martes, 22 de noviembre de 2022

OJO CLAUDIA

 

Es cierto que para que un país progrese, debe haber total armonía entre los gobiernos nacionales y locales, pero se requiere que se respeten los trabajos que se están llevando a cabo, se piense en la comunidad y no en intereses particulares, ni egos ni rabias personales. Por lo anterior, no se pueden permitir voces separatistas irresponsables ni rencores personales que den al traste con lo poco que se ha logrado y mucho menos, declararles la guerra absurda a administraciones locales. Hay compromisos, que independiente de estar de acuerdo o no con los mismos, se deben cumplir para evitarle un sinnúmero de problemas económicos y jurídicos al país y a las regiones; habrá diferencias si, pero no se puede admitir que las mismas conduzcan a un teléfono roto o una debacle en una región que más tarde se podría extender a toda la nación. Miren el ejemplo de Hidroituango, cuando el actual Gobierno Nacional estaba en campaña política, lo usó con propósitos políticos (para destruir una candidatura que no tenía al parecer, mayores chances de lograr algo), pero que al llegar a la Casa de Nariño, se ha dado cuenta de que la situación  no es para hacer oportunismos, sino que se debe mirar de una manera técnica, económica y responsable, así al Alcalde de Medellín le parezca escandaloso, ya la pelea entre el Gobierno Local y el Nacional se viene.

 

El caso de la presente columna se refiere a los últimos acontecimientos que han tensionado las relaciones entre la Administración Nacional de Gustavo Petro y la Distrital de Claudia López. Son dos temperamentos fuertes y polémicos que sin lugar a dudas han tenido, tienen y seguirán teniendo diferencias que pueden generar una gran polémica, dado el carácter de ambas personas. Puede que todo se haya iniciado porque cuando Petro fue Alcalde y le llegó la destitución por parte del Inquisidor, perdón, Procurador en ese entonces, Alejandro Ordoñez, muchos líderes políticos y de opinión acompañaron al Ego de la Bogotá Humana (aunque del adjetivo tuvo muy poco), no estuvo presente Claudia. También dicen que en las lides petristas aún no se acepta a las personas de la comunidad LGBTIQ, como en el caso de la actual Alcaldesa. También es un hecho definitivo que la Alianza Verde (movimiento al que pertenece Claudia) apoyó a Sergio Fajardo en su aspiración presidencial de 2018, que hubo muchos desencuentros cuando la pandemia, incluso, se rumora, un posible apoyo a una revocatoria fallida contra la Alcaldesa.

 

Pero hay dos hechos notables que le han dado pantalla a estas diferencias, que es lógico tenerlas, pero que se deben llevar con calma, y evitar problemas para el país, y garantizar el buen funcionamiento de las administraciones, sobre todo garantizar el trabajo de las locales. Empezando por la Bogotá Región Metropolitana, un proyecto que pese a ser Ley Nacional desde hace muchos años, ha tenido problemas para su discusión, aprobación y puesta en marcha, donde se darían más herramientas de trabajo para proyectos que favorecerían no solo a Bogotá Distrito Capital, sino al Departamento de Cundinamarca (donde la izquierda no ha podido llegar con suficiente capital electoral, de ahí puede ser cierta animadversión, ¿cierto concejal José Cuesta?). En plena discusión en el Cabildo Distrital, donde hubo más recusaciones que argumentos, llegó una carta de la Ministra de Ambiente, Susana Muhamad (antigua Concejal de Bogotá), quien manifestó su oposición al proyecto bajo unos extraños argumentos de consultas populares, así como unas posibles intromisiones de tierreros (que aún la justicia está estudiando), que se aumentaría la carga tributaria al Distrito. Pero le salió mal porque este Proyecto de Acuerdo ya fue aprobado en el ente legislativo de Bogotá y en la Asamblea de Cundinamarca, ahora el turno es para los municipios circunvecinos.

 

La otra polémica gira alrededor del Metro de Bogotá, que lleva casi 70 años de estudios y solo uno de construcción. Cuando Gustavo Petro fue Alcalde, supuestamente propuso un metro subterráneo (dicen que con estudios y planos), recibió el cheque del Gobierno Nacional (Juan Manuel Santos) para su desarrollo, pero se quedó dormido, no volvió a decir nada del mismo, dándole el papayazo a Enrique Peñalosa para que lo mandase al carajo y propusiese el metro elevado, que en planos da susto, porque parece tapar la luz del día a varias edificaciones aledañas. Pero tuvo el suficiente apoyo legal para imponerse y hacer que Claudia como Alcaldesa lo tuviese que firmar y empezar a construir. En una reunión con el Consorcio Chino encargado del proyecto, el Presidente Petro propuso hacer unos ajustes para hacerlo subterráneo por la Avenida Caracas; dicen que habrá una respuesta definitiva el próximo ocho de enero del año entrante, pero ya se vendría una negativa del consorcio, por todas las implicaciones legales y económicas que tendrá, además de que ya a la gente no le importa si el metro es subterráneo, elevado, aéreo o marítimo, sino que empiece a funcionar en el menor tiempo posible. Por lo anterior, hay que decir “Ojo Claudia”, cualquier reunión o documento de acuerdo con el Gobierno Petro, hay que tenerlo presente para que no haya más contravenciones.

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