miércoles, 5 de julio de 2023

TOXICIDAD HEPÁTICA

 

Siempre en un tratamiento médico se pueden presentar dificultades, y se deben superar. Este es un caso; desde diciembre del año pasado el autor de la presente columna ha padecido una especie de artritis en la rodilla, donde no se puede descartar aún un reumatismo, habrá que tener paciencia. No he vuelto a actividades sociales porque se dificulta, además, de que ha tenido una constante cojera en la pierna, lo que le impide correr o caminar rápidamente. Ya no se puede hacer grandes caminatas ni asistir a la ciclovía para evitar lastimarse y recaer en el dolor de pierna, que es difícil de soportar. Incluso, tuvo que ser sometido a operación de rodilla (artroscopia) para reconstruir y acomodar los meniscos de la rodilla, lo cual ha evolucionado satisfactoriamente. Pero sigue el problema artrítico y posible reumatismo, lo que ha obligado a tomar medicamentos para sanar esta pena, y es aquí donde viene la toxicidad hepática, un término que jamás se había escuchado ni estaba en los planes de nadie; se sigue con la terapia de rodilla y con los tratamientos médicos que se permiten y que se deben acatar juiciosamente, si se quiere reponer de tan dura prueba de la vida. Nada de hacer experimentos con remedios alternativos sin ningún análisis científico.

 

La historia comienza así, al autor le mandaron dos medicamentos; uno que le ha servido de maravillas y con el cual se ha logrado recuperar fuerza en la pierna, el otro (aclarando que solo fue un accidente) que, si bien es ideal para estos tratamientos, trajo un mundo de problemas: no se mencionan los medicamentos porque eso pertenece a la reserva del tratamiento médico. Se inició el tratamiento como debe ser, y a principios de mayo, hubo una primera alerta; el autor se encontraba preparando el desayuno habitual, cuando de repente empezó a sentir palpitaciones fuertes en el corazón, se puso sudoroso y pálido, tuvo que parar lo que estaba haciendo y sentarse rápidamente. En un principio se pensó que podrían ser los síntomas de una gripe, pero se recuperó en un par de días y siguió con su actividad normal, hasta que el viernes 19 de mayo, mientras almorzaba, se sintió un reflujo muy fuerte que casi hace vomitar el almuerzo, y esto siguió durante los siguientes días, hasta que se produjo el vómito cuando se estaba comiendo un café con leche con torta de chócolo en una comida, menos mal se encontraba cerca del baño para así no pasar una situación incómoda.

 

Se llamó a la IPS que está haciendo el tratamiento reumatológico, donde pidieron rebajar la dosis del medicamento que estaba cayendo mal, se alivió en algo, pero llegó el momento en que la palidez dominó el panorama y se tuvo que asistir a una consulta de urgencia donde se dio el diagnóstico final: TOXICIDAD HEPÁTICA, el hígado creció de tamaño de una forma anormal, la resequedad de una deshidratación se hizo presente y el aparato digestivo no aguantaba cualquier comida porque la rechazaba inmediatamente, no se podía caminar de a mucho (aunque estaba la ventaja de que la rodilla no molestó mucho); ahí si determinaron que ese medicamento me estaba haciendo más daño que beneficio, sin culpar a nadie del problema, por ende, su suspensión es definitiva y el enfermo entró al club de quienes no pueden ver ni en pintura a dicho medicamento; como quien dice por ahí, la parca me estuvo pellizcando pero se fue, por el momento. Se tuvo que someter a una dieta que en el principio solo eran sopitas aguadas y suero oral para recuperar lo que se había perdido en la deshidratación. Se tuvo que guardar reposo en su mayoría, durante las dos semanas que siguieron a semejante susto, solo trabajar por computador e ir al baño constantemente.

 

Ya se ha ido recuperando el ritmo de vida, aunque no volverá a ser el mismo, ya que a estas alturas de la vida (53 años), tendrá que seguir una dieta especial y no volver a rumbas ni a buscar lo que no se ha perdido. Tendrá que tener una vida de análisis, ritmo mediano de vida, tener un bastón de urgencia por si las moscas, y andar en tenis cómodos para caminar bien. Pero esta experiencia ha servido mucho para reflexionar sobre la vida, se puede acabar en cualquier momento sin que se hayan logrado cumplir todos los objetivos de la misma, hay que entender a quienes se van porque les incomoda la situación si bien es una situación hiriente, estar atento a los suyos y suyas porque en un momento todo puede acabar, no apegarse a ideologías políticas absurdas y extremas que solo produzcan dolor y rabia, entender que el mundo si bien parece tener una lógica pueden llegar momentos ilógicos que le hacen cambiar de planes, bien sea parcial o totalmente. El mundo es un conjunto de cosas y situaciones que pueden hacer la vida un placer, pero que siempre aparecerán retos duros que harán llorar, pero pensar en soluciones para seguir el rumbo que sea.

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