Si
existe algo que genere más polémica negativa es el glifosato, que muchos han
considerado como la principal solución al problema del narcotráfico, cuando en
realidad ha sido solo una caricia para los “cultivos ilícitos” y el motivo de
sectarismo para cierta dirigencia de la ultraderecha religiosa. Desde la
llegada del otrora venenoso paraquat en los ochentas hasta su reemplazo con el
glifosato, se ha librado una absurda guerra armada contra este flagelo, sin que
se vean mayores resultados a la vista, ni siquiera con la captura y/o
neutralización de los grandes capos. Y no solo se queda en Colombia (abandonada
a su suerte por el mundo entero), en México la captura y extradición del Chapo
Guzmán no ha hecho mayor huella en el fenómeno del narcotráfico, al cual se le
está sumando de forma exponencial, la producción y comercialización de drogas
sintéticas; Afganistán, uno de los países más pobres y aislados del mundo, se
encuentra inmerso entre el fanatismo religioso (que solo ha provocado muerte y
dolor), así como grandes cultivos de amapola; y en China y EEUU por más severidad
en los castigos a quienes se benefician de este comercio ilegal, el consumo de
drogas sigue creciendo, sin que se pueda hacer mayor cosa. Por eso, debe
replantearse a nivel mundial este tema.
Regresando
a la presente columna, en 2021 el Gobierno (Desgobierno) de Iván Duque, en su
torpe afán de mostrar algún resultado en su fallida estrategia contra el
narcotráfico (incluyendo el incumplimiento de lo pactado en el Acuerdo de Paz
entre el Estado Colombiano y la antigua guerrilla de las Farc), lanzó un decreto
para volver a imponer el Glifosato, el cual decía lo siguiente: “Por el cual
se regula el control de los riesgos para la salud y el medio ambiente en el
marco de la erradicación de cultivos ilícitos mediante el método de aspersión
aérea, y se dictan otras disposiciones” (Decreto 380 de 2021). Lo anterior,
con base en la eliminación de este químico nocivo en la fauna, flora y
humanidad ya comprobados, que se hizo durante el gobierno de Juan Manuel Santos
en el año 2015. Pero como era el gobierno (desgobierno) del Centro Democrático
y le declararon guerra a muerte al Premio Nobel de Paz, se propusieron imponer
de nuevo este veneno, con los absurdos argumentos de que se podían tomar varios
vasos del químico sin que les pasara algo (léase la ExVicepresidenta Marta
Lucía Ramírez y el ExMinistro de Defensa, Guillermo Botero).
La
Corte Constitucional les dijo que se podría usar el líquido, como está
contemplado en el PNISS, uno de los pilares del Acuerdo de Paz, entre los
cuales se descarta casi en su totalidad, la aspersión aérea; se podría
reemplazar con la sustitución voluntaria o en ciertos casos, con la
erradicación manual. Lamentablemente, la idea de la guerra como un negocio
ha hecho una huella grande en el Uribismo, y un gobierno torpe de una falsa “Paz
con Seguridad”, que tuvo el cinismo de recurrir y comprar un lote grande de
glifosato chino que nadie conoce, se quedó sordo y quieto frente al aumento (no
solo en cultivos ilícitos), sino en la producción de cocaína de mayor calidad. El
aumento del 43% registrado en el 2021 (según la ONU), hizo que buena parte del
país estuviese nadando en medio de la coca, con el aumento de niveles de
violencia (ya que, para ese desgobierno, el Acuerdo de Paz era una perdedera de
tiempo), y creen que con el argumento de que los vicios no pueden llegar a los
niños (cuando la realidad demuestra que esto ya se dio tristemente), se debe
hacer una lucha armada contra un fenómeno, que debe tratarse desde la salud.
Pero
en los últimos días, en pleno gobierno de Gustavo Petro, de muchos anuncios y
pocos hechos, ha crecido fuertemente el rumor de que se prepara un “Nuevo
Decreto”, que no solo eliminaría el uso de esta pócima peligrosa para enfrentar
el problema del narcotráfico, sino que daría un nuevo enfoque hacia la estrategia
para enfrentar este flagelo, ojalá con pasos hacia la legalización y control de
los cultivos ilícitos, anotando que la eliminación del glifosato se refiere a
la aspersión aérea, que no ha servido mucho. Habría ya un borrador del
mismo, donde se podría leer el siguiente párrafo (Confidencial Colombia). “La
decisión de no hacer uso de este mecanismo de erradicación se fundamenta en la
prevalencia de los derechos fundamentales y de los Derechos Humanos”.
Suena muy bien y prácticamente pondría en la palestra internacional la
necesidad inmediata de cambiar el enfoque criminal por uno de sanidad, y a
nivel internacional en esta pelea absurda y perdida. Como lo decía el Pacto
Histórico en su llegada a la Casa de Nariño (Caracol Radio): “Que la
posición actual del Gobierno nacional frente a la aspersión aérea ha cambiado y
se decidió no hacer uso del herbicida glifosato en método de
aspersión aérea para la erradicación de cultivos ilícitos, razón por la cual,
los asuntos regulados por el Decreto 380 de 2021 pierden su objeto, y, por
tanto, debe procederse a su derogatoria”. Es hora de aplicarlo, se
necesita urgente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario