La Paz
es el mayor anhelo de Colombia, un país que ha vivido es una constante espiral
de violencia, donde unas cuantas muertes poco importan, que aniquilar enemigos
reales e imaginarios es lo más recomendable, así como no se pueden permitir
ideologías alternativas que supuestamente atentan contra un imaginario
desarrollo y unas despreciables ideologías religiosas. De ahí la importancia
de que se explique que esta palabra (Paz) es corta pero importante para la
vida, porque no se puede solucionar nada a cambio de aniquilar todo lo
existente, bajo el pretexto de una ira divina, que no existe, que tan solo está
en la imaginación. Quien no conoce bien la historia, está condenado a
padecer su lado malo, dicen por ahí, y eso refuerza más la teoría de enseñar a
vivir en paz, desde los centros educativos (escuelas, colegios, universidades,
centros tecnológicos) porque la tolerancia debe primar sobre los intereses
oscuros y particulares, que pretenden envolver al mundo en una espiral de
agresiones, que los argumentos se cambien por insultos, balas y explosiones;
donde el nombre de íconos religiosos se transformen en instrumentos de miedo
para imponer unas ideas sumamente peligrosas para la convivencia, donde el
estrato social predomine sobre solucionar los problemas comunales.
Por
todo lo anterior, resulta bastante interesante y positivo que el Gobierno
recién posesionado de Gustavo Petro, a través de su Ministro de Educación,
Alejandro Gaviria proponga enseñar una cátedra en los entes escolares, sobre el
conflicto colombiano y su solución a través del Acuerdo de Paz entre el Estado
Colombiano y la antigua guerrilla de las Farc; con base en el Informe Final
presentado por la Comisión de la Verdad (en cabeza del Sacerdote Jesuita
Francisco de Roux), para que se vaya conociendo y analizando el fracaso de
pretender solucionar todo (particular y comunal) a través de las armas y el todo
vale, cuando se puede dialogar y llegar a compromisos inteligentes y
fáciles de cumplir. Ha tenido un efecto alentador en la sociedad colombiana
quien al parecer está cambiando ese chip del plomo por el de las soluciones
reales a todos los problemas que tiene este país, aunque con violencia todavía,
no pierde la esperanza de encontrar esa paz tan anhelada en más de 200 años. No
es que vayan a poner a los educados y las educadas a aprenderse de memoria el
compendio del Informe Final, sino a trabajar con base en sus datos, análisis y
recomendaciones, en un Plan para poder llevar a la nación a Feliz Puerto.
El
pasado 29 de julio, el entonces designado Ministro de Educación, pronunció las
siguientes palabras, para justificar su propuesta (Kienyke): “Conocer nuestro pasado, hurgar en
nuestras historias, incluso en las más problemáticas, incluso enfrentar las
verdades incómodas, es fundamental para la reconciliación de nuestro país. Este
12 de agosto, las escuelas de nuestro país recibirán el legado de la Comisión
de la Verdad”. Para cuando se publique la presente columna, ya se
presentando en los entes escolares el Informe Final, también como un Plan de
Concertación del cual se tiene una orden perentoria, desde su presentación, el
pasado 28 de junio. Que bueno que la Cátedra de Ciencias Sociales lo pusiese no
como algo para calificar numéricamente, sino como una actividad
extracurricular, para que también se incluyese a los entornos familiares de
directivas, docentes y alumnado; porque ahí puede haber mucha fuente de datos
para tomar y analizar con este Informe Final, porque la violencia ha afectado
directa o indirectamente, a cada habitante de Macondo, de ahí a que su
literatura se encuentre mayormente referido a la ola de violencia que se ha
padecido desde tiempos de invasión española e independencia del trono de
Madrid.
¿Qué dicen quienes se oponen al Acuerdo de Paz e Informe Final? El
uribista Francisco Bejarano (Las 2 Orillas), manifiesta lo siguiente: “Los colegios ya no dictan ni siquiera la historia
que nos dio la libertad y la democracia, ni la urbanidad, ni materias
importantes que se olvidaron. Un escrito a retazos en el que no se ha dicho la
verdad, no se puede convertir en un conversatorio, que terminara en
adoctrinamiento que no nos interesa”. Don
Francisco, no se preocupe que con La Cátedra (Informe Final) se va a recordar
muy bien la historia de lo que ha pasado, de las atrocidades que han cometido
actores ilegales y legales contra el pueblo colombiano, que se debe analizar
muy bien lo que pasó para no repetir situaciones similares, iguales (incluso,
peores); que no se está ideologizando a nadie contra las Fuerzas Militares, ni
se va a invadir al país con la Ideología de Género ni el Rayo Homosexualizador.
Es más, el expresidente Uribe propone enseñar otra cátedra como una
contrarrespuesta, donde se podría abrir un debate sano y convencerlo de una vez
por todas, que es mejor la paz como un motivo para vivir, que la guerra como un
negocio. Y es preferible hablar con quien se tienen diferencias, que enviar
a los más pobres a una matazón absurda mientras los poderosos se rascan el
ombligo mientras beben whisky.
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