en el presente caso sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo. En la
columna 24 Semanas (15/03/2022), se hacía la siguiente observación: “Siguen
todavía gritando escandalosamente, quienes se manifiestan como Provida (cuando
en realidad, han apoyado la guerra Promuerte); incluso, se han sumado
individuos peligrosos como las tales Autodefensas Gaitanistas de Colombia,
quienes se atrevieron a declarar como objetivo militar a los magistrados que
votaron favorablemente este fallo; ojalá se tomen las medidas necesarias
para su protección”. Y lo que ha ocurrido en los últimos días, prende
las alarmas sobre la guerra a muerte que han declarado ciertos grupos
ultrarreligiosos contra este tipo de medidas que buscan darle el acceso a la
salud a las personas más favorables, y concretamente a las mujeres, en asuntos
que tienen que ver con las decisiones que toman con respecto a sus cuerpos y a
su vida. Pero también, podría abarcar otra decisión tomada por la Corte
Constitucional en los últimos días: la opción del suicidio asistido, como una
alternativa para la salud de personas en fase terminal.
En
días pasados, el gobierno (desgobierno) colombiano, en cabeza del inquisidor,
perdón, embajador ante la OEA, Alejandro Ordoñez, suscribió un Convenio
Antiaborto, que lo hacen llamar “Consenso de Ginebra”, si bien no es
vinculante, prende las alarmas sobre las posibles imposiciones religiosas en un
Estado Laico. ¿Qué dice dicho convenio (Informativo Colombia)? Entre otras
cosas se puede leer lo siguiente: "Para promover el aporte esencial de
las mujeres a la salud, y la fortaleza de la familia y de una sociedad eficaz y
floreciente; y para expresar la prioridad fundamental de proteger el derecho a
la vida, comprometiéndonos a realizar labores coordinadas en foros
multilaterales"…"No existe un derecho internacional al aborto, ni
recae sobre los Estados una obligación internacional de financiar o facilitar
los abortos, en consonancia con el consenso internacional de larga data de que
cada nación tiene el derecho soberano de implementar programas y actividades
coherentes con sus leyes y políticas". Mejor dicho, dice que, si
bien acepta que existen los términos Interrupción Voluntaria del Embarazo y/o
Aborto, los Estados deben evitar las facilidades a este servicio,
principalmente a las clases menos favorecidas, mientras que en la alta
sociedad se siguen utilizando los términos malnacidos (as), a tiempo que cargan
sus camándulas y sus biblias.
¿Qué
dicen quienes promueven semejante adefesio, que no es provida, sino antivida?
Como se puede leer en Caracol Radio: "que defiende la salud integral de
la mujer, el fortalecimiento de la familia y la soberanía de los países para
legislar sobre el aborto". Para defender la salud de las mujeres,
le quitan su poder de decisión, así como le imponen normas de conducta
absurdas, en un mundo aún machista y misógino. La Vicecanciller pasa
Asuntos Laterales, María Carmelina Londoño, afirmó al presentar este absurdo
(La Silla Vacía): "Aprovechamos esta ocasión para anunciar que
Colombia se adhiere al Consenso de Ginebra como un símbolo más de su profundo
compromiso con las familias, para no dejar a nadie atrás". Terrible
que desde el mismo gobierno (desgobierno), se pretenda desconocer una sentencia
de la Corte Constitucional, con el mediocre pretexto de que solo cinco personas
dieron el sí (¿cierto Ivanchis? Quien descaradamente aspira a ser Magistrado de
la Máxima Institución Judicial, después de dejar la Casa de Nariño). No
solo en Colombia se comenta esta terrible acción, sino que en el mundo la
defienden, la Ministra de Familia del Brasil de Jair Bolsonaro, Cristiane
Britto (meninos do azul, meninas do rosa), afirmó esta desfachatez (Caracol
Radio): "La adhesión de nuestros hermanos colombianos representa una
gran victoria para la agenda provida en nuestro continente. Es una victoria de
la soberanía de los países, del trabajo serio para proteger la salud de las
mujeres y, sobre todo, para defender la vida de los niños no nacidos".
Siguiendo
con estas terribles cosas, la lista de 37 países que suscribieron este pasquín
se encuentra encabezada por Rusia (cuyo gobierno quiere hacer una Operación
Orión en Ucrania), y Bielorrusia (gobernada por un déspota lamerzuelas de
Vladimir Putin). Otros miembros son: Libia (otrora fortín dictatorial de
Khadafi), República del Congo (en una guerra cruel), Haití (estado fallido),
Brasil (bajo la demencia de Bolsonaro), Indonesia (santuario del Islamismo
extremo), Guatemala (encabezada por un médico de república bananera), Irak,
Kenia, Estados Unidos (donde la sentencia que dio vía libre a la Interrupción
Voluntaria del Embarazo en 1973, está a punto de desaparecer gracias a las
imposiciones conservadoras que quieren reimplantar a Donal Trumpilio en la Casa
Blanca), entre otros. Que tristeza que se lleve a Colombia a una situación
demencial, porque unos cuantos mojigatos y mojigatas, no están de acuerdo en
que se hable de sexualidad responsable a las clases populares, para evitar la
sobrepoblación y las consecuencias terribles a nivel social y económico que
conlleva.
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