martes, 15 de octubre de 2024

SIN ACUERDO

 

Cuando el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, propuso el Gran Acuerdo Nacional, se sintió una leve esperanza de que se iba a calmar el ambiente del país. Pero en menos de que canta un gallo, el Gobierno (Desgobierno) de Gustavo Petro, se encargó de volverlo trizas, por su egolatría y su paranoia sobre un inexistente Golpe de Estado, bajo la siguiente disculpa: El Consejo Nacional Electoral (una entidad oficial del país, así no tenga gente de confiar), decidió abrir una investigación por la violación de los topes económicos para la Campaña “Petro Presidente 2022”, tanto para la primera como para la segunda vuelta. Inmediatamente, el Presidente en medio de su egolatría, se dedicó a gritar a los cuatro vientos que lo querían tumbar, y que en caso de ser necesario, se tendría que recuperar el poder en el 2026 (¿en las urnas o en las armas?), cuando se sabe que las implicaciones judiciales y disciplinarias son para las Jefaturas Administrativas de la misma (encabezadas por Ricardo Roa, actual Presidente de Ecopetrol), mientras que al Presidente solo lo pueden juzgar en el Congreso, empezando por la Comisión de Absoluciones, perdón, Acusaciones de la Cámara de Representantes, y después de un largo tiempo, iría a la Corte Suprema de Justicia, cuando ya Petro no estaría en la Casa de Nariño.

 

¿Qué se puede decir del Acuerdo Nacional? Es interesante la idea, pero imposible hoy, cuando Petro (al mismo estilo de Uribe), se ha dedicado a gritar sobre la falsa conspiración en su contra, que todo el mundo se debe movilizar, y de ser necesario, recurrir a las vías de hecho para defenderlo de sus supuestos enemigos. Que irresponsabilidad la del Presidente de la Etnia Cósmica la de convocar a la máxima polarización de un país enfermo por las ideologías extremas; incluso, le dio la oportunidad al nauseabundo régimen de Nicolás Maduro de entrometer su hocico (¿cierto Canciller de Venezuela, Yván Gil?). ¿Cómo pretender que la institucionalidad política del país desescale el lenguaje, cuando en el mismo Gobierno consideran a una parte de la prensa como “Muñecas de la Mafia” y que le reclamen a alguien por haberse ido a Bahía Solano a ver Ballenas? Ni siquiera la despistada Margarita Rosa de Francisco Baquero lo sabe. Un Presidente absolutamente salido de control, con la rabia en la boca, sin ambición de dialogar, queriendo obligar al pueblo colombiano a que le aplauden cualquier cosa que haga (han sido más las malas que las buenas), con sus asquerosas bodegas de aúlicos (as) apoderándose de los medios de comunicación oficiales.

 

Un ejemplo de que el Acuerdo Nacional no tendrá nada, es el de la Paz: cuando Gustavo Francisco Petro Urrego era Alcalde Bogotá (bajo el lema de Bogotá Inhumana, perdón, Humana), luego de que el Procurador en ese entonces, Alejandro Ordóñez, lo destituyese e inhabilitase de la oficina en el Palacio Liévano, quiso presionar indebidamente al Presidente Juan Manuel Santos, que si no lo apoyaba, le pondría piedras en el zapato a los Diálogos de Paz que en el entonces, se llevaban a cabo en La Habana (Cuba), con la antigua y extinta guerrilla de las Farc (en cabeza de Timochenko). Pero una sentencia del Consejo de Estado (con base en un pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos), hizo que Gustavo Francisco regresase a su trabajo (así no mostrase mayor interés por el mismo). Después, cuando no mostró los planos del Metro Subterráneo y se desvanecía dicho proyecto, extrañamente le dio la espalda al Acuerdo de Paz suscrito, al no hacerle campaña al Sí en el Plebiscito del dos de octubre de 2016; prefirió tomar represalias en vez de trabajar mancomunadamente por un anhelo de Colombia durante muchos años: un Acuerdo para una Paz Estable y Duradera. Ni hablar del mayor fracaso: esa tal Paz Total.

 

De pronto en lo único que podría haber un Acuerdo Nacional, sería para las elecciones de 2026, eso sí, cediendo mucho y preparándose para que a partir del siete de agosto de dicho año, se empiecen a revertir decretos y leyes establecidos en su Gobierno (Desgobierno), dado el nefasto legado que le está dejando al país. Es cierto que el Pacto Histórico debe irse del poder en las urnas, pero lo es también que la supuesta oposición (Centro Democrático y Cambio Radical), no tienen mayores argumentos y solo se han dedicado a retirarse del Capitolio cada vez que se va a votar un Proyecto de Acto Legislativo. Por lo anterior, hay que ser pesimistas en la llegada a un Gran Acuerdo Nacional, porque el tiempo se le está acabando a la inexistente “Potencia de la Vida”, siguen las marchas polarizantes a favor y en contra, no se abren los suficientes espacios de diálogo en la Casa de Nariño, siguen saliendo funcionarios (as) de carácter moderado y abiertos al diálogo, siendo reemplazados por Bodeguero (as) que les gusta agredir, tanto en las Redes Sociales como en las Calles, a quienes no estén de acuerdo con sus supuestos enunciados.

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