Se sabía que habría una afinidad, no la ideal, entre el
Gobierno del Pacto Histórico y el Régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, porque
más que una amistad aparente que haya, se necesita estratégicamente entre sí, ya
que tienen contactos en común como Piedad Córdoba y la Ministra de Trabajo,
Gloria Inés Ramírez; además de que la ruptura de relaciones y el cierre de
fronteras terrestres ha generado grandes pérdidas para ambos países. Venezuela
no es el socio más ideal y más confiable, ya que su clase política y dirigente
(chavista y oposición) recurren al anticolombianismo como su arma para
defenderse de acciones polémicas; ni a Juan Guaidó le sirvió tener el
reconocimiento de Iván Duque y el Uribismo, así como mucho menos al Régimen
Chavista tener en su cuerpo diplomático al detenido empresario Alex Saab
(nacido en Barranquilla). Por lo anterior, este reinicio de relaciones ha
despertado muchas dudas y desconfianza, así como el poco interés del sector
comercial, ya que hace muchos años Venezuela no tiene como pagar sus deudas y
compromisos comerciales, ni es recomendable andar al vaivén de lo que realmente
pasa en la frontera, por un lado, la masiva migración de habitantes del vecino
país, así como la violencia que predomina a lo largo y ancho de los 2200 kilómetros
de frontera.
Pero uno de los sucesos que ha suscitado mayor polémica
en los últimos días, fueron las palabras de la Ministra de Minas, Irene Vélez
(Filósofa), frente a la transición que se quiere hacer a Energías Limpias
(Portafolio): “Lo primero que tenemos que hacer es recuperar
las relaciones diplomáticas. Esperamos que esta nos permita tener otras
relaciones estratégicas para la política energética. No es el escenario
deseable ser dependiente de un recurso, pero si después de consumir las
reservas aún necesitáramos suplir nuestra matriz se podría hacer con esa
conexión de transporte con Venezuela. Pero para ese escenario tenemos tiempo”. Se
le olvida a la Ministra que las reservas de gas en Colombia están para un
tiempo estimado de siete a ocho años, superando al período del gobierno de
Gustavo Petro, que la normalización de relaciones llevará su buen tiempo,
mientras se reintegran embajadas, se abre plenamente fronteras, y lo más
importante, Venezuela (una potencia en hidrocarburos) deberá empezar a
trabajar en suplir la demanda de recursos energéticos, ya que su
infraestructura ha tenido muchos problemas desde hace varios años, y que un
recurso como el gas, aún no se debe considerar para ser reemplazado por otro; la
transición debe ser organizada y sin mayores traumas para la comunidad.
¿Voces en contra? El Presidente de Ecopetrol, Felipe
Bayón ha alertado sobre el incremento exponencial que habría sobre las tarifas
del servicio de gas domiciliario, incluso, podría llevar a muchos hogares a
regresar al gas de pipeta (un negocio particular) o a la leña (que traería
consecuencias negativas para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible). Por
su parte, Luz Stella Murgas, Presidente de Naturgás, afirmó lo siguiente
(Portafolio): “Importar gas incrementaría aproximadamente en
cinco veces el costo de la factura del servicio para los colombianos” …
“Es muy importante que los países vecinos estén interconectados
energéticamente como sistema de redundancia y seguridad energética”.
El detalle de la interconexión aún no existe y demoraría su buen tiempo para
su implementación, así como saber que cantidad de gas puede Venezuela ofrecer a
Colombia, y como pueda ser la respuesta de la clase dirigente y política del
vecino país, mejor dicho, si amanecen o no de malas pulgas. No se puede
depender totalmente de Venezuela en esta materia ni en ninguna otra, así como
el vecino país tampoco lo puede hacer de Colombia. Es una cuestión de dignidad.
Para
la Transición Energética y la Justicia Ambiental que proponen desde el Pacto
Histórico, se debe tener en cuenta que muchas cosas del sistema de este país,
aún funcionan con base en energías fósiles y gasíferas, que el mundo está
volviendo a mirar hacia los recursos tradicionales no solo por la invasión de
Rusia a Ucrania, también porque la demanda de gas en Europa está creciendo; y
que las multinacionales energéticas aún tienen suficiente poder para imponer
sus compromisos y normatividades, y el servicio de gas le ha traído más
beneficios a las comunidades nacionales, no solo por su bajo costo, sino por la
facilidad de instalación y de puesta en marcha; basta con recordar todos los
problemas que han traído las pipetas y el cocinol. Se cree que la Ministra
de Minas, así sea de buena fé, metió las de caminar, puesto que aún no se puede
hablar de una relación normal con un país que ha estado ausente del panorama
nacional durante más de tres años y del que no se sabe como tiene lo poco de
infraestructura gasífera. Así que es mejor tener prudencia en este tipo de
temas, por cuanto la Historia Laboral de Doña Irene, si bien tiene muchas
virtudes, también es necesario recordar su falta de experiencia en esta rama de
las energías.
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